Sexto ramo

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—Si el viene por mi… ¡Me iré lejos, muy lejos con él!
—¡CÁLLATE!— Ash se apresuró y estampó su mano en la mejilla de Eiji callendo de inmediato.
—…porqué…— dijo entre lágrimas— ¿Porqué no puedes amarme? ¿Porqué ya no soy importante para ti?
—¡Yo no quise hacerlo! Por favor, perdóname… yo seré mejor… lo prometo…— trato de levantarlo pero Eiji lo rechazó.

Se levantó por su cuenta limpiando las lágrimas de su rostro y se encerró en la habitación.

—Eiji… abre por favor… perdóname…— decía tocando la puerta.

Eiji se quedó mirando el cajón de las notas, lo abrió y rompió todas ellas mientras lloraba sin parar.

Eiji se quedó mirando el cajón de las notas, lo abrió y rompió todas ellas mientras lloraba sin parar

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Ash le dejó el desayuno sobre la mesa y se fue a su trabajo. Eiji salió poco después, miró por la ventana como su marido se alejaba y se sentó a la mesa.

Decidió limpiar antes de irse. Al barrer la sala pudo ver los pedazos y la carta que había recibido ayer. Cogió los pedazos y los pegó con cinta.
Leyó la carta por lo menos 4 veces, sonriendo entre cada línea.
Ya no era un niño, todo era diferente ahora. Las cosas cambian, las personas cambian… y el también cambió.
Tras pensar en lo sucedido la noche anterior se armó de valor y cogió algunas violetas que estaban en buen estado y las ató a su balcón, en señal de necesitar a su amor secreto. Tomó asiento y esperó nervioso a que tocaran el timbre.

 Tomó asiento y esperó nervioso a que tocaran el timbre

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Después de un poco más de media hora, el timbre sonó. Eiji estaba nervioso, no sabía que hacer.

Se acercó a la puerta y colocó su mano sobre ésta.

—¿Estás ahí?

Una nota se escabuyó debajo de la puerta. La tomó en sus manos y la leyó.

«Si, aquí estoy Eiji»

—Yo… tengo miedo de conocerte… por eso tengo miedo de abrir la puerta.

Otra nota más llegó y la abrió.

«Descuida, no te presionaré»

—Yo, tengo una pregunta; ¿te conozco? ¿Te he visto antes?

La nota entró y la tomó.

«Esas son dos preguntas jaja, si, me conoces, y sí, me has visto antes, pero trato de ser discreto, aunque nos vemos muy a menudo»

Eiji se ruborizó.

—¿Vives en este edificio?

«Si, no tiene mucho que también llegué aquí, creo que el destino me trajo a ti»

—Tu… ¿me amas?

«Como no tienes idea, ¿tu que sientes por mi?»

Tomo la nota nervioso y jugaba con sus manos.

—Yo… no lo sé, no sé como sentirme. Me gusta la atención que me das, las palabras dulces y las flores… nunca nadie hizo algo así por mi y… me ilusiona esto. Pero estoy casado, ¿tu lo entiendes verdad? Que no podemos estar juntos.

«Si, pero no me importa, quisiera por lo menos, solo una vez poder tocar tu piel. ¿Puedo hacerte una pregunta? Necesito saberlo, ¿tu amas a tu marido? Si es así me rendiré, pero si dudas, insistiré hasta que te quedes conmigo»

Eiji se puso nervioso y sus ganas de abrir la puerta estaban creciendo.

—¿Podemos vernos? Quiero verte, no aquí, Ash podría darse cuenta.

«Claro, ¿cuándo y donde?»

—El viernes, a las 9, en el restaurante del centro por donde trabajo. Ese día… yo te daré mi respuesta.

«Ahí estaré querido Eiji, con las violetas que tanto te gustan»

—Entonces… yo…— se vio interrumpido por su teléfono que comenzó a vibrar. Era una llamada de Ash.
—Eiji, olvidé un folder que esta sobre la mesa, ¿me abres la puerta? Olvide las llaves, ya voy en la escalera.
—¿Ya vienes?

Eiji colgó nervioso y cogió las notas.

—Ve-vete, ¡mi marido viene!

«Hasta el sábado, querido Eiji»

Eiji tomó las notas y las rompió lo más rápido que pudo.

—Buenos días, ¿busca a alguien? Yo vivo aquí.

Eiji escuchó la voz de Ash, se había topado con su amante. Estaba nervioso, no sabía que hacer. Se cubrió los oído cerrando los ojos.

—Eiji, abre por favor— la voz de Ash tocando la puerta le hizo reaccionar.
—Ho-hola Ash.
—Disculpa que te marcára no sabía si aún estabas dormido.
—Esta bien, aquí esta tu folder.
—Gracias, llegaré temprano hoy. Adiós.
—Ash… ¿con quien hablaste afuera?
—Ho, era un hombre que buscaba una dirección de un vecino.
—Ya veo…
—Me voy, cuídate mucho y llegaré temprano, lo prometo— dejó un beso en su mejilla y salió fuera.

Eiji finalmente pudo respirar. Fue el momento más tenso en su vida.

Terminó de ordenar la casa y salió a su trabajo.

Mi amante, mi amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora