𝕯𝖊𝖘𝖈𝖊𝖓𝖉𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊𝖘 ᴺᵃᵐʲᶤⁿ⋆ᴴᵒᵖᵉᵛ

«𝑺𝑰𝑬𝑻𝑬»

Taehyung ahora en medio del bosque intentaba luchar con los rayos del sol que le impedían ver de manera clara a través de los arbustos.

Dando pequeños pasos intentó moverse con sigilo entre los árboles, acercándose mientras observaba a unos centímetros un joven ciervo que se encontraba pastando tranquilamente.

El vampiro se alertó al escuchar un gruñido, levantó la mirada buscando el causante, una vez escuchó el ruido de nuevo bufó al encontrar el culpable, su estómago. Ya era pasado el mediodía y su estómago había permanecido vacío desde que despertó.

— Ese ruido esta vez no fue mío —murmuró al escuchar las hojas secas del suelo crujir.

Dirigió la mira hacia atrás alarmado al ver como con un arco y una flecha apuntaban en dirección al ciervo.

El pelinegro corrió rápidamente hacia quien sostenía el arco abalanzándose sobre él.

— ¿Qué demonios te sucede? —cuestionó el muchacho quien yacía adolorido en el suelo.

— ¡Ibas a dispararle a ese indefenso ciervo!

— Pensé que eso era lo que querías.

El muchacho dejó caer su capucha verde hacía atrás descubriendo su rostro mientras sacudía sus cabellos.

— ¿Hoseok? ¿Qué haces aquí? —preguntó con recelo.

— Sólo merodeaba por los al redores del bosque y vi a una damisela en apuros —sonrió con altanería.

— No soy ninguna "damisela en apuros", lárgate de aquí ahora mismo. Espantas a mi cena.

— Llevas observando a tu "cena" desde hace más de 10 minutos —dijo con ironía—. Sólo quería ayudarte, me diste algo de pena.

El pelinegro gruñó sintiéndose ridiculizado por ese gnomo de orejas puntiagudas. No necesitaba que nadie sintiera pena por él.

— No necesito tu ayuda, vete. Además ¿qué clase del elfo eres? Se supone que a ustedes no les gusta atacar a ningún ser de la naturaleza.

— Y se supone que los vampiros no sienten pena hacia las criaturas que se van a cenar.

— No necesito matarlo para que sea mi cena... —murmuró con el ceño fruncido.

Hoseok ignoró las palabras del menor, y de manera dulce empezó a llamar al adorable animal de pelaje rojizo. Una vez tuvo a la criatura cerca de él, comenzó a dar leves caricias sobre su cabeza con delicadeza mientras susurraba palabra ininteligibles para el vampiro que se encontraba de pie sin entender la situación.

— ¿Qué esperas? —moduló dichas palabras con su labios sin emitir sonido.

El elfo miró rápidamente hacia el chico parado frente a él para retomar su atención en el joven ciervo.

Aunque el azabache entendió que quiso decir con dicha acción, no quería ceder a tomar la ayuda de ese desagradable elfo. Pero los gruñidos de su estómago eran más fuertes que su orgullo. Así que sin más vacilación se acercó sigilosamente por detrás del venado tomando su cuello con delicadeza antes de clavar sus colmillos en él.

El animal soltó un molesto chillido e intentó huir, pero logró ser detenido por las manos de Hoseok posadas a cada lado de la cabeza de la criatura mientras le otorgaba leves caricias intentándolo distraer del dolor.

Una vez el vampiro terminó, Hoseok le pidió que sostuviera el cuerpo del ciervo, petición que el pelinegro acató rápidamente.

El elfo después de hurgar en sus bolsillos sacó una pequeña botella, untando un poco de líquido de esta en sus dedos antes de acercarse a la criatura pasando las yemas de sus dedos con suavidad por el cuello de esta.

Taehyung observó sorprendido como se cerraba la pequeña herida en el cuello del venado provocada por la mordida de sus colmillos.

El castaño esperó unos cortos minutos más antes de soltar al ciervo, viendo como este desaparecía en algún lugar del bosque.

— Eso qué hiciste... ¿puedes hablar con los animales? —preguntó antes de ver al castaño asentir.

— Estoy casi seguro que en "Historia de la magia" nos enseñan sobre todos los seres mágicos. Pero parece que tú no prestas mucha atención en clases. —se burló observando como el rostro contrario adaptaba una expresión molesta.

— Es mejor que me vaya —dijo el vampiro pasando por el lado del mayor.

— ¿Eso es todo? ¿No me vas a dar las gracias?

Sonrió complacido al ver como el azabache se daba la vuelta, girando en su dirección.

— Sí, hay algo más —lo miró fijamente—. No te vuelvas a acercar a mí.

Retomó otra vez su camino dejando al elfo con una expresión de decepción, pero no de sorpresa.

— No podré cumplir esa promesa. Aunque me cueste acercarme a ti, lo haré Kim —murmuró observando la silueta del menor alejarse.

Y vaya que le costaría acercarse al joven y testarudo vampiro.