Séptimo ramo

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—¿TE VAS A ENCONTRAR CON ÉL?
—Baja la voz Shorter, pueden escucharte.
—¿Cuándo?
—Éste sábado.
—¡Eiji, eso es pasado mañana!
—Ya lo sé, pero necesito confirmar algo.
—¡No!— tomó a su amigo y lo sentó en la banca mirándolo fijamente— Eiji