La sopa

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—¡Pero qué diablos...! ¡Esto es asqueroso! —vocifera indignado el cliente, sacudiendo la fofa papada—. ¡Camarero, venga aquí, hay un diente en mi sopa!  —Gira luego con esfuerzo su voluminoso cuerpo hacia las otras mesas, buscando apoyo a su reclamo—. ¡Miren: hay un diente en mi sopa!

El resto de la clientela, que aún no ha sido atendida, gira sus cabezas hacia él, pero nadie se inmuta. Algunos se limitan apenas a murmurar entre ellos. Una niña susurra a su madre:

—¡Mamá, mira: abrió tanto la boca que se le ve la lengua, la tiene bien gorda!

—¡Querida, por favor, sé más prudente!

La niña guarda silencio, aunque no despega la vista de la boca del hombre, que no deja de gritar. El camarero se acerca presuroso, presa de evidente turbación.

—¡Un diente! —exclama, intentando mantener la compostura—. ¡No lo entiendo, señor, no sé cómo pudo ocurrir, le pido mil perdones, lamento que haya encontrado eso...!

—¡Ha de ser de su cocinero, que seguramente usa dentadura postiza! ¡Es asqueroso!

—No, señor, le aseguro que el cocinero no usa dentadura postiza. Le reitero mis excusas y le repito que no sé cómo pudo ocurrir que usted hallara eso en su plato.

—¿Qué me va a decir, entonces? ¡Porque esto merece una explicación! ¿Cocinan gente allá adentro o qué?

El camarero sonríe con ironía.

—No, señor, no cocinamos gente allá adentro: la preparamos acá afuera.

—¿Qué? ¿¡Se está burlando de mí, infeliz!?

—No, señor, yo me tomo mi trabajo muy en serio.

—¡Pero qué...!

El cliente no termina la frase. Un fuerte rerortijón sacude su elefantiásica humanidad, haciéndolo escupir un chorro de sangre en su plato de sopa. Introduce la cuchara y en el brillante líquido puede distinguir otros dos dientes. Los mira horrorizado. Se lleva ambas manos a la boca, las observa manchadas  de sangre. Y se desploma sobre la mesa, inerte. El camarero coge la rolliza muñeca, le toma el puso, sonríe satisfecho y, con voz estentórea, anuncia, dirigiéndose a las demás mesas:

—¡Señores, perdonen la demora: el buffet está servido, bon appetit!

Los demás comensales se aproximan sonrientes. La niña se adelanta, ansiosa. Ya tiene elegida su parte.

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Recopilación de historias de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora