Capítulo 17: Alegra mi vida

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La noche se convirtió en un refugio improvisado para el rey del gran reino de Ayzel y para mí, usando la biblioteca del castillo como el lugar para encontrarnos por los designios misteriosos de la vida.

No podría decir que estoy enamorada de Aren, pero no estoy muy lejos de estarlo, no es solo su apariencia física que lo hace parecer tan irresistible para mí, es un hombre muy valiente, fuerte, justo e incluso comprensivo, a pesar de que creció entre batallas y armas e indudablemente es un guerrero diestro él tiene un corazón cálido, aunque casi nadie lo nota para mí fue claro desde el día en el que conocí hace ya varios meses en aquella sala junto a los demás prisioneros. Aren no dudo en verificar por sí mismo lo que yo alegaba, se quitó la corona y piso por sí mismo la Zona Gris, desde ese momento mi corazón se encapricho con quererlo a él.

Pero mi vida está llena de secretos, no soy lo que él cree y tengo miedo de decepcionarlo con tantas mentiras que me envuelven, sin embargo, mientras la verdad me alcanza puedo disfrutar de una noche en palacio junto a su compañía.

—Respecto al capitán Kel, yo nunca quise cubrirlo —siento la necesidad de explicarle que las cosas no son como las plantea su mente —. Yo confío en usted, majestad.

—Comprendo que estaba asustada, su hermano dependía de las decisiones que usted pudiera tomar y pensó que al hablar conmigo los exponía a un mayor peligro —mientras habla comprendo que tuvo tiempo para pensar en toda la situación que me rodeó y encontró la salida que tomé —. Sin embargo, espero que ahora me diga todo lo que sabe de Kel.

—No se más de lo que Katrina pudo haberle dicho —me sincero porque la rubia maneja toda la información y estoy segura le soltó todo al rey —. Mientras el rey Gellart tuvo el trono de Ayzel, el capitán Kel fue su mano derecha y tenía libre alcance con todo el reino, es un hombre temido y malvado que maneja un gran grupo de traidores y estoy segura, mi rey, que no dudaría en atacarlo si tuviera la oportunidad.

—La señorita Katrina me habló sobre un mercado de esclavos en Arkazu que comercia con Kel —Aren esta apoyado en la pared a mi lado con los brazos cruzados y la mirada ónix en mi.

—Arkazu es un reino tan peligroso como el mismo capitán, mantiene vivo el mercado de esclavos y Kel es uno de sus proveedores —mientras hablo él analiza cada una de mis palabras, casi he olvidado que hace frío y me duele el costado por centrarme en su presencia —. Roba muchachas de la Zona Gris y de otras partes pobres de Ayzel, pagan bien por cada una y él pensó que Trina y yo seríamos buenas candidatas para ser vendidas.

—Aún me es imposible creer que mi propio padre tuviera a su pueblo bajo un yugo tan horrendo —comenta y baja los brazos a los costados de su cuerpo, suspira cerrando los ojos unos segundos.

—Creo que esta es la primera vez que dimensiono las cargas que lleva, alteza —me pongo de pie despacio para no lastimarme y me acerco a él con cuidado llena de nervios —. Tomó en sus manos un reino que está lleno de miedo, de odio a la corona y con crisis por todas partes, dispuesto a llevar el liderazgo y arreglar los desastres de su padre... Es usted la persona más valiente que he conocido, mi señor.

—Viviendo de usted quiere decir mucho, señorita —Aren abre los ojos encontrando su mirada con la mía a poca distancia, se ve en la necesidad de bajar la cabeza para poder verme al rostro por la diferencia de altura y me doy cuenta de que estoy peligrosamente muy cerca de él.

—¿Qué quiere decir? —le pregunto sin atreverme a moverme porque de hacerlo chocaría con su pecho.

—Si hablamos de valor usted es el vivo ejemplo de ello, mi lady —sonríe como dejando de lado por unos segundos todas sus preocupaciones y centrando su atención en mis gestos —. Tomó a su hermano menor bajo su cuidado a pesar de que acababa de perder a sus padres y apenas era más que una niña, usted es el sustento de Aiden y Katrina a pesar de sufrir tanto como ellos.

—Yo tenía el apoyo de ellos dos, ¿y usted mi señor? —inevitablemente mi mano viaja a la mejilla del rey en una suave caricia que calienta mis mejillas a pesar del frío que embarga la noche.

—Tenía amigos leales, Crystal —dice mientras pone su mano sobre la mía con un tacto tan suave que me sorprende aún más que el hecho de haberme llamado por mi nombre —. Y cuando tomé el trono apareció en mi vida una chica de ojos soñadores que me hace olvidar de los problemas cada vez que está cerca con sus comentarios filosos y una incapacidad enorme para ocultar lo que siente.

—Me alegra servirle de algo —suelto una risita que provoca que él sonría, siempre me han dicho que basta mirar mi cara para saber que estoy sintiendo en ese momento.

—Su presencia logra alegrar mi vida —responde mientras su mano izquierda se aferra a mi cadera atrayéndome hacia sí mismo, por inercia pongo las manos sobre su pecho olvidando todo lo que pueda llegar a rodear mi vida en ese preciso instante —. Sus ojos persiguen mis sueños.

No consigo responder nada, no solo porque mi cabeza tiene tantas ideas al mismo tiempo que no enlazo palabras en ninguna frase coherente sino porque Aren ha terminado de romper la distancia que nos dividía y sus labios chocan con los míos, durante unos segundos todo lo que puedo pensar es que ese es mi primer beso y luego incluso ese pensamiento se escapa de mi para dejarme completamente a merced del rey.

Cierro los ojos, mi brazo derecho sube hasta que mis dedos atrapan los mechones negros del cabello de Aren con delicadeza, mi mano izquierda permanece sobre su pecho sintiendo como su corazón se acelera a cada segundo hasta que parece que el latir se sincroniza con el mio en un solo ritmo. El beso es tan dulce y a la vez tan posesivo por parte de ambos que el calor en mis mejillas se extiende por todo mi rostro y empieza a abarcar mi cuerpo, cuando nos separamos me quedo un momento inmóvil antes de abrir los ojos encontrándome con su intensa mirada ónix clavada en mí.

Sonrío avergonzada al ser de repente consiente de mis actos, de quien es él y de quien soy yo, pero aun así Aren no me suelta y yo mantengo las manos sobre él. Una risa divertida se me escapa, lo veo sonreír con verdaderas ganas y solo puedo ocultar mi rostro en su pecho para que no me vea.

—Alegra mi vida como nadie más, Crystal —susurra sobre mi cabello dejando un beso en mi coronilla y luego me abraza manteniendo mucho cuidado de no lastimar mi herida.

Ay padre, ayúdame porque creo que me enamoré del rey.

En el nombre del reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora