Capítulo 30: En el nombre del Rey

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El movimiento es tan rápido que no logro comprender como lo hizo, pero algo en el pánico de mi mirada alertó a Aren que en giro sobre sus talones alzando la espada y después de un par de choques del metal el arma del enemigo cae al suelo y el monarca de Arkazu se ve enfrentado a la espada de mi rey contra su cuello.

Enel que está sujetándome aun jadea por el adrenalina, mis manos aprietan su brazo casi hasta el punto de que estoy haciéndole daño con las uñas por la fuerza que uso, los cabellos que se han liberado de mi trenza se pegan a mi rostro por la mezcla de sudor y sangre que llevo encima, mi respiración agitada hace que el pecho y la garganta me quemen, además de que el tobillo me palpita del dolor. Aun así y pese a que casi no cuento la historia mi corazón sigue revoloteando como una mariposa rebelde y caprichosa ante la presencia de Aren Egemen, ahora mismo solo me importa que él está bien y podemos estar juntos otra vez.

Castiel llega hasta su rey mientras yo sigo sujeta al pobre hombre que le tocó aguantarme en mi estado más crítico, entre Castiel y otro hombre que no conozco toman al rey de Arkazu y atan sus manos con algo que no presto atención que es, mientras tanto Aren camina hacia nosotros con largos pasos aun sujetando la espada de la que gotea sangre en su mano derecha, cuando llega a mi estoy a punto de llorar de nuevo.

—Estas viva —habla aun absorto en su sorpresa sin importarle la batalla que sigue desarrollándose detrás de él.

—Te dije que regresaría —le digo sonriendo con melancolía y me acerco a él alejándome despacio de Enel, mi mano va a su mejilla con cariño —. Siempre volveré a ti.

—Te hicieron daño —dice, frunciendo el ceño, mientras su mano izquierda recorre los golpes en mi rostro.

—Pero estoy viva, nada más importa —paso los brazos por su cuello aferrándome a él, Aren me rodea con su brazo izquierdo sin atreverse a soltar la espada por si algo sucede.

Me sostengo del rey como si fuera lo único que me mantuviera con vida, mis manos se cierran alrededor de la tela de su camisa manteniéndome tan cerca de su cuerpo como se pueda.

—¡En el nombre del Rey! —el grito de Castiel me hace levantar la mirada, enseguida el resto de hombres imitan su clamor a todo pulmón y alzan las espadas en señal de victoria.

Ganaron.

Sonrío sintiendo que todo está bien al fin, mi cuerpo se siente demasiado cansado y mi visión se distorsiona, luego todo es oscuridad.

Alguien pronuncia mi nombre en la distancia, no puedo reconocer quien es el dueño de la voz, pero sé que todo lo que dice es mi nombre, me llama en la lejanía pidiéndome que vaya con él, no comprendo que está pasando.

Sin saber cuánto tiempo ha pasado empiezo a ser consiente de mí misma, de lo que pasó y de que aquella voz era la misma que mi corazón quería escuchar todo el tiempo. Aren. Abro los ojos con lentitud porque estoy cansada, lo primero que noto enseguida es que estoy en el mismo cuarto donde desperté hace ya algún tiempo después de ser rescatada en el camino de tierra, estoy entonces en el castillo.

—Crystal —la voz masculina hace que gire la mirada hacia la puerta, es Aren —. Dios mio, Crystal.

Aren corre hasta la cama y se deja caer de rodillas junto a ella, llora como un niño pequeño aferrado a mi mano y no comprendo porque esta tan desesperado, sus hombros se sacuden con fuerza ante los sollozos que embargan su cuerpo y me encoge el corazón verlo tan afectado.

—¿Por qué estás llorando? —le pregunto sonriendo la garganta seca.

—Un mes, pensé que ya nunca volvería a ver mis ojos soñadores —el gran y fuerte hombre que lidera batallas sin temor llora como un niño pequeño asustado ante la idea de perder a su amor.

El impacto es grande, estuve un mes en coma y para mí fue solamente un minuto desde que cerré los ojos, seguramente todos estaban sufriendo ante la situación, pero al final de todo esto lo único que importa es que estamos juntos una vez más. Mi mano libre acaricia el cabello de Aren tratando de calmar su angustia, pasamos así varios minutos hasta que él logra detener sus sollozos y verme al rostro.

—Siempre voy a volver a ti —le digo, sonriendo.

—Te amo, Crystal —me dice besando mis manos aun con las lágrimas en sus mejillas me sonríe feliz —. Te amo demasiado, te amo desde el momento en el que te vi por primera vez en aquella sala de piedra, amo lo expresiva que eres, la manera en la que siempre quieres tener la razón, tu enorme valor y tu noble corazón, no soportaría una vida si no estas a mi lado.

—Aren, yo también te amo —es todo lo que digo en medio de emoción mientras me incorporo hasta quedar sentada, lo veo acercarse y nos fundimos en un beso cargado de ternura y todo el amor que nuestros corazones puedan contener.

—Se mi esposa, Crystal —susurra sobre mis labios y ante el movimiento de sus manos bajo la mirada encontrándome con un precioso anillo con una joya azul.

Úrsula y sus cartas siempre tuvieron la razón.

—Sí, sí, si —exclamo llena de emoción mientras él pone el anillo en el dedo correcto y me besa de nuevo.

—Tu familia debe estar deseando verte —dice acariciando mi cabello suelto con suavidad —. Te dejaré con ellos.

—Por favor —le pido, todavía sonriendo.

Apenas Aren abre la puerta las figuras de mis hermanos saltan sobre mi sacándome el aire, Aiden y Katrina se abrazan a mi sin importarles nada más y yo solo puedo devolver el gesto, por ellos más que nada salí del bosque, por la canción de Trina y el amor de Aiden, ellos dos desde la distancia siempre me acompañaron.

Después de que logran separarse de mi Aren se va dejándonos a solas, Katrina habla tan rápido que apenas entiendo, pero está diciéndome que Aren realizó una cacería con sus propias manos hasta que encontró a Kel y se encargó de cobrarle todas las cuentas que nos debía, Gellart murió por la flecha en su estómago que provocó se desangrara y el rey de Arkazu emprendió tratados de paz con Ayzel.

Ahora mismo mientras estoy en una cama en medio de mis hermanos y prometida en matrimonio al hombre que amo todo está bien.






FIN. 



Vieja Nota del primer borrador:

Estoy tan emocionada, no puedo creer que al fin mis bebés tuvieron un final, me encariñe muchísimo con esta historia y aprendí a amar a cada uno de sus personajes, aún falta el epílogo y un capítulo extra que desde el inicio desee escribir. En el nombre del rey puede ser un libro bastante cliché pero estoy orgullosa de el, de haber terminado por primera vez una historia.

Te agradezco de todo corazón que llegaras hasta aquí y te deseo una muy feliz navidad y un próspero año nuevo.

Los amo.

En el nombre del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora