Hace cinco años...
La Familia Nico estaba formada por una madre y dos hijas.
Nico Olvia, era una adulta peliblanca, era segura de si misma y muy protectora, y más, cuándo se tratába de sus hijas. Habían varios adjetivos positivos para describir a aquella mujér, pero a pesar de eso, fué cruelmente abandonáda por su esposo, cuándo se embarazó de su segúnda hija, pero ignorando aquellos hechos, amába y cuidába de sus dos hijas.
Nico Robin, era la hija mayor de la mujér, tenía veinticinco años. Era una jóven muy exitosa y tenía buena suerte. Llevaba pocos años casada con Franky, quién conoció cuándo éste era apenas un niño, haciéndose cada vez más cercana a él.
Y por último, Nico (T/N), quién tenía doce años, y era muy débil, en todos los sentidos. Sus defensas éran, y son, muy bajas, por lo cuál, tenía que cuidárse bien, para evitar enfermarse. A pesar de aquello, era tímida y se ponía nerviosa al momento de hacer contacto físico con alguien que no es su madre o su hermana.
Fué una oscura noche, cuándo las tres habían regresado de un largo viaje, en el cuál, habían ido a otra ciudad, ya qué Olvia había ganado un premio a una de las mejores arqueólogas del año.
Sus hijas, orgullosas de su madre, decidiéron acompañarla.
Y fué asi, cómo aquella noche, Robin estába al volante, conduciéndo hacía casa, con su madre de copilóto, y su hermana menor, profundamente dormida en los asientos traseros.
Iba conversándo animádamente con la peliblanca. Hasta que comenzó a llover.
--Pónte el cinturón, madre.-- Ordenó la pelinegra, al notar que Olvia no llevába cinturón.
--Oh, si.-- Dijo ella, distraída.
El ruido de la lluvia se hacía más fuerte, causándo qué (T/N) se despertáse.
--¿Mamá?-- Susurró ella, algo preocupada por la lluvia.
--Tranquila, pequeña.-- Dijo Olvia, calmándo a su hija. --Es sólo lluvia.
No muy convencida, la menor trató de calmarse.
--Malditas carreteras que no tienen ningúna luz.-- Se quejó entre dientes Robin.
Las lágrimas se asomáron por los ojos de (T/N), reclamándo salir.
--Mamá...
--Tranquilizate, (T/N).-- Interrumpió la pelinegra, algo frustrada. --Ya casi llegámos a casa.
Olvia notó la frustración en la voz de su hija mayor, posó una mano en el hombro de ésta.
--Tú también deberías tranquilizarte, Robin.-- Musitó la peliblanca.
--Yo estoy tranquila.-- Contestó la ojiazul.
Olvia abrió ligeramente sus ojos, sorprendida, pués Robin nunca había actuado de aquella manera. Ella era tranquila, y rara vez se enojába o sorprendía ante algo.
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Mi Mayor Tesoro (Luffy x Lectora)
RomanceDespués de cinco largos años de súplicas, de ser criada a cuidada por el esposo de su hermana, y de ser víctima de varias enfermedades durante su niñez y adolescencia, la vida decide recompensar a la jóven por tantas malas pasadas, regalándole a su...