Capitulo once

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A veces las cosas no salen como uno lo desea.

La idea era escaparme con Raquel para poder ver una película la cual se había estrenado hace menos de una semana. Teníamos el dinero y el transporte, solo quedaba poner a prueba el plan.

Pero hubo un mínimo error que provocó el llamado de nuestros padres y una semana en detención, hasta el día sábado. Una mierda.

Así que estaba castigada, otra vez. Y en esta ocasión no estaba Cameron para salvarme.

El timbre sonó y mi amiga estaba parada detrás de la puerta, después de todo debíamos ir juntas hacia detención.

En medio del camino, sentí como los dinosaurios en mi estómago se despertaban. Ahí estaba él, con ese aire de frialdad, con esos ojos difíciles de descifrar. Esos ojos opacos me miraron y mi mente viajo a esa noche, la vez en que me contó su niñez. No le dije a Raquel nada al otro día, ya que tuve que partir a casa antes de que me castigaran, aunque tampoco pienso en decirle, el hecho de que me haya dicho algo difícil para su niñez lo hace importante para mi.

Tampoco puedo pasar por alto el incomodo momento que pase cuando me sostuvo el pelo mientras vomitaba, y lo atento que fue cuando moje mi ropa por un acto de torpeza. Mi lengua pasa por mis labios, mojandolos y trayendo consigo el recuerdo de nuestros labios unidos en un beso cariñoso.

Sacudo mi cabeza en un intento inútil por sacar esos pensamientos de mi cabeza para poder concentrarme en lo que estaba frente a mi, la puerta de detención, la cual era la misma que todas las que había en el instituto. El profesor encargado nos pidió los nombres y seguido de esto nos dejó pasar, aclarando que debíamos estar separadas por al menos tres mesas hacia atrás, aunque agradecía que todas las mesas fueran individuales.

Maldije por lo bajo y me senté en una esquina al lado de las ventanas, Raquel decidió sentarse en la otra esquina de atrás, viendo como se ponía los audífonos y leía una historieta de Marvel, Spider-Man para ser exactos.

Yo hice lo mismo, pero en vez de sacar el libro que aún no me terminaba, saqué mi cuaderno de dibujos. No era una artista, pero algo salía de vez en cuando. La música que se escuchaba a través de mis audífonos era una playlist de Will Smith que hacía mover mi cabeza al ritmo de esta.

Lo primero que hice fue la forma de la cabeza, no tenía pensado que iba a hacer, pero al parecer mis manos si lo sabían.

Recuerdo la forma en la que le suplique que se acostara conmigo, creí que me rechazaría pero la sorpresa cayó en mi cuando lo sentí junto a mi y el palpitar de su corazón cuando puse mi cabeza en su pecho. Se me recoje el corazón pensar en lo difícil que fue para él lidiar a tan corta edad la indiferencia de sus padres y la falta de cariño. Sus mejillas empapadas de lágrimas después de haberme contado una etapa que lo marco.

A la mañana siguiente, tenía tantas ganas de quedarme junto a él, admirando los pequeños detalles que solo se podían ver a una corta distancia, como un pequeño orificio casi visible en su nariz, marca del piercing nostril, o como un diminuto lunar en el borde de su labio superior.

Una pelota de papel me sacó de mi trance, la cual abrí, congelandome en el segundo en que la leí.

Basta de pensar en mi, acosadora, aunque espero que pegues ese dibujo de mi en tu habitación.

Aparté el papel de mi vista para poder mirar el dibujo hecho en el cuaderno, hasta yo misma me sorprendí de lo buena que era dibujando.

No es por halagar ni nada, pero cualquiera que vea el dibujo, sabría que la persona era Cameron. Sus facciones estaban sutilmente detalladas en el papel, hasta el casi visible lunar sobre su labio. Miré en dirección de donde había llegado la bola de papel y estaba él justo al lado de mí, con una mano sosteniendo su cabeza, mirándome con una sonrisa burlona.

Desvíe mi vista de su rostro y tomé la hoja que me había mandado para escribir una pregunta que había cruzado por mi cabeza en el momento en que lo mire.

