El origen de la profecía

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Calisto se acercó al cuerpo del lobo que yacía inmóvil en el suelo.

La gran Osa retomó su forma humana a la vista de los soldados y de los lobos que en el campo de batalla que intentaban despertar a los caídos. Los antes enemigos se unían frente a lo que acaban de evidenciar. La Manada dejó atrás a sus muertos, olvido a los agresores y fue a rodear al líder de la estirpe.

El representante del ejército se aproximó con respeto para agacharse al lado de la hermosa mujer que en sus rodillas mantenía la cabeza de su padre Licaón. El aullido de los cánidos retumbó en el lugar, uno al que se unió la trompeta de los militares. En ese lugar no había vencidos ni vencedores, como en toda guerra, simplemente quedaron los muertos de jóvenes, cachorros, adultos y ancianos.

El clamor fue escuchado por la hija de Hiperión y Tea, quien descendió en la carroza halada por los caballos blancos y se detuvo frente a la estrella que noche a noche le acompañaba.

—Fue mejor lobo que hombre —pronunció conmovida la diosa luna—, Zeus castigó su soberbia, Calisto yo premiaré tu paciencia.

«Hijos de Licosura llegará el día en que la sed de sangre del marcado por un Omega hará que el fruto de la unión entre un humano y un hijo de Licaón despierte a aquel  que protegido por sus iguales será capaz de apaciguar la maldición».

Selene observó a Nictimo, quien al igual que Arcas, fue desmembrado y reconstruido como regalo de los dioses que vieron en su corazón sabiduría. Los pergaminos sagrados se escribieron siendo divididos en partes que se entregaron a los Ojos Grises designándolos como guardianes de la profecía. Antes de marcharse en su carruaje, la diosa concluyó:

—El castigo no lo puedo quitar, pero a partir del momento en que el Elegido, su destinado y mi reencarnación se reúnan en presencia de un humano capaz de sacrificarse por uno de ustedes, la sed desaparecerá, serán libres de vivir como lo decidan, y solo la justicia de la manada o de los humanos os juzgará por sus hechos.


Kirishima corrió al lado de su hija tan pronto como fue lastimada, los poderes de la diosa eran nada en contra de la espada sagrada, la única capaz de matar a los seres divinos. Ailuros pasó su lengua por la herida, mientras Iokawa llegaba al lado del trío para indicarles ir a un lugar donde pudiese tratarla.

Hiroki no se equivocaba al decirle que tenía un papel que cumplir en esa reunión, jamás pensó que iba a ser necesario para curar a una figura mitológica.

—Te encargo salves a mi hija —los ojos miel de Zen cambiaron de inmediato a un dorado intenso, el galeno solo asintió—, tu cuídalos Sora-chan.

Humano y felino lo vieron marcharse. Shiro regresó su atención a la herida de la castaña, fue cuando la voz de Selene le indicó que debía darle espacio, el médico observó a la diosa salir del cuerpo de la niña completamente ilesa, en la medida que Hiyori parecía entrar en un sueño profundo donde con paciencia pudo curar lo que la espada había causado. El médico lo comprendió, el cuerpo de la infante protegió al de la diosa evitando que el arma legendaria la tocara. 

A lo lejos el ruido producido por los gritos y aullidos, le dieron temor por lo que pudiese estar viviendo Henmi, rogó estuviese bien.

—¿Cuál es tu deseo Iokawa Shiro? —pronunció Selene detallando el cuidado con que Hiyo era colocada en un improvisado colchón con el atuendo usado en la ceremonia de Aíma por el doctor.

—Su felicidad y la de los que ama.

La diosa luna afirmó con la cabeza, Hiroki había hecho un buen trabajo con la traducción, ya que había seleccionado al correcto.

Mientras tanto Zen buscaba entre los combatientes a Shinoda, sin embargo, el olor a Amapola le mostró la escena donde un Alpha apuntaba a Yokozawa que protegía con su cuerpo a Shinobu y a Misaki.

Con rapidez el lobo marrón se lanzó al cuello del enemigo desgarrándolo, al Kirishima ver a su destinado, notó el sonrojo en el rostro del Guardián que agradeció su intervención. Cuando iba a marcharse con los Omega, Takafumi le regaló una leve sonrisa ordenándole regresar donde Hiyori. Era necesario que estuviese con Selene para cumplir con la profecía.

