Cap 30-Mundo 2

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Narra Leo

Un día antes del último concierto de este Tour, Eli vino a hablarme. Se veía triste, y su voz sonaba débil.

-Quiero pedirte un favor, Leo-

-Claro, que pasa? -

-Podrías... dar esta carta a Sebas cuando termine el concierto? - dice seriamente.

-Claro, no vas a ir? -

-No llegaría. Además están ustedes, los confío. Promete que se lo darás después del concierto, es muy importante-

-Lo haré-

-Gracias- dice sonriendo. Aunque sigue pareciendo triste y cansada.

Siempre se me viene a la mente el día que nos conocimos, en esa tienda repleta de jaulas y cadenas. Fede y yo estábamos perdidos, pero ella nos señaló el camino, siempre sabe lo que hace.

Guardo cuidadosamente esa carta en el bolsillo de la chaqueta. Por un instante siento que algo malo va suceder. Debe ser mi imaginación.



Al día siguiente por la madrugada, Eli nos acompañó hasta la parada, el viaje iba a durar unas cuatro horas y necesitamos estar en perfecto estado para el concierto. Cuando nos despedimos de ella, nos abrazó a todos, pero había algo diferente, era difícil de explicar, es como...si fuera la última vez...

Giré la mirada hacia Sebas y no ví nada raro en él.

Subimos al auto con las maletas, ahora sí, nos despedimos de una vez. Mientras el auto se alejaba más y más, Eli seguía parada ahí, hasta que su silueta desaparece por completo.


El concierto se realizó con éxito, como siempre. Los aplausos suenan en todo el teatro sin cesar. Sebas baja del escenario y se dirige directamente al camarín. 

-Buen concierto- digo.

-Gracias- responde.

-Sebaaaas! Terminamos el Tour!!!- escucho gritar a Fede por detrás.

-Quieren festejar?- salta Fede del asiento. Me parecía una buena idea, era el final de nuestro primero tour.

-Lo siento...tengo que hacer algo- dice Sebas. Se levanta y desde su bolsillo saca una pequeña caja roja.

-Qué es eso?- me pregunto.

Sebas abre la cajita.

Era un anillo.

Me tomó a mi y a Fede unos segundos en reaccionar.

-OH POR DEOS- Fede.

-JEBUS...- me quedé sin palabras.

-Preparen sus cosas! Nos vamos a casa AHORA!- exclama Fede con entusiasmo.

Llamamos un auto rápidamente, subimos en él como tres chiflados, bueno, sólo yo y Fede. Sebas siempre elegante.

-Necesitamos flores...velas? Y regalos! Y....y...y música! Sebas queres que te consiga un piano? uhhh ya sé! Preparemos una sorpresa en casa, con pétalos de rosas...- Fede no paraba de hablar sobre sus planes. 

No sé cómo sobreviviré estas cuatro horas...

Me fijo en el reloj y eran las nueve de la noche, llegaríamos a las una de la madrugada. 

-Ya era hora que lo hicieras- le dije.

Él mira la ventanilla.

Era muy obvio ahora que lo pienso, su mirada hacia ella siempre fueron tan notables. 

Como era de esperarse, llegamos en la madrugada. En la puerta, notamos que la casa esta todo oscuro. Me pareció raro, ella siempre nos espara no importa qué tan tarde volviamos.

Adentro, las cosas estaban intactas. Pensé que Eli se debe haber ido a dormir. Pero fuimos por toda la casa. Sebas tocó la puerta de Eli con cuidado, la puerta de madera se abre sólo.

No había nadie.

Revolvimos cada rincón de la casa. Al final decidimos salir a buscarla. Sebas se desesperó más que todo nosotros. Nunca lo ví tan fuera de lugar.

Esa noche, las estrellas titilaban por el cielo.

Cuando me llevo la mano al pecho siento algo en los bolsillo, era la carta de Eli a Sebas. Corro lo más rápido posible hasta llegar a la casa. 

Sebas estaba sentado en las escaleras, al igual que yo él estaba sudando también. El aire al su alrededor se sentía pesado e inacercable.

-Te tengo que dar algo...- digo con cuidado. Él no parece reaccionar.

-Es de Eli- digo al fin.

Tiendo mi mano con la carta. Sebas se levanta y lo agarra sin pensar.

Lo dejo solo con la carta. No tengo idea de lo que dice en esa hoja, espero que no sea sobre su desaparición. Empiezo a recordar todo lo que sucedió en este día, y me arrepiento de todo. Debí seguir mi sentido, debí preguntarle si estaba bien. Es mi culpa...

Mi respiración se acelera y sin darme cuenta ya estoy llorando.

-Leo! La encontraste??- viene Fede corriendo. Tiene la nariz roja como un tomate, seguramente también lloró.

-No...pero le di una carta de Eli a Sebas- mis lagrimas no paraban de salir.

Nos quedamos parados afuera de la casa, nadie decía nada.   

No sabemos cúanto tiempo pasó, Sebas salió de la casa con la carta en la mano. Se veía vacío, caminaba como un cuerpo sin alma.

Nunca encontramos a Eli de nuevo. Y Sebas tampoco hizo un concierto desde entonces.






Yo, tú y la cebollaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora