Capítulo 22: La verdad siempre encuentra un camino

160 19 4
                                    









Jacobo se enamoró de la novia de su amigo, pero ella no solamente era mucho más joven que él, sino que amaba también a William, intentó hacerse con su confianza, pero los dramas de la familia Lovelace hicieron que la pareja se fugara y para cuando encontró de nuevo a Emily ella estaba casada y yo había nacido además de que Aiden venía en camino así que fingió que su único interés era William.

Con el pasar de los años intentó cortejar a mamá, pero ella no tenía para él algo más que fastidio así que ideó un plan para quedarse con la familia que le pertenecía a su mejor amigo, se alió con Kel para el asesinato de mi padre señalándole cuál de las chicas era su hija, fingió marcharse, pero siempre estuvo al pendiente de lo que sucedía.

Jacobo traicionó a mi padre, después de su muerte debió darle a mamá la opción de que se quedara con él y entonces se haría cargo de nosotros o me entregaría a Kel, contra la espada y la pared mamá encontró una tercera salida.

Yo.

Mamá no quería hacerlo, pero se quitó la vida comprendiendo que al irse el conde no tendría nada y debería irse entonces confió en mí, dejó en mis manos el porvenir de Aiden y el mio propio, él la obligó a hacerlo, Emily prefirió irse sabiendo que tarde o temprano yo sabría encontrar el sendero que nos llevara hasta los brazos protectores de Guillermo.

Para cuando llegamos al palacio estoy tan furiosa que empuñar las manos ha causado que mis palmas sangren al enterrarme las uñas en ellas, mi cuerpo tiembla ante la ira que está envolviéndome y ni siquiera la fuerza de Katrina logra sostenerme para evitar que salte sobre el conde que ha venido a presentarle respetos al rey.

El sol empieza a salir a penas cuando los gritos de mis hermanos tratando de detenerme llenan el castillo, entre forcejeo y forcejeo la capucha de la capa cae de mi rostro y el cabello que se suelta de mi trenza me obstaculiza la vista.

—¡Usted lo traicionó! —grito, empujando a Trina para que me suelte y poder clavar mis uñas en su rostro.

—Crystal, no sé qué estás diciendo —parpadea fingiendo confusión mientras que los guardias llegan a nosotros a la carrera, en medio de mi arranque veo a Doroty correr escaleras arriba y sé que llamará a Aren por lo que me esfuerzo en hacer de esto todo un show.

—Justicia —susurro hacia mis hermanos que comprenden lo que estoy tratando de hacer y empiezan a continuar con mis planes.

Doblo mis rodillas fingiendo que las piernas me fallan y caigo al suelo arrepintiéndome porque el golpe me dolió, Katrina se encarga de la capa blanca no me impide moverme y se agacha para sujetarme las manos buscando que no vaya a lastimarme más, Aiden por detrás de mi mantiene las manos también sujetándome y me hace preguntar si realmente me veo tan peligrosa como me siento.

—¡Era su amigo! —mi grito sale casualmente cuando Aren, Guillermo y Alan aparecen bajando las escaleras con rapidez —. ¡Confiaba en usted! ¿¡Cómo pudo hacerlo!?

Las lágrimas no tardan en bajar por mis mejillas y los sollozos de escapan en un llanto lastimero que todos pueden escuchar, Trina también llora porque las ambiciones de este hombre le quitaron a su única familia porque estaba en el medio, Aiden tiembla y dudo que no sea él quien termine saltando sobre el bastardo.

—¿Qué está pasando? —Aren arrastra la voz de una manera siniestra, pero estoy tan fuera de mi misma que no me detengo a pensar en eso.

—No lo sé, alteza —balbucea mirándome con sorpresa —. Crystal ha enloquecido.

—Mi madre confió en mi —gruño forcejeando para que Trina me suelte, pero ella grita y se niega a hacerlo —. ¡Sus secretos han salido de las tumbas!

—Cálmate —me pide Trina temblorosa con el rostro lleno de lágrimas —. También me quitó a mi padre.

—¡Suéltenme! —me las arreglo sin saber cómo soltarme de ambos y en un par de segundos estoy de pie frente al conde y mi mano golpea su mejilla con tanta fuerza que me escuece la piel —. ¡Fue usted! ¡Quería tener a mi madre y ordenó a Kel que quitara del medio a mi padre! Aun así, tuvo el descaro de ir hasta mi casa y decir que no sabía nada de lo que había pasado cuando usted la obligó a suicidarse.

—Nos dejó solos —Aiden está llorando a sollozos desgarradores y me sorprende ver que Alan se aproxima a él para abrazarlo —. Usted mató a nuestros padres, fue su orden.

—Usted me da asco —Katrina lo mira herida —. Mi padre murió por su culpa.

—¡Basta! —el grito de Aren detiene todo lo que podamos seguir alegando, lo miro a los ojos adolorida y cansada de tanto luchar buscando que sea él quien me dé un respiro, aunque sea por solamente un momento —. Explícamelo.

—Él estaba enamorado de mi madre y lo intentó todo para tenerla —apenas termino de hablar mi tío esta sobre el conde y al haber estado parada junto a él termino sentada en el suelo de una buena caída —. ¡Tío!

Se me salió decirle así por la impresión, pero nadie parece notarlo, Aren me levanta del suelo dejándome sujeta entre sus brazos y de soslayo veo mi listón atado en su muñeca debajo de la manga de su camisa. ¡No es el momento! Regreso la mirada a la lucha entre ambos hombres viendo los guardias separarlos.

El duque está dispuesto a arrancarle la cabeza con sus propias manos y yo quiero ayudarlo, Aren aprieta su agarre en mi cuando ve que estoy por saltar manteniéndome contra su cuerpo con fuerza.

—Usted y yo vamos a hablar a solas, Conde —dice el rey en un tono amenazante que incluso a mí me intimida —. Crystal quédate con el duque, por favor.

Aren me entrega a los brazos de mi tío al darse cuenta que no puedo seguir sosteniéndome sola, estar sujeta por Guillermo es similar a estarlo por papá así que puedo llorar como una niña pequeña sin importar nada más.

En el nombre del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora