Desde aquel atardecer, las cosas entre Frank y Yo cambiaron repentinamente, me sentía la persona mas feliz de este mundo, realmente apreciaba el tiempo que Frank me daba, era algo que yo no podía pagárselo, sin embargo lo disfrutaba.
Ver sus mejillas rosadas al amanecer era la cosa mas maravillosa que podía apreciar, y estar envuelto en sus brazos me daba protección.
Las semanas pasaron muy rápidamente, mi felicidad crecía, amaba estar a su lado.
-Gerard, hoy no llegare a casa -Dijo con una mirada severa, y envuelta en seriedad. Agache la mirada, en cualquier momento saldrían lagrimas rodando por mis mejillas, no quería lucir como un crió.
-Esta Bien -Conteste en seco, y camine a mi habitación. Solo escuche la puerta principal del departamento cerrarse con un fuerte portazo.
Acostado en la cama, mirando el techo blanco de la habitación, recordaba la forma en la que vivía, mis padres me habían abandonado, no sabia nada de mi hermano, no entendía nada, y aquello me causaba una enorme depresión.
Mi mente se apoderaba de mi ser. Lágrimas rodaban por mis mejillas.
Mis cambios de humor no me beneficiaban en nada. Estaba solo en la habitación. Solo como siempre... solo sin nadie en quien confiar, sin nadie a mi lado...
Frank no estaba para detenerme. Tomando las navajas, hacia cortes largos y profundos en mis brazos.
"no mereces ser feliz Gerard"
Voces susurraban en mi mente. Esas malditas voces que me acorralaban para dañarme...
"eres una basura"
Esas voces lastimaban mi ser. Terminaría con mi vida.
"Debes morir"
"Eres un desastre"
"No sirves para nada"
Con cada susurro, los cortes aumentaban.
Bañado en sangre, recosté mi cuerpo en la cama. Lo peor de todo era que me sentía una basura, me sentía un estúpido, y le había fallado a la única persona que amaba... Frank.
Moriría. Ese era mi destino.
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Mis párpados pesaban y mis ojos se abrían con pesar, las lágrimas y mis labios se habían secado, la cabeza me dolía, ahora recordaba lo que había hecho horas atrás, había intentado quitarme la vida, escapar de todos mis problemas y siendo un cobarde al no enfrentarlos.
Aun estaba en la cama, con la única diferencia que mis heridas estaban vendadas.
Frank estaba a lado mio. Recostado en mi abdomen, me moví cuidadosamente para no despertarle, se veía muy hermoso. Acariciaba con mi mano fría su sedoso cabello.
-¿Porque Gerard?-
Hablo, al parecer había despertado, lloraba en mi torso desnudo.
Me sentía inútil. No merecía el amor de Frank. No merecía la atención que este me brindaba. No merecía nada de él. Me rompí en mil pedazos.
-Lo siento Franki-
De nuevo, lágrimas salían de mis ojos.
-Recuerda Gerard... El mundo es horrible, pero para mi tu eres hermoso-
Levanto la mirada, sus ojos cafés ahora estaban rojos, llenos de dolor. No comprendía como ese ser tan hermoso amaba a un idiota como yo.
-Te amo Anthony -