Capítulo 03: El conde de Bairam

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El sol ha caído y el rey aún está reunido con los hombres y mujeres en la casa del señor Ceres, un anciano retirado de la Guardia de Plata, como se le suele llamar a los soldados que custodian palacio y cuidan de los intereses de la familia real.

—Oigan, miren esto —Katrina esta asomada por la ventana, casi sacando la mitad del cuerpo por ella sin interesarle que las personas la exterior noten que está curioseando directa y descaradamente.

—¿Ahora qué sucede? —pregunto mientras Aiden y yo nos acercamos a ella para observar lo que ha atrapado su atención —rayos, los líderes reverencia al rey.

—Le han dado su respeto —Aiden exclama con asombro, eso quiere decir que la Zona Gris ha reconocido a Aren Egemen como su rey y eso nos incluye a nosotros tres, aunque la idea no me termine de agradar.

El rey que está en la puerta de la casa que sirvió de reunión gira a vernos al sentirse seguramente observado, su mirada de obsidiana choca con los mía a pesar de la poca luz que queda del día, gracias a que al igual que Trina yo también tengo medio cuerpo fuera de la ventana para él es fácil reconocerme, le sonrío siendo esa mi manera de decirle que lo felicito por haber logrado convencer a la cuna de rebeldes de darle una oportunidad, incluso cuando mi gesto es altanero y está bordado de sarcasmo, Aren asiente con la cabeza en mi dirección antes de subir a su carruaje y partir rumbo al palacio, regresando al lugar donde ahora pertenece.

—El rey te reconoció —se burla Katrina cuando ambas hemos vuelto al interior de la casa y yo estoy poniéndole seguro a la ventana —deberías llamarlo por su nombre ahora, las formalidades seguro no son necesarias cuando se han vuelto tan cercanos.

—Serás tonta —suspiro con dramatismo dejándome caer sobre mi cama y evadiendo su mirada burlesca —al menos me ha perdonado por robar a los mercaderes o eso espero.

—Algo es algo —Aiden sonríe mirándome divertido y sé que se ha aliado con Katrina para molestarme con el tema del rey —podrías ir a preguntarle personalmente, a palacio.

Hago un sonido de fastidio hacia ellos y tapo mi cara con la almohada para no ver la mirada que me están dando, ellos dos creen que me gusta Aren Egemen, el rey de Ayzel, eso no es así, admito que es un hombre muy apuesto, su apariencia física podría atraer la atención de cualquiera doncella de cuna noble e incluso hacer suspirar a las plebeyas que lo observan desde la distancia segura, pero no sé cómo es su interior. Las personas no se enamoran viendo a una persona una sola vez, así no es como funciona el amor fuera de los cuentos de hadas y los libros.

Por otra parte, aunque él me gustara sería un asunto perdido, es el rey y yo una campesina y de vez en cuando también una ladrona. Nunca me vería con otros ojos que no sean los de un monarca a una plebeya rebelde.

No tiene sentido darle vueltas a ese asunto.

A la mañana siguiente me levanto con el sol, Katrina y Aiden aún están dormidos cuando yo ya he logrado estar lista para salir a darle la cara al mundo, el sencillo vestido color rosa me hace ver más joven, casi infantil, pero no hay tiempo ya para cambiarme así que trenzo con rapidez mi cabello castaño dejándolo caer a un lado y me pongo los zapatos, eso debería ser suficiente.

—Prometo que encontraré comida para ti, hermano —susurro, aunque el castaño no puede escucharme al estar dormido, beso su frente con cuidado de no despertarlo antes de marcharme.

Antes de salir verifico que Katrina continúe dormida, ella respira suavemente perdida entre sus sueños, así que solo me alejo sin hacer ruido para que pueda descansar un poco más.

La Zona Gris a esta hora ya está llena de movimiento, los campesinos despiertan temprano para ir a trabajar la tierra y las mujeres se levantan para darles leche tibia y una pieza de pan a sus maridos antes de que salgan de casa, incluso veo a los niños jugando a través de las ventanas alumbradas por la luz de las velas y algunos más osados han salido a los jardines, sin importarles que aún hace frío y la brisa está húmeda por el amanecer reciente.

En el nombre del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora