Capitulo seis

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Los camareros corrían de un lado a otro acomodando todo lo que se ocuparía para la fiesta del hijo menor de sus jefes, mientras Win observaba el número de celular que había anotado en las notas de su teléfono, pero todo pensamiento fue interrumpido cuando la madre de Win llegó a la puerta de su habitación para hablar con el, sobre la fiesta de su hermano.

—Hijo, necesitamos que bajes a ayudar a tu hermana con los regalos de tu hermano. —Indicó la mujer mientras arreglaba su vestido de un hermoso color azul, mientras que Win, portaba un traje negro por la debida gala de la fiesta.

—Si, mamá. —Sonrió y guardó su celular en el bolsillo de su pantalón y se levantó de la cama para colocarse frente a su madre y así poder bajar con ella.

Ambos se encaminaron al gran patio que tenían mientras algunos de los invitados de sus padres y de su hermano menor iban llegando, dejando unos enormes y extravagantes regalos, que ambos hermanos sabían que si eran pequeños, podían ser relojes caros o inclusive anillos y alguna joyería costosa.

Win estaba la mayor parte del tiempo detrás de los regalos, acomodándolos o buscando donde colocarlos, hasta que decidió salir al ver que no llegaba más gente y se colocó de espaldas a la puerta, mientras acomodaba los regalos cercanos a la ella y escuchó la voz de su hermana hablar, pero no prestó mucha atención hasta que cierta voz lo hizo temblar por completo.

—Bienvenidos, recibo los pequeños regalos. —Habló la hermana mayor, mientras tomaba las cajitas y las colocaba encima de los demás regalos que estaban siendo arreglados por Win. —Las mesas están libres, pueden buscar el asiento que gusten.

—Muchas gracias, es un placer acompañarlos, en un evento tan importante.

Win no pudo evitar intentar levantarse y resbaló con uno de los regalos cayendo de golpe al suelo, llamando la atención de los que se encontraban charlando, pero despertando la preocupación de su hermana.

—Win ¿Estás bien? —Se acercó su hermana ayudándolo a levantarse y por fin Bright dio con su objetivo.

—Si, estoy bien. —Sonrió levemente.

Ambos chicos se miraron, pero Mike no quiso que entraran en sospechas y lo empujó dentro de la casa para poder sentarse en cualquier lugar.

Cuando dieron la indicación a los guardias de cuidar la entrada y regalos, ambos hermanos se retiraron, podían sentarse donde quisieran, puesto que sus padres no estaban preocupados por los otros tres, si no por su hijo menor, la hermana más grande fue a sentarse con alguna de sus amigas y Win rondaba por la mesa donde estaba su hermano y buscaba con la vista algún lugar, pero fue cuando Bright tomó oportunidad y corrió del asiento a Mike para que Win pudiera sentarse junto a el.

Y eso hizo Win, al ver el espacio libre, no dudó en ir, puesto que si quería estar a su lado, entonces se encaminó a la mesa y se colocó a su lado.

—Creía que no volvería a verte.

—Y yo no pensé que lograras encontrarme tan rápido— respondió sin mirarlo directamente el castaño oscuro —aunque debo de admitir que me sorprende un poco el hecho de que no supieras quien soy— se encogió de hombros girando a verlo durante unos cortos segundos antes de volver su vista hacia el frente.

Bright no iba a mentir, ese chico de apariencia tan dulce y hermosa sonrisa con solo una mirada había logrado ponerle los pelos de punta sin siquiera proponerselo, y vaya que lo disfrutó.

Por lo visto, sería una noche interesante, de eso no cabía la menor duda.

La fiesta dio inicio después de unas cuantas palabras de agradecimiento por parte del padre de Win.

No era algo de lo que él estuviera acostumbrado, es decir, ese ambiente no era su tipo, no podía decir que estuviera aburrido, porque no era así, había encontrado una pequeña distracción al ver desde lejos al lindo chico con sonrisa de conejo reír junto a sus hermanos.

Mike le había pedido en más de una ocasión que se fueran, era obvio que todos los estaban mirando raro, nadie ahí lo conocía, era un extraño parado en una esquina del salón con la mirada fija en el hijo intermedio de los anfitriones de la fiesta y para que iban a mentir, el chico si que daba miedo.

No solo su mirada era filosa, su porte y forma de moverse disimuladamente les hacía saber que no era una persona tan tranquila después de todo.

Race {Brightwin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora