Aíma

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Recordó el día que su padre designó a Tsumori como su heredero ante el Consejo del Sur, ya que como le dijo, él debía cumplir con el propósito de la Profecía, su lugar era en Tokio donde nacería el Elegido, quien los salvaría.

Para él fueron meses de ir y venir de una oficina a otra como un simple mensajero, nadie parecía tomarlo en cuenta, para muchos el que su padre no le diera el liderazgo implicaba que de alguna manera lo había deshonrado. No obstante, las oportunidades están en donde menos se cree y con el conocimiento que tenía de la biblioteca de su padre, Danna-sama aprovechó a utilizarlo a su favor.

Ser el asesor del Consejo de Mayores le ganó el apreció y el odio de varios, pero ante todo la satisfacción de saber que tenía el control de asuntos que eran decisivos para la manada. Su padre le abrió las puertas a lo que realmente era el poder. Sin embargo, con el tiempo tuvo la oportunidad de conocer a quien le robó el sueño por completo, el Caramel poseía una belleza diferente, era arisco y obstinado, y aunque tuvieron escaso contacto, supo cómo determinar los días de celo y así trató de aprovecharse de un simple descuido. La cicatriz en el pecho le dolió por ansiar el dulce aroma de Hiroki.

—Shinoda ¿confías que lo escrito aquí es cierto? —La voz de Aikawa le disgustó, no se comparaba a la profunda del Omega.

—Sabe que si me engaña lo pagarán Akihiko y sus hermanos.

—Me prometiste que no harías nada en su contra —el sonido de los papeles arrugados provocó la furia del Alpha—. Masamune es mío, ¿por qué crees que dejé los lujos que Sumi me brindó?

—Deshazte de Onodera y será tuyo, Kirishima le cedió su primogenitura y compromiso en el Consejo.

Así que el Nephrite al fin logró apoderarse del Alpha. Aikawa creyó que era un montaje lo de Belewe, pero por lo visto las cosas iban en serio. Todos sabían que entre los líderes poco o nada importaba el destino, se buscaba y elegía la pareja por la estabilidad del clan y la necesidad de perpetuar el linaje.

Así, los clanes de Ojos Rojos estaban representados por los Usami, los de Ojos Dorados por Takano, solo quedaba quién tomaría la vocería de los Ojos Amarillos, ¿Yasuda o Miyagi?. Según Risako era capaz de volver a tener a Yô rendido a sus pies, ya que su primera opción divulgó en la cena de la noche anterior al extranjero como su pareja, pidiendo el permiso para la marca en Aíma, ya que no pudo crear el vínculo en la celebración respectiva de la luna azul.

—¿Kirishima va a volver con los humanos? —preguntó a Shinoda quien, después de arrebatarle las cuartillas, se dedicó a leerlas.

—Su hija no cambio en Belewe, no veo porque quedarse en la manada. Además, creo que desea seguir con ese ruso, el Beta.

La loba hizo una mueca que demostró no estar tan de acuerdo con la presunción. Entre los descendientes de Licaón las relaciones homosexuales no se criticaban, pero que un padre como Kuzmin fuese el compañero sexual de un heredero a líder, si se censuraba.

—La niña tiene diez años, no está en su edad de celo, en el próximo encuentro podrá saberse si es o no uno de nosotros.

—Siempre y cuando quitemos al Elegido del medio.

El intercomunicador avisó de la presencia de los invitados del asesor de Danna-sama, los Rebeldes se encontraban reunidos y era necesario explicar la estrategia. Aikawa volvió a tomar las hojas y vio los párrafos sin traducir, su instinto le gritaba que no debía confiar, para su infortunio la obsesión de Shinoda por Kamijou era mayor que la de ella por Takano. Resignada salió rumbo a la junta que determinaría el destino de la Manada.

Al fin el día había llegado, en cada uno de los rincones del globo los lazos entre las parejas eran creados, de oriente a occidente la celebración de la Luna Roja se completaba como símbolo del amor eterno y fidelidad entre los lobos.

Lo único que hacía diferente ese día para los presentes en Licosura era el traspaso de poder de los Mayores a sus descendientes. Las parejas y quienes les entregaban en su rol de padres o familiares, serían bendecidos por el Director de la Confederación.

Los Consejos de cada continente, en el Norte, el Sur, el Este, el Oeste y el Centro, en total dieciocho con Australia, Groenlandia y la Antártida, representando los elementos: Los Ojos Rojos el Fuego, los Ojos Dorados el Aire, los Ojos Amarillos la Tierra y el Agua era de los hijos de Tegeates, aquellos cuyo primer hijo siempre era una hembra Alpha de Ojos Rojos. El Éter era representado por los Ojos Grises, este año, ninguno de los grupos lo tenía.

En silencio se fueron ubicando en el lugar designado junto con sus parejas y entregantes, Shinoda observaba con atención el grupo de Japón, los párrafos que la madre de Kamijou le entregó sin traducir lo mantenían en vilo, hasta el momento la situación se mostraba como un cuento leído previamente, pero cuyos pedazos faltantes y que, supuestamente, el Caramel definió como cánticos que el Elegido y sus guardianes debían recitar, no le convencían del todo.

Tsumori se encontraba al lado de Hiroki en el círculo del Sur, y con ellos aquel humano que sabía era respetado por su hermano como si fuese de su sangre. Los murmullos por la presencia del médico fueron callados por el Supremo de la Confederación, nadie pudo rebatir la verdad expuesta: «Es un Aíma sin Ojos Grises, nuestro éter; ¿qué más da un humano?».

De ahí que la presencia de la híbrida hija de Kirishima tampoco se sometió a consideración, la niña entregaría a su tío Takano, mientras que su padre lo haría con Hiroki, ya que la madre de este al repudiar la Manada después de su divorcio del señor Kamijou, no tenía derecho a estar presente.

Tan pronto como las nubes empezaron a despejarse mostrando la Luna Roja, las trompetas, aulos y liras iniciaron la música de celebración, las capas rojas, azules, doradas y amarillas cubrieron los rostros, entremezclándose entre sí en un baile que evitó que Shinoda tuviese control total del grupo, al final las cosas terminaron como menos lo esperaba: El Rombo de los elementos de Aristóteles se revelaba unificado con los integrantes de los diferentes clanes y en el centro dos Ojos Grises que reconoció de inmediato junto con el Nephrite que debía ser el Elegido.

El rugido de Ailuros convertido en un hermoso tigre blanco y negro llamó la atención hacía la brillante Selene que cambiaba de la inocente figura de Hiyori a su forma adulta, y avanzaba escoltada por el felino hacia el Supremo; sin embargo, nadie esperaba que la envidia del despecho se hiciese presente, y empuñando la legendaria espada que su familia guardaba, Risako hirió a la diosa de la luna comprendiendo que su destino era morir despedazada por el fiero protector.

Tal vez fue el miedo o el dolor de la traición de Hiroki, lo que provocó que Shinoda diera la orden de "Ataque" dando el ingreso a sus secuaces. Armados los Guardianes Hiroki, Henmi, Ritsu y Louis, cercaron a Yokozawa, Misaki y Shinobu.

El enfrentamiento por la sangre de Licaón daba inicio.

Castigo DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora