Después de 5 años de casados, me siento como un adolescente otra vez.
Alguien me ha enviado cartas con flores durante más de 3 meses. Se que está mal pero... me siento feliz por recibir tanta atención.
Anoche me quedé dormida y ya no pude publicarlo :'v sorry . . .
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—Ash… ¿vendrás a cenar? Llevo horas esperándote… cuídate.
Había pasado otra semana, una más en la que su esposo estaba lejos nuevamente. Llegaba tarde, cansado y directo a dormir, no le dirigía la palabra a su esposo, solo le miraba de reojo. Eiji se sentía completamente solo.
Guardó la cena y se recostó en la cama. Abrió un cajón y sacó algunas de las notas y las leyó nuevamente. Había en esas palabras un toque de dulzura que le hacía sentir traquilidad, y aunque no quería admitirlo, también le causaba amor. Un amor platónico quizá, no lo sabía. Decidio salir fuera por algunas cervezas. Subiendo al apartamento una de las latas cayó y un hombre alto la cogió para regresársela.
—Muchas gracias. —No bebas mucho Eiji. Buenas noches.
El hombre se dio la vuelta y caminó hacía el siguiente piso. Eiji corrió detrás suyo y le tomó de la mano.
—¿Cómo sabes mi nombre? —Digamos que… es un secreto— dijo sonriendo. —Acaso tu eres… —Adiós— dijo frotando su mano en sus cabellos.
Eiji se quedó abrumado. Era el mismo hombre que la vez pasada. No tenia más dudas, él era su amante secreto.
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—¿Estás seguro? —Si, el debe serlo. —¿Y como es? —Es algo mayor, bastante alto y educado. —Diablos, ¿y es guapo? —¿Qué? —Vamos, dime. —Si, es muy atractivo. —¿Y qué harás? —Creo que nada por ahora, yo no puedo amar a otro. —Haces bien, el tipo se dará por vencido.
Continuo trabajando hasta tarde, llegó a casa y Ash se encontraba en la sala.
—Llegas temprano. —¿Quién diablos te envía esto?— dijo con el ramo de violetas en sus manos— Ya estuvo bueno de juegos, quieres hacerme sentir mal, ¿cierto? Deja tu jueguito ya. —¿De que hablas? —De tu amante. Dijiste que tenías uno, pero es obvio que inventaste esto para hacerme una broma.
Eiji le miró molesto y se dirigió hacía él.
—No es un juego, tengo un amante. —Mientes. —¡Tengo a alguien que me ama, alguien que si me valora!
Ash abrió la nota y la leyó.
«Querido Eiji, ¿sabes? No dejo de pensar en ti. Quisiera poder tocar tu mano, tan pura y dulce que trabaja sin descanso. Quisiera que suspiraras por mi todos los días, así como lo haces con tu marido, que envidia le tengo a él, ¿porque un demonio tiene prisionero a un ángel como tu? Cada día te anhelo un poco más que el anterior. Y cada noche quiero tenerte en mis brazos. Atentamente, el que se muere por un beso tuyo. Tu amante secreto»
Rompió la carta y tiró al suelo las flores.
—¡Deja de jugar! —¡No es un juego, es mi amante secreto! —Sólo lo haces para molestar… mientes. —No, y estoy dispuesto a conocerle. —¿Que diablos dices? —Que yo, estaré dispuesto a dejarte si el viene por mi.