Ajenos a la situación, no notaron a Shinoda que los siguió rumbo al altar, el asesor llamó a Aikawa y a Kayama, mientras los rebeldes seguían en la batalla. Podía dispararles a los tres, pero si quería acabar con la posibilidad de que los hombres lobo y su sistema de vida fuese eliminado de la Tierra, necesitaba descubrir realmente quien era el Elegido.

Fue así como vio a Shinobu recostarse en la loza fría, el chico debía aceptar su destino, lo que no imaginó fue ver a quien supuestamente le protegía, amarrarlo junto al ojiverde con quien se casaría Akihiko. 

—Un sacrificio de sangre, como el que nuestro ancestro realizaba, Takahashi consumirá la carne de uno libre de mancha —Shinoda pensó que era un giro interesante, Takafumi cobraba el precio del rol que cumplió por años, una ironía para quienes depositaron en él sus esperanzas—. ¡El Ojos Grises traicionó a su clan!, ¡él matará al Elegido! 

Yokozawa escuchó las palabras del asesor de Danna-sama que subía escoltado por la Beta y la Delta que alguna vez echó de la casa de Kazuma, aunque todo indicaba que los estaba apoyando, nada distaba más de la realidad. Respiró profundo para recitar los versos del Despertar en la medida que rasgaba los brazos del rubio para que la sangre fluyera; finalizada la estrofa, dio la orden a Misaki que de inmediato buscó en la multitud al híbrido convertido en un lobo negro de pecho plateado, el "gemido" le ayudó a distraerlo y permitió que Louis, el Gamma pareja de Yasuda, cumpliera con su misión en el entuerto, con rapidez se aproximó a Haruhiko para herirlo. 

El segundo verso fue declamado y los cortes en los muslos hechos, Shinobu sentía como el cálido líquido se deslizaba por sus extremidades, faltaba la herida en el pecho, cuando iba a realizarla, el primogénito de los Usami se atravesó mordiendo el brazo de Yokozawa, preguntándole con la "voz" la razón de sus acciones.

En el campo de batalla Miyagi se detuvo olfateando el aire, la sed se despertó con violencia. Solo en ese instante fue consciente del error de no consumir el alimento que le ayudaba a sobrevivir por no asustar a Ritsu con su verdad. No obstante, ahora el lobo requería nutrirse, sus pasos lo llevaron al tabernáculo donde Haruhiko apretaba la muñeca de Yokozawa quien no dejaba de corear la letanía secundado por Misaki.

Takahashi vio al peliazul ser lanzado hacia un lado prácticamente con la mano colgando, no podía detenerse por eso levantó aún más el volumen, fue cuando las voces de Hiroki y Henmi le acompañaron, en la medida que Ritsu tomaba la daga para continuar con el trabajo de Takafumi. El Guardián principal debía cumplir otra labor, por eso reunió fuerzas para alcanzar el recipiente que contenía la sangre de Shinobu.

Haruhiko enfurecido vio a Onodera rasgar el pecho de su amado, al saltar sobre el Nephrite, fue detenido por Miyagi que aprovechó a hundir su hocico en la puñalada que Louis le había causado a Usami. El instinto del lobo de Yô se presentó por completo, con el ansia propia del hambre, arrancó un pedazo de piel para poder alimentarse del delicioso manjar.

El aullido lastimero del híbrido dio paso al dolor y la desesperación de Shinobu, la oportunidad perfecta para Shinoda que avanzó acompañado por Eri y Kayama rumbo a la loza, era el momento de dar la estocada final al Elegido.

Un primer disparo fue suficiente para que el campo de batalla quedara en silencio, una segunda detonación para que Takano se lanzará contra Aikawa que empuñaba el arma en contra de Hiroki ordenándole callar el ruego.

Tiempo suficiente para que Yokozawa mezclara su sangre con la de Shinobu, lo soltara del amarre y diera de beber a Takatsuki que se debatía entre la vida y la muerte. 

Un tercer estallido provocó que el peliazul soltara a su protegido, los Ojos Grises de Shinobu se abrieron de improviso enfocando a Selene que brillante se aproximaba escoltada por Kirishima e Iokawa. 

Castigo DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora