»Después de haber comenzado su nueva vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?
Gálatas 3:3 NTV
Obedecer la voluntad de Dios y Sus mandamientos es importante, sin duda alguna. Así como los hijos obedecen y honran a sus padres terrenales, como hijos de Dios debemos hacer de la misma forma a nuestro Padre que está en los cielos.
El problema comienza cuando creemos que el hacer "buenas obras" o "portarnos bien" es suficiente para Dios. Que lo único que necesitamos para agradarle es seguir las leyes y llevar a cabo buenas acciones, que seremos llamados justos en base a dichas obras.
Muchos nos agobiamos y presionamos tanto por hacer "lo bueno" delante de Dios con nuestras propias fuerzas, pensando que así Dios estará más que complacido con nosotros.
Pero nuestro enfoque no debe ser así.
Creo que la mayoría de los cristianos conocemos la historia del apóstol Pablo: un judío perseguidor de los seguidores de Cristo que un día tuvo un encuentro personal con Él y a partir de entonces se dedicó a predicar el evangelio a los gentiles (no judíos). Este hombre –antes de conocer a Jesús– era tan fiel a las tradiciones de sus antepasados, que las defendía con mucho celo, y cualquiera que no las respetara básicamente merecía morir.
Quise mencionar un poco de su transfondo como apasionado por el cumplimiento de las leyes judías, porque en sus cartas a los Gálatas se nos enseña a un Pablo que reconoce que la única manera de ser declarados justos ante Dios es por medio de la fe en Jesucristo, y no por la obediencia a la ley (Gálatas 2:16).
Y, ¿qué es la fe? Hebreos 11:1 la describe como "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". Es creer en Dios y en Su Palabra a pesar de que no sea visible para nosotros, confiar en aquello que no hemos visto todavía pero sabemos con certeza que llegará. Tener fe en Cristo Jesús significa creer en lo que vino a hacer aquí en la tierra, Dios hecho hombre, que murió y resucitó para que pudiéramos ser salvos, y que volverá un día por Su Iglesia.
La obediencia a la ley no nos hace justos; sino que a causa de haber sido llamados justos –por medio de la fe en Cristo– es que somos obedientes.
La obediencia es la consecuencia, no la causa.
Por otro lado, hay creyentes que dicen tener fe en Dios pero viven dominados por su ego, y en su corazón no está el servir a los demás ni hacer buenas acciones.
Santiago nos dice: "A menos que produzca buenas acciones, la fe está muerta y es inútil". Nos da el ejemplo de la fe que Abraham tuvo cuando ofreció a su hijo Isaac, y cómo la fe va aunada con acciones y no solo de una simple creencia. También menciona que aún si crees que hay un solo Dios, de igual manera lo creen los demonios y tiemblan. Entonces nos deja en claro que la fe tiene que ir de la mano con obras.
Al momento en que tenemos nuestra fe depositada en Jesucristo, el Espíritu Santo llega a nuestra vida y comienza a obrar en nosotros en la medida que se lo permitamos. Mientras más nos involucramos en comunión íntima con Él, va depositando el fruto de Su Espíritu en nosotros (Gálatas 5:22) y con él es que ejercemos nuestra fe.
Cuando hacemos buenas obras solamente para impresionar, por costumbre, o porque así se nos ha enseñado, o por cualquier otra razón fuera de la fe en Cristo, nos volvemos religiosos. Y ya sabemos que Jesús no es religión, sino relación.
Dios no busca personas perfectas, sino que mandó al único perfecto a la tierra a morir y resucitar con poder para que así nosotros pudiéramos encontrarle.
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Reflexiones
Spiritüel»Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;...