4 (Sacha)

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Aquí está el de hoy...

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Ares y Félix duermen profundamente sobre mis piernas, uno sentado sobre ellas y el otro con la cabeza sobre las piernas de su hermano, suelto un suspiro cansado. Nicolás no deja de teclear algo en su tablet, estoy haciendo lo que puedo para no dormirme con mis hijos.

—Si tienes sueño, puedes dormirte—niego.

—No quiero... Nicolás, no me veas así.

—Puedes dormirte—tuerzo los labios.

Señaló a mis hijos y sonríe de manera ladeada, se levanta para quitarme a Ares, luego se regresa a su asiento, me levanto y me voy a sentar a su lado.

Me acomodo para dejar mi cabeza en su pecho, cierro los ojos antes de recibir un beso de su parte.

—Dulces sueño, cariño.

///

Cuando llegamos a la casa de seguridad mis pequeños se emocionan al ver los caballos que corren libremente por el corral que tiene la casa de seguridad. Hace unos meses que la compre con ayuda de Nicolás.

Cuando mi auto se detiene soy la primera en bajar de la camioneta, estiró mi cuerpo para arriba mientras veo el paisaje ante mis ojos, justo como pensé que sería el terreno de la casa.

—Lindo lugar—dice la voz de Gato a mi espalda.

—Muy lindo—me concentró en los animales que corren libres por la propiedad.

—Tengo lo que pediste—giro mi vista a él y me pasa una tablet con la información—. Es nuevo en el negocio... Pero con fuerza.

—El hijo del... ¡Nicolás!—lo voy a matar.

Me doy la vuelta para verlo parado sin expresión, más le vale decirme la verdad, porque está casa está a mi nombre y si yo quiero se va hasta que me contente con él. Me acerco y casi le arrojo la tablet en la cabeza.

—Me lo explicás—no me importa en donde o cuando pero la quiero ya.

Revisa la información y luego se encoje de hombros.

—No tengo porque informarte de todo—quiero golpearlo.

—¡Destruí y reduje a cenizas la casa de mis padres!—gruño molesta—. Me dices la verdad, o esto se acaba.

—Hicimos un trato.

—El trato incluye que me digas la verdad—doy dos pasos atrás.

Gato se pone atrás de mí para su asombro, además de los pocos hombres que tiene se ponen detrás de mí también, los otros se quedan con él. Es tensión de la buena y la siento correr por la sangre al igual que la adrenalina.

—Rosa, llévate a mis hijos adentro—no duda en llevárselos adentro de la casa. Una vez que están seguros me giro a Nicolás que se mantiene neutro—. Una vez más... Explícame porque los hijos del Canguro nos buscan.

Niega.

—Se acabó—digo con sílabas alargadas.

Doy tres pasos lejos de él, no me giro a ningún lado, estoy concentrada en mi respuesta y tristemente le aprendí bien a la zorra de Puma y a él... Principalmente a él.

—¿Regresamos a gatos y ratones?—saca el arma sin balas y apunta al pecho de Bastián.

Saco la mía y apunto directo a su cabeza, los hombres que nos rodean también lo hacen, haciendo un fuego cruzado. Gato también le apunta a Nicolás, la lealtad se gana y yo me gane la de Gato.

Sacha (Detenida Indefinidamente Y +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora