Capítulo 7

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Mini maratón 2/3

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Se ha levantado como ha podido y después de quedarse sentado en la cama sin saber qué hacer, opta por analizar un poco la situación hasta tomar una decisión. Volverá a la oficina, tiene que hacerlo o se volverá loco.

Después de vestir a la pequeña la ha llevado a la guardería donde le recibe su cuidadora. Desde que empezó todo no la había vuelto a llevar, sin avisar y la chica parece algo preocupada. Tras explicarle la situación y recibir unos cuantos pésames se marcha hacia la oficina.

Cruza la entrada y se encuentra con el guardia de seguridad, le mira con condescendencia, como si fuera un cachorrito abandonado.

- Siento mucho... ya sabe, todo lo que está pasando.

- Gracias - murmura tras recoger su mochila y salir a toda prisa hacia el ascensor.

Nada más entra por la puerta y se da cuenta de las miradas furtivas que le lanzan. Sabe muy bien lo que están pensando. El esposo del traidor.

Cuando llega a la sala común se queda parado frente al escritorio de Emilio. Todas sus cosas siguen donde las dejó, nada parece haber cambiado, solo que su silla está vacía.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunta su jefe.

- No podía quedarme en casa, Gibbs.

Se fija en la pantalla grande, una imagen a color lo llena todo. Es una acreditación de seguridad de la CIA y en la imagen se ve a un hombre de unos cincuenta años, rubio, de ojos marrones. En su ficha pone un nombre: Robert Daniels.

- ¿Es él? - pregunta.

Nadie parece querer confirmarle nada, Sian desvía la mirada mientras Gibbs permanece impasible.

Sigue absorto mirando la fotografía, observando al hombre que le ha robado a una de las personas más importantes de su vida. Hacía mucho tiempo que no sentía tanto deseo de matar a alguien, de vengarse.

Escucha que le hablan pero no presta atención, no puede apartar la mirada. De pronto se da cuenta de que tienes las mejillas empapadas de lágrimas.

- Joaquín, deberías marcharte a casa - le dice Gibbs. - Tómate unos días libres, vete con la niña y descansa. Cuando vuelvas lo atraparemos.

Asiente lentamente sabiendo que cuando Gibbs promete algo siempre lo cumple. Y necesita unos días para descansar, para pensar, desconectarse de todo. Y sabe muy bien a dónde ir.

*****

Ve pasar por la ventana agua y más agua sin parar. Están empezando a cruzar el Mediterráneo, llegando a donde una vez tuvo su hogar. Después de tomar la decisión de irse unos días el destino surgió solo. Tenía la necesidad de volver a Israel aunque solo fueran unos días, huir de todo.

El cansancio y la mala alimentación le empiezan a pasar factura. Ha pasado medio vuelo dando cabezadas, o al menos todo el tiempo que le ha permitido la niña entre comidas y cambios de pañales.

Ahora la frena cuando agarra la revista de la señora que está sentada a su lado y se disculpa antes de reprenderla.

- No importa. Tiene una hija adorable, casi no ha dado guerra en todo el vuelo.

- Gracias. La verdad es que es una niña muy buena.

- ¿Cuánto tiempo tiene?

- Once meses. Se llama Sarah.

Hace una mueca divertida a su hija y ésta le responde con una sonrisa mientras chilla aba hasta cansarse.

- Es cierto que parece una princesita.

Traición; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora