Mini maratón 2/3
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Se ha levantado como ha podido y después de quedarse sentado en la cama sin saber qué hacer, opta por analizar un poco la situación hasta tomar una decisión. Volverá a la oficina, tiene que hacerlo o se volverá loco.
Después de vestir a la pequeña la ha llevado a la guardería donde le recibe su cuidadora. Desde que empezó todo no la había vuelto a llevar, sin avisar y la chica parece algo preocupada. Tras explicarle la situación y recibir unos cuantos pésames se marcha hacia la oficina.
Cruza la entrada y se encuentra con el guardia de seguridad, le mira con condescendencia, como si fuera un cachorrito abandonado.
- Siento mucho... ya sabe, todo lo que está pasando.
- Gracias - murmura tras recoger su mochila y salir a toda prisa hacia el ascensor.
Nada más entra por la puerta y se da cuenta de las miradas furtivas que le lanzan. Sabe muy bien lo que están pensando. El esposo del traidor.
Cuando llega a la sala común se queda parado frente al escritorio de Emilio. Todas sus cosas siguen donde las dejó, nada parece haber cambiado, solo que su silla está vacía.
- ¿Qué haces aquí? - le pregunta su jefe.
- No podía quedarme en casa, Gibbs.
Se fija en la pantalla grande, una imagen a color lo llena todo. Es una acreditación de seguridad de la CIA y en la imagen se ve a un hombre de unos cincuenta años, rubio, de ojos marrones. En su ficha pone un nombre: Robert Daniels.
- ¿Es él? - pregunta.
Nadie parece querer confirmarle nada, Sian desvía la mirada mientras Gibbs permanece impasible.
Sigue absorto mirando la fotografía, observando al hombre que le ha robado a una de las personas más importantes de su vida. Hacía mucho tiempo que no sentía tanto deseo de matar a alguien, de vengarse.
Escucha que le hablan pero no presta atención, no puede apartar la mirada. De pronto se da cuenta de que tienes las mejillas empapadas de lágrimas.
- Joaquín, deberías marcharte a casa - le dice Gibbs. - Tómate unos días libres, vete con la niña y descansa. Cuando vuelvas lo atraparemos.
Asiente lentamente sabiendo que cuando Gibbs promete algo siempre lo cumple. Y necesita unos días para descansar, para pensar, desconectarse de todo. Y sabe muy bien a dónde ir.
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Ve pasar por la ventana agua y más agua sin parar. Están empezando a cruzar el Mediterráneo, llegando a donde una vez tuvo su hogar. Después de tomar la decisión de irse unos días el destino surgió solo. Tenía la necesidad de volver a Israel aunque solo fueran unos días, huir de todo.
El cansancio y la mala alimentación le empiezan a pasar factura. Ha pasado medio vuelo dando cabezadas, o al menos todo el tiempo que le ha permitido la niña entre comidas y cambios de pañales.
Ahora la frena cuando agarra la revista de la señora que está sentada a su lado y se disculpa antes de reprenderla.
- No importa. Tiene una hija adorable, casi no ha dado guerra en todo el vuelo.
- Gracias. La verdad es que es una niña muy buena.
- ¿Cuánto tiempo tiene?
- Once meses. Se llama Sarah.
Hace una mueca divertida a su hija y ésta le responde con una sonrisa mientras chilla aba hasta cansarse.
- Es cierto que parece una princesita.
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Traición; Emiliaco (adaptación)
FanfictionJoaquín Gress y Emilio Marconi trabajan para el Servicio Naval de Investigación Criminal o NCIS por sus siglas en inglés y a pesar de estar casados el uno con el otro, su matrimonio no es impedimento para ser compañeros de equipo. Esa rutina les fun...