¿Será?

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Shinobu se levantó de la mesa dejando caer la silla por lo rápido de la acción, las risas que habían acompañado hasta ahora la conversación cesaron, mientras los mayores seguían la figura de Takatsuki hasta la puerta trasera del lugar.

Al estar en el amplio patio que él y Yokozawa habían organizado desde su llegada, no pudo parar de caminar en círculos. Sabía muy bien que era ese sentimiento, y por más que lo negara tenía rabia de sentirse de esa manera. No quería ver como su Guardián dedicaba tiempo a otra persona que no fuese él, verlo reír con tanta naturalidad, aguantar las bromas y los pucheros de esos Omegas, lo llenaron de ira.

Los Omegas Puros como Takafumi cuya familia pertenecía al linaje de Nictimo, el hijo primogénito de Licaón, podían casarse y procrear, un regalo dado por el primero en su línea, un Omega que dirigió Licosura, que demostró que, aunque era del subgénero que suponían era el más débil, ni él ni su descendencia necesitaban de un Alpha, si se unían a alguno era por su propia decisión, no por obligación del destino.

Se sentó en los escalones mirando hacia el ya oscurecido cielo, pronto comenzaría la celebración de los Delta con el despliegue de las armas y artes de guerra, luego estaría la de los Alpha, en ambas los Beta y Omega podrían asistir como espectadores con el objeto de "alabar" a las bestias que lucharían por ganar el honor y la posibilidad de liderar el grupo de caza por los ciervos para el festejo de la Belewe.

El crujido de la puerta hizo pensar a Shinobu que su "padre" venía a consolarlo, sorpresa fue ver a uno de molestos Nephrite.

—¡Cómelo! Es el único postre en el que no se pasa de azúcar.

Takatsuki sonrió sin querer porque sabía que era cierto, Yokozawa cocinaba los dulces para el paladar de un niño, incluso su Tamagoyaki parecía listo para complacer a alguien que odiase los huevos.

Ritsu lo vio de reojo, el silencio cómodo le permitió comenzar a hablar con el chico que cuidaba con tanta devoción su amigo.

—Al conocer a Yokozawa tenía dieciocho, acababa de entrar a la universidad, Takano y él estaban próximos a graduarse...

«...puedo asegurarte de que de la misma forma que me enamoré de Masamune, odié a Takafumi. Era demasiado "intenso", se veía como lo perseguía y se le ofrecía a cada momento, pero toda mi ira se desbordó el día que Takano lo rechazó por mi...»

Shinobu se llevó el último bocado a la boca dejando el plato al lado, se acomodó y le pidió al castaño continuar con su historia, si había ganado el corazón del Alpha ¿por qué la rabia?

—Ese imbécil le dijo que podía jugar conmigo todo lo que quisiera, pero que tarde o temprano se cansaría de mi porque él ya le pertenecía a otro.

Takatsuki recordó las palabras que el Guardián expresó a Misaki y la historia sonaba similar; Yokozawa no era el destinado de Takano, entonces él conocía la pareja del ojiavellana y por alguna razón no podía decírselo.

—Me pegué a "mi novio" como una lapa, día y noche lo seguía, almorzaba con él, y fue cuando me di cuenta de que las palabras del Ojigris tenían un fundamento —en la medida que hablaba Onodera no había dejado de observar fijamente la cerca viva que rodeaba la casa, sus ojos aceituna cambiaron a un verde brillante emanando un fuerte olor a rosas como advertencia a quien se atreviese a traspasarla—. Todos tenemos historia con el profesor Kuzmin, lo admiramos y entendemos bien porque estás con él.

—¿La profecía? —Ricchan asintió, el ruido detrás del follaje le permitió divisar la figura de alguien que procuraba ocultar su olor con el fuerte del Cedro.

El castaño se levantó de inmediato ordenándole con el "gemido" que ingresará, aunque esa voz era especial para los Alpha, Onodera al igual que Henmi habían sido entrenados para comunicarse entre ellos cuando se requería, una ventaja para los Nephrite y que también podían usar con los Ojos Grises.

Castigo DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora