Frank tomo asiento a mi lado. Sus brazos llevaban consigo unos tatuajes.
Mientras comía el alimento, que el había preparado me dedicaba a observar.
Aquel ser tan perfecto que tenia a lado me había salvado la vida.
-Se que estas confundido-
Hablo. Sus nervios eran notables. Jugaba con sus manos.
-Me gustaría que te quedaras a mi lado -
Aquellas palabras llegaron de golpe. Mi rostro se pintaba de un rojo carmín.
-Por siempre-
Completo la frase.
Millones de descargas recorrían mi cuerpo. Era la primera vez que alguien me quería cerca.
-No me iré a ningún lado-
Dije desconectando mi mirada de la suya.
Mi voz era ronca. Como si no hubiese hablado durante siglos.
Mi garganta dolía.
-¿Enserio? -
Pregunto tomando mis manos. Una enorme alegria transmitía por todo mi interior. Frank era un ángel.
"Mi ángel"
-Si -
Conteste desinteresado. No quería hacerme notar débil ante él.
-Te amo Gerard -