Capítulo 5

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Es hora de descansar un poco. De volver a casa. Carga a su pequeña y tras el corto trayecto al apartamento abre la puerta. Y entonces todo toma forma. Se ha quedado solo. Nunca le ha temido a la soledad pero desde que conoció al insoportable de Emilio no se imaginaba una vida sin él.

Se quita la ropa y directamente la tira al cesto de basura, no quiere tener nada que le recuerde a ese día. Deja a una dormida Sarah en su cuna, llena la bañera y se mete dentro del agua tibia esperando olvidar por unos instantes.

Pero no puede. Los recuerdos vienen una y otra vez a su cabeza sin parar. Emilio cayendo al suelo, sin moverse, muerto... No es la primera vez que ve a alguien a quien quiere así. Han sido demasiadas ocasiones, demasiadas perdidas. Su hermano Ari murió frente a sus ojos, siendo el quien lo mató. Michael, fue a manos de Emilio pero aun así se sintió culpable por ello. Y ahora él. Se ha ido para siempre y aunque nunca ha necesitado a un hombre para sobrevivir, con Emilio era distinto. Una constante en la vida que ha desaparecido, dejándolo sin nada. O quizás no.

Sale de la bañera cuando escucha a Sarah llorar desde su cuarto. Al verse en el espejo se da cuenta de que tiene los ojos enrojecidos. Toma una bata, se la coloca y va por su hija. En cuanto la pequeña lo ve, le sonríe y balbucea unas cuantas incoherencias que consiguen apartar sus lágrimas unos segundos.

- ¿Quieres tu merienda, princesa?- pregunta alzándola en brazos.

Mete un poco de jugo de naranja en su vasito y la lleva al dormitorio para poder vestirse. Ella se queda feliz sobre la cama bebiendo su merienda. Al abrir el armario no puede evitar dirigir su mirada al lado de Emilio, todos sus trajes colocados en fila, sus playeras...todo tiene su olor. Se fija que de uno de los estantes sobresale una manga y al tomar la prenda se da cuenta de que es su sudadera de la universidad de Ohio, muchas noches de invierno se la ponía para estar en casa. La última noche en casa la llevaba puesta.

Instintivamente se la pone encima y pega la nariz a la tela. Se siente un estúpido pero lo necesita. Se sienta en la cama y carga a la niña abrazándola.

- Apa - dice Sarah entre balbuceos.

- Papá ya no va a volver, cariño.

Rompe a llorar de nuevo sin tener intención de hacer nada por parar.

*****

La llamada del director le sorprende aunque la estaba esperando. Ha desobedecido una orden directa, le pidió que se mantuviera alejado del caso e ignoró la orden.

Se pone un viejo pantalón debajo de la sudadera y tras vestir a la niña toma el coche para ir de nuevo a la oficina. Sian y Gibbs están sentados en sus escritorios y en sus rostros puede ver que están sufriendo, no solo él ha perdido a alguien, ellos también a un compañero, un amigo.

- ¿Qué haces aquí? - le pregunta Gibbs al verlo.

- El director quiere verme. ¿Podrías quedarte un momento con ella? - pregunta señalando a Sarah.

Se la deja y sube sin prisas hasta el despacho del director. Tiene que darle la razón a Emilio, la pareja siempre es el primer sospechoso. Y aunque en este caso las pruebas le señalan claramente a él, comprende que piensen que está implicado.

Vance le espera sentado en su escritorio y cuando cierra la puerta le ofrece una silla. Está con el semblante serio y aunque no le intimida, si le incomoda. No tiene ganas de hablar con nadie.

- Le dije que se mantuviera al margen.

- Era mi marido y el padre de mi hija. No pensaba dejarlo solo - responde con firmeza.

- Quiero saberlo todo sobre Marconi.

- ¿Edad, altura, color de pelo? Podría ser más específico - responde exasperado.

- Tenga cuidado, agente Gress. No se pase.

Intenta calmarse para no empeorar la situación.

- No sé nada, director. Tenía más de diez días sin verlo.

Se da cuenta de que probablemente se marchó para protegerlo, para evitarle eso. Él debía saber que lo iban a descubrir, que pronto terminaría todo. Aunque no así.

- ¿No le ha visto durante ese tiempo?

- No - miente.

- ¿Ninguna señal que le indicara lo que ocurría?

No hubo nada distinto, nada que delatara que todo iba mal. El último día que pasaron juntos en casa era sábado. Salieron a pasear un rato al parque con la pequeña, por la tarde Emilio se empeñó en poner un video casero de ellos, desde su boda, el momento en que completaron la adopción de Sarah y hasta su primer cambio de pañal. A la mañana siguiente todo cambió por completo, sin esperarlo Emilio dijo que se marchaba, que necesitaba un tiempo a solas, mando su renuncia a Gibbs y no lo volvió a ver.

- Esos archivos siguen desaparecidos y es primordial encontrarlos.

- Lo comprendo, director. Le avisaré si averiguo algo.

Está a punto de levantarse cuando Vance saca un sobre marrón del cajón y lo deja sobre la mesa.

- Son las cosas que Emilio llevaba encima.

Abre el sobre y saca una llave electrónica típica de hotel, Vance le cuenta que es del último alojamiento de Emilio. Encuentra al fondo su anillo de matrimonio, con el que prometió amarle hasta la muerte. Ahora duda que lo haya cumplido.

- Tómese unos días de descanso. Y está vez obedezca.

Recoge el sobre pensando que quizás no sea mala idea pasar unos días alejado de todo, a solas con Sarah.

- Siento que tengas que pasar por esto, Joaquín.

No parece decirlo por simple cortesía, suena sincero y eso solo hace que se sienta peor, que todo aflore de nuevo. Se marcha de ahí antes de llorar de nuevo.

*****

Sarah se ha quedado dormida en el coche camino al hotel y trata de cargarla con cuidado para no despertarla. Con casi un año de edad sabe que no comprende lo que está ocurriendo a su alrededor, que no sabe que su padre ha muerto. Pero a pesar de todo está extraña, balbucea todo el rato el nombre de Emilio como si llamándolo pudiera aparecer de la nada.

Sube hasta el cuarto piso en donde se encuentra la habitación que Emilio tenía reservada y abre la puerta sin muchas ganas. Ese fue el último lugar en dónde estuvo, la última cama...

Todo es impersonal, no encuentra casi nada que le indique que Emilio estuvo en esta habitación. Encuentra en el armario algo de ropa, sobre la mesa de noche un reloj y se da cuenta de que hay un hueco vacío por lo que intuye que había una computadora. Sabía que iba a ocurrir, la CIA ya se ha encargado de inspeccionarlo todo. Pero si se creen que los dejará entrar en casa por las buenas, están equivocados.

Se asoma debajo de la cama y encuentra una fotografía y cuando la levanta siente ganas de reír y llorar. En ella Sarah tenía un par de días de vida, acababan de llegar a casa con ella y se empeñó en tomar una foto.

Al girarla se da cuenta de que hay algo escrito en la parte trasera y se sienta sobre la cama para leerlo con tranquilidad.

"A pesar de correr el riesgo de sonar cursi, quiero que sepas que son mis dos mayores tesoros, lo mejor de mi vida. Siempre cuidare de ustedes."

- Pues no lo parece - musita entre dientes aguantando las lágrimas.

Mira la pulserita que Emilio le regalo la última noche, leyendo el "te amo" en hebreo que dejó escrito. Cada vez está más convencido de que sabía lo que le iba a ocurrir.

- Vámonos a casa, princesa. Mañana nos espera un día muy largo.

Traición; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora