Epílogo: Little Things

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Edward Malfoy

Meses después...

_¡Edward, no me dejes!
_tranquila Annie, estoy aquí
Podía ver el terror y sufrimiento en sus claros ojos.
Sabía que le dolía.
¡Mierda!
Jure que no le haría a Anne lo mismo que mi padre le hizo a mí madre.
No quería perderla.
Anne lo era todo para mí.
_duele mucho...
Sus constantes sollozos no eran más que puñaladas a mí corazón.
¡¿Qué le hice?!
Quería jalarme los cabellos de tanta frustración.
Mi pobre rubia estaba sufriendo por culpa de mi bebé.
_¡¿Donde mierda está el doctor?!
_señor Malfoy, calmese. Estoy aquí.
Otro alarido de dolor se escapó de sus labios
¡Maldición!
_tiene que quedarse aquí
_¡No, tengo que ir con ella!
_¡Señor Malfoy!
_¡Edward, por favor!
Con lágrimas en los ojos ella extendió su mano hacia mí.
Escuché al doctor refunfuñando por lo bajo
_bien, pero mantenga la calma. De lo contrario lo sacaré a patadas de la sala, ¿Entendido?
Asentí con ganas y no esperé a que me dijeran algo.
Simplemente fui tras ella.

...

_¡Vamos, niña! ¡Una vez más!
Escuché a Anne gritar y gritar mientras las venas del cuello se le marcaban todas.
¡Me quería ir!
Mi hijo le estaba causando mucho dolor.
No debería ser así.
El bebé no...
¡¿Pero qué sé yo de partos o de hijos?!
A este paso no iba a aguantar más la frustración de no poder hacer algo para ayudarla.
Se veía débil.
Le rogaba al cielo que ella estuviera bien.
Empecé a rezar. En medio de todas mis súplicas recordé a mi madre...
¿Así estuvo ella conmigo?
¿Dando todo de sí para traerme al mundo?
¿Sufrió tanto o más que Anne?
Pobre de ella, que ni siquiera tuvo tiempo de terminar de quererme.
Un fuerte llanto me sacó de mis pensamientos.
Era un bebé sano, grande y con unos pulmones muy desarrollados que se estaban haciendo notar.
Se hacía escuchar por todo el lugar.
Busqué los ojos de Anne y lo que encontré me cayó como un baldazo de agua helada.
Ella estaba desmayada...
_Annie, despierta.
Empecé a dar palmaditas a su bello rostro
_Anne por favor... No me dejes, Annie
No sé en qué momento empecé a llorar.
Pero yo solo intentaba hacer que reaccionara.
_Annie...
_ella está bien, señor Malfoy. Solo se desmayó, mire
Volteé a ver a dónde la enfermera me apuntaba.
La máquina que controlaba sus latidos tenía un pitido constante.
_ella va a reaccionar, ahora venga a conocer a su hijo ¿Quiere?
Yo solo asentí.
Me acerqué hasta donde lo estaban limpiando y con solo verlo me enamoré de él.
_ha pesado casi cuatro kilos
Madre mía...
Ella puso mi hijo en mis brazos y sin importar nada más me acerqué a su madre.
Empezaba a reaccionar.
Ella nos miraba apenas.
_mira Annie, es precioso ¿No crees?
Con el rostro lleno de lágrimas solo pudo asentir.
Besó su pequeña frente en medio de su silencioso llanto.
_mi pequeño rubio...
Y si, era cierto.
Nuestro hijo era completamente rubio.
Su cabello era tan platinado como el mis tíos y los de mi difunta madre.
Yo solo sonreí al ver que él había heredado lo que yo no.
_¿Como le pondremos a este joven?
_no lo sé, pero definitivamente no le pongas como yo
_¿Por qué no? Es un bonito nombre
_vas a generarle confusiones al bebé y a mí.
Ella solo sonrió.
_me parece que mi joven amigo se merece un nombre ruso.
_¿Tu crees?
_no hagamos que la costumbre familiar se pierda del todo.
Mientras a ella la limpiaban yo me dediqué a admirar los razgos de mi hijo.
Su perfecta y pequeña nariz, su regordeta carita, su piel tan lechosa como la de su madre y la mía.
Fue cuando abrió sus ojos que casi me pongo a llorar otra vez.
Un intenso azul pintaba sus ojos.
Como un niño en navidad le mostré mi descubrimiento a Anne y ella solo se puso a sonreír tan brillantemente.
_y me dices que no le ponga Edward
_no lo hagas, él se merece algo mejor
_bueno... ¿Qué te parece... Drake?
_Dragón... ¿Como mi abuelo?
Ella solo asintió mirando ilusionada a nuestro hijo.
¿Y quién soy yo para negarle algo a mi esposa?
_Drake será.
_bienvenido a la familia entonces, pequeño Dragón.

...

Para ser sinceros la llegada de Drake trajo consigo mucho aprendizaje y cuando apenas estaba aprendiendo a ser padre tuve la segunda gran prueba

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Para ser sinceros la llegada de Drake trajo consigo mucho aprendizaje y cuando apenas estaba aprendiendo a ser padre tuve la segunda gran prueba.
Convertirme en padre de una niña o lo que el abuelo decía: una competencia desleal.
Porque sinceramente ya no sabía quién estaba al mando, si la pequeña Lara o yo.
Su madre era un mundo aparte.
Ella podía ser un pan de Dios.
Pero toquen a nuestros hijos y se le saldrá la leona que lleva dentro.
Matará por ellos si es necesario.
En el mundo en el que nos manejamos al menos es así.
Solo nos toca tratar de no cometer los mismos errores del pasado que nos marcó.
Mi madre no tuvo su final feliz, pero yo estoy dispuesto a escribir uno para mí hija.
Después de todo, ella también es una mujer de la Bratva.
Lo haría todo por escuchar siempre su risa, por verla parlotear por todo, hasta incluso pelear con su hermano.
Y es que son esas pequeñas cosas las que nos hacen felices...

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