¿Qué haces en detención?¿Acaso no puedes vivir sin mi presencia?

Arrugué el papel y se lo lancé, aseguandome que el profesor no se haya dado cuenta.

Una risa grave se escuchó en el silencio de la sala, unas pocas personas lo miraron, pero lo dejaron de hacer un segundo después. Escribió algo que no pude entender a simple vista, por lo que bajé la mirada a mi dibujo, el cual oculté pasando la hoja, pero luego de unos segundos me volvió a llegar el papel arrugado en bolita, sonreí y abrí el papel.

No hice algo tan estúpido como escaparme, no como tú, yo tengo mis propias razones. Y no, acosadora, no puedo vivir sin ti, necesito a alguien a quien molestar.

¿Cómo sabía que había intentado escaparme?

Iba a escribir una respuesta, pero el timbre sonó, finalizando la jornada. Guardé el papel en mi bolso y el resto de mis cosas, levantandome rápido para evitar toparme con Cameron, pero cuando estaba en la puerta, vi que Raquel no estaba junto a mi.

Caminé hacia ella, confirmando mis sospechas, se encontraba con la cabeza encima de la mesa, haciendo unos ronquidos tan leves que solo se podían escuchar estando muy cerca. La moví suavemente, en un intento fallido de despertarla.

--Vamos, Raquel, despierta -- seguí moviendola, un poco más fuerte, -- tenemos que irnos.

Un golpe en la mesa de al lado hizo que mi amiga levantara la cabeza, mirando para todos lados con desesperación.

--¡No lo maten, yo lo amo! -- gritó.

La miré extraña y luego vi al encargado de despertarla de esa manera.

--Espero que el de tus sueños haya sido mi amigo, o si no le diré que lo estabas engañando. -- dijo Cameron con una risita.

--Callate, engendro-- dijo mi amiga irritada, -- aunque agradezco que me hayas despertado, casi matan a mi Peter.

Negué la cabeza, sabiendo que el Peter con el que había soñado era Peter Parker.

Tomé a mi amiga del brazo y la arrastre afuera de la sala. Caminando por el desolado pasillo, un brazo se enredó en el mío, sintiendo un hormigueo en la espalda.

--¿Donde iremos ahora, amigas?

Con Raquel lo miramos con una cara de confusión, --¿Somos amigos?-- preguntó Raquel.

--Bueno, al ser novia de mi mejor amigo, te hace mi amiga, y desde que le agarré el cabello a Samy cuando vomitó en mi cuarto, siento que ya tenemos confianza y somos amigos, -- mis ojos se abrieron y sentí la mirada de Raquel, -- más Samy que tú, pero somos amigos de todos modos.

Me trabé al hablar, pero tomé una bocanada de aire y me expresé, evadiendo lo que acababa de decir, --Por mi parte, estoy castigada, y no quiero que vayas a hablar con mi madre otra vez, y supongo que Raquel también, ¿verdad? -- apreté mi agarre en el brazo de Raquel disimuladamente, y ella asintió, entendiendo mi mensaje, -- entonces, Cameron, nos dirijimos a nuestras casas, a arrepentirnos por lo que hicimos.

Al llegar a la salida, Cameron se deshizo de mi agarre y se paró frente a mi, lo que me hizo alzar mi cabeza para verlo de frente, -- Que lamentable es escuchar eso, pero no importa, ojalá que mañana después de clases podamos ir todos a jugar pintball.

Miré a mi amiga y sus ojos brillaron, a ella le fascina ese juego, sobretodo si su novio esta presente, eran un gran team juntos.

Como era de esperarse, mi amiga habló fascinada, -- Creo que podría convencer a mi mamá de poder ir, pero creo que si Sam no puede ir, yo tampoco iré, lo siento Cam.

--Tranquila, no hay prisa, mañana podemos hablarlo todos y ponernos de acuerdo, ¿va?-- ambas asentimos.

No confío mucho Cameron, tengo un presentimiento de que se verá involucrado entre mi madre y su permiso.

Espero que esta vez mi madre no le crea.

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B L A C KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora