Be Brave |Larry Stylinson|

Recuerdos: 12.

Harry reía mientras le tomaba fotografías a Louis. El ojiazul posaba mientras tomaba un jugo natural que había comprado hace un par de minutos atrás, sus ojos estaban fijos en la cámara, pero de vez en cuando desviaba la mirada hacia el chico detrás de esta.

No podía evitarlo.

—Creo que ya quedaron— Louis sonríe y se acerca para tomar su celular, comienza a revisar las fotos y no puede evitar mirar a Harry de forma incrédula, el ojiverde al notarlo se confunde, no entendía lo que sucedía— ¿qué?

—En todas las fotos aparece tu dedo— el ojiverde alza sus manos y se encoge de hombros, en ningún momento juró que las fotos quedarían geniales.

—La fotografía no es lo mío— escucha a Louis suspirar y luego el castaño se acomoda en su costado derecho, estira su brazo y pone la cámara frontal.

—Sonríe— Harry lo hace y Louis también, una bonita foto de ellos dos quedó guardada— con eso me conformo, ahora vamos.

Habían pasado dos días desde esa fiesta, llevaban tres días en Jamaica y dos días actuando como unos auténticos novios.

El castaño toma la mano de Harry con confianza y entrelazan sus dedos, el ojiazul le ofrece de su jugo al ojiverde y este acepta gustoso.

—¿Qué te gustaría hacer ahora?— Harry pregunta en voz baja y mira a su alrededor, estaba recién comenzando el día.

—¡Vayamos a bucear!— Harry se detiene en seco y Louis voltea a verlo—¿qué?

—¿Quieres bucear, en serio?

—Sí y en la noche iremos a una excursion a través de Rose Hall.

—¿Qué es eso?

—Una mansión en dónde vivió Annie Palmer, La Bruja Blanca— Louis vuelve a caminar y Harry lo sigue de cerca.

—¿Estás seguro? ¿No prefieres ir al Museo de Bob Marley?

—No, ya decidí.

Vaya día les esperaba.

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—¡Eso fué fantástico!— ambos estaban quitándose los trajes de buzo, Louis estaba eufórico y Harry estaba asombrado.

Los corales eran preciosos y ver a las tortugas marinas de tan cerca fue esperanzador, eran tremendas. Ambos estaban felices por haberlo hecho, a pesar de que Harry al principio había dudado un poco.

—Ahora quiero ir a comprar unos recuerdos, mi padre me va a matar si no le llevo algo— murmura el castaño para sí mismo y Harry ríe— ¿les llevarás algo a tus padres?— el ojiverde pierde la sonrisa y se mantiene en silencio.

Louis evalúa la situación y decide sentarse al lado de Harry, no pregunta otra vez, no lo presiona.

Simplemente espera a que Harry se atreviera a hablar y si no lo hacía, no pasaba nada, lo entendería perfectamente.

—No tengo a quién llevarle recuerdos, Louis.

—Oh... Yo, lo siento— el ojiazul recarga su cabeza en el hombro del ojiverde y vuelve a mantenerse en silencio.— quizás no sea correcto preguntar, pero ¿por qué?

—¿Por qué crees que quise entrar a la CIA?— Louis frunce su ceño y se mantiene en silencio, nunca se había puesto a pensar en el motivo— Estábamos en un viaje familiar en Túnez, yo tenía 16 años,  recuerdo que llegaron botes con personas armadas y comenzaron a disparar hacia todos lados sin ningún objetivo aparentemente, mi padre me dijo que aguantara la respiración dentro de la piscina y me pegara a la pared, lo hice mientras él iba a buscar a mamá, Louis... Veía las balas entrar al agua y también a la gente caer dentro de la piscina.

El ojiazul toma la mano del ojiverde y la lleva a sus labios dejando un pequeño beso en el dorso.

—Ese día fallecieron treinta y ocho personas, y entre esas personas estaba mi madre, papá intentó ser fuerte por mi, pero aún así lo escuchaba llorar por las noches, fueron años bastante difíciles, comencé a entrenar y decidí entrar, quedé seleccionado y entré a la Agencia, ahí comenzaron los verdaderos entrenamientos y me ayudaron a controlar los pequeños arranques de ira que tenía, papá falleció dos años después de que yo había ingresado.

Harry suspira y se levanta jalando a Louis en el proceso, cuando contaba su historia en voz alta recordaba lo difícil que fue la adolescencia para el.

—Está superado, no te preocupes— Louis hace una mueca y asiente, era un tema bastante delicado y dudaba que estuviera superado por completo.

El ojiverde al verlo tenso sonríe y se inclina para dejar un beso en su frente.

—Te he visto sonreír más veces en estos días que en todos los meses que llevas trabajando— murmura con suavidad Louis y Harry ríe, vuelve a jalar de su mano y lo lleva a través de las calles llenas de turistas, el día aún no terminaba.

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—Vamos Louis, tú fuiste el de la idea—el ojiazul se seguía abrazando a sí mismo, estaba paranoico, el recorrido desde el punto de vista de Harry fue bastante interesante, pero desde el punto de vista de Louis fue un desastre.

No sabía en qué momento había pasado por su cabeza el hecho de que ese recorrido sería genial, fue una pésima idea y en ese momento recién caía en cuenta.

—La energía del lugar no me gustó— murmura el castaño y mira de reojo detrás de su espalda, se sentía observado.

—Lo encontré entretenido— Louis lo mira como si tuviera una cabeza extra.

—Fue escalofriante, aparte ¿Estar iluminados sólo por las velas que nos daban?— el ojiazul se pega a un costado del ojiverde y entrelaza su brazo con el de Harry— amo los lugares e historias de terror, pero esto fue desagradable.

Harry se dedica a acariciar el brazo de Louis con suavidad y lo dirige hasta el auto.

—La historia no fue tenebrosa— comenta Harry con lentitud.

—Lo sé, pero era gigante esa mansión y la oscuridad que la envolvía no ayudaba, y luego odié pasar por las habitaciones cerradas— Louis se estremece de solo recordarlo— la próxima vez te dejaré elegir a ti.

—Bueno, propongo que vayamos al museo de Bob Marley— ambos se suben al vehículo y Louis cierra la puerta al instante, pone el seguro y se abrocha con el cinturón— Louis, es mejor temerle a los vivos que a los muertos.

El castaño forma un puchero con su labio inferior y asiente, bota todo el aire retenido y ambos se alejan del lugar.

Mientras más lejos estuvieran, mejor para Louis.