2 (Sacha)

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Holi... Actualización....

He decidido que habrá actualización cada semana, pero... No tendré día específico... Así que estén atentos 😍🥰

Mamá está en la cocina haciendo pan de plátano con ayuda de Ares, bueno, la poca ayuda que le puede dar mi niño al hacer un postre. Cuando vengo mamá sólo se concentra en mí y en mi bienestar además de la salud que tengo al venir. Tengo un par de horas aquí y es mejor que nada. No sólo está Bastián aquí, también Axel y Elisa, sin mencionar a varios conocidos, menos Anaconda. Nicolás la mató hace unos meses. No me alegra pero tampoco me disgusta. Viuda está aquí porque para suerte de ella, Tiburón está del lado de Bastián.

La tensión entre algunos miembros de la casa y yo no es buena en este momento, así que tomo mi distancia con esas personas. Mis pequeños están encantados de que yo esté aquí con ellos y eso es lo único que me importa.

Mi teléfono suena y juro que si es trabajo se lo pasaré a Nicolás, pero no, es Nicolás quien me marca.

Salgo al patio antes de contestar.

—Hola bonita.

—Hola Kay—me escucho como me siento.

—¿Todo bien por allá?

Niego como si me viera.

—¿Sacha?—no evitó las múltiples lágrimas que resbalan por mis mejillas.

—No... No lo creo, Kay.

Por el otro lado de la línea intenta consolarme de cierta forma, me siento en un columpio que papá puso para mis hijos hace casi dos meses y en ese lugar suelto todo lo que me consume, lo suelto con Nicolás dándome palabras de aliento y diciendo lo mucho que me quiere, además de que mis hijos también lo hacen. No evitó sentirme una mierda con todo lo que sucede, siento que traicione a todo el mundo, a mis hijos, a mis padres, mis hermanos, a mi esposo... A todo el mundo. Y todo por mantenerlos a salvo. Todos mis lamentos le caen a Nicolás que se mantiene ahí para mí, para lo que yo necesito en estos momentos.

Cuando terminó de hablar con Nicolás, me siento mejor en cierto modo, me levanto del columpio y voy con Rayo a un lugar alejado de la casa, me siento en la orilla del camino mientras pienso en lo que he hecho y lo tendré que hacer para sobrevivir en estos meses. Un mensaje se instala en mi teléfono, pero lo ignoro y me concentró en el silencio de la calle, en toda la paz que me brinda el lugar.

Cuando me siento cansada de pasar la tarde sola, me voy a la casa, entró sin decir nada, es la hora de la comida y las risas que suenan en el comedor no son interrumpidas por mí o por el alma en pena que pasa para mi habitación, subo un escalón cuando un un punto blanco aparece en mi visión. Luego el sonido de mi teléfono me hace olvidarme de ese punto.

Veo el mensaje y es de trabajo, lo abro para ver a las personas que nos delataron.

Doy la orden de adiós cabeza y es suficiente para irme a dormir a mi cuarto. Abro la puerta... Cuando me siento en la cama...

—¡Mamá!—el grito que sale de mi boca se debió escuchar a toda la redonda.

Escucho pasos, de ahí la figura de mi madre aparece en la puerta se encamina a mí para tocar mi frente.

—Por Dios, estás ardiendo—me levanta y ella misma me lleva a una tina.

Le pone agua y después me desnuda para dejarme en la bañera, grito al sentir el agua mojar mi cuerpo. Mamá trata de calmarme pero mi temperatura y y el agua son mala combinación. Ella misma se encarga de echarme agua y de mojarme lo suficiente, cuando la fiebre se me baja me ayuda con ropa seca y me guía a la cama para acostarme en el suave colchón que compró hace unos días.

Sacha (Detenida Indefinidamente Y +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora