Cap 51-Mundo 4

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Narra Maite

En los siguientes dos meses intenté pasar el major tiempo posible con Blas, para alejarse de su padre. Por una parte era bastante difícil porque al fin y al cabo eramos niños de cuatro años, pero lo bueno es que vivimos a unos pasos nada más. Literalmente abro la puerta de mi casa y ya veo la puera donde vive él.

Sin embargo, tengo que conseguir los documentos que Rubén guarda en la caja fuerte lo ante posible. 

Como si Dios me escuchara desde arriba, la oportunidad vino.

-Blas, te vinieron a buscar- avisa Victoria desde la puerta. 

-Voy!- Blas guarda sus cosas a la mochila y me despide como siempre. Lo acompañé hasta la puerta.

-Hola Sasha- me saluda Rubén.

-Hola- digo cortante. 

-Gracias por cuidar a Blas durante estos tiempos- agradece el asqueroso.

-No es nada, me alegro que se hayan llevado bien entre ellos- le responde mamá.

-Este fin de semana estoy libre, Sasha puede venir a jugar con Blas por dos días- recomienda.

Victoria me mira.

-Querés ir Sasha?- me pregunta.

Obviamente iba a aceptar, no hay mejor excusa que esta.

-Sí! Quiero ir mamá!- digo "emocionada".

-Parece que quedamos que sí.- le responde a Rubén. 

-Maravilloso, este fin de semana los cuido yo.- suena responsable el viejo asqueroso.

Del otro lado, Blas no se ve tan felíz. Agarro sus hombros con las dos manos y me acerco a su oreja.

-Vamos a estar bien- le susurro. 

Además de ganar su confianza en estos dos meses, también intenté crearle un ambiente agradable para el crecimiento, porque ante todo, quiero asegurar que su futuro sea el mejor. 

Cuando la puerta cerró, enseguida pregunto a XD.

-Quiero un plano de la casa de Rubén-

[Creando plano...]

Cojo el crayón de la mesa y empiezo a dibujar siguiendo las indicaciones de XD. En menos de media hora ya tenía un plano general. 

-La contraseña de la caja fuerte te lo encargo- empecé a planear todo.

[Entendido.]

-Iré a buscar un pendrive y haré una copia para no sospechar- me acuerdo que Victoria tiene bastante pendrives en su cajón del escritorio.



El día ha llegado. 

-Sasha, aquí adentro está tu pijama, acordate de portarte bien si? Hazle caso al papá de Blas- me ordena mientras pongo mis zapatitos.

-Ya sé mami- ni en pedo le haré caso a Rubén.

-Cualquier cosa estoy en casa, no hagas lío-

El timbre suena de repente. Es Blas.

-Chau mami!- le doy un beso en el chachete.

-No hagas lío!- me avisa de nuevo.

-Ya séeee- 

Al entrar a su casa sentí un visión incómodo, es de Rubén. El muy asqueroso se quedó mirandonos. 

-Hola Sasha- me saluda.

-Hola- 

Blas me tira de la manga. Fuimos a su habitación. Es muy simple y ordenado, hay una cama, un escritorio y el armario.

-Mamá preparó postres para nosotros- le digo sacando las galletas que Victoria preparó el día anterior.

-Gracias Sasha- 

Es un angelito de Dios. Sostengo sus chachetes con las dos manos, y lo apreto hacia el medio.

-Jajajahajaj Blas te ves muy gracioso- 

Como venganza me hace lo mismo. 

-Sasha también!Jejeje-

Nos quedamos en la habitación toda la tarde. Lo más raro fue que Rubén no nos llamó ni se molestó en fijarse si estábamos bien. Hasta que llega la hora de la cena, nos llamó desde el comedor. La mesa estaba preparada.

Blas se veía sorprendido, el enojo aparece en mí, asumo que el asqueroso normalmente no prepara la comida para él. 

-A comer- nos dice sonriendo.

En la mesa, los tres comimos en un silencio incómodo.

[Cuidado con la comida] Escucho por dentro.

-Qué hay en la comida?-

[Pastillas para dormir molida.] 

-Qué pasa Sasha? No te gusta la comida?- me pregunta el desgraciado.

-Sabe raro- le digo. Mientras con el tenedor clavo un pedazo de cebolla y se lo doy.- enserio, pruebalo-

Se alejó un poco pero enseguida se acomoda.

-No pasa nada Sasha, dámelos a mí, te doy mi pollo- me dice Blas.

Niego con la cabeza. 

Miro a Rubén de nuevo.

-Blas no le gusta la cebolla- aclaro.

Rubén se queda en el lugar sin reaccionar. El silencio se apodera del momento.

-Perdón, pero no tengo hambre, quiero dormir- digo al fin, para no sospechar.

Agarro a Blas y fuimos directamente al baño. 

-Blas, escupe lo que tenes en la boca- digo a lo bajo.

Él me hace caso. 

-Traje comida de casa, por si tienes hambre- le dije, hay que estar siempre preparada porque uno no sabe cuándo un pedólofilo te mete pastillas para dormir en el plato.

Esta noche no será tranquila.    






Yo, tú y la cebollaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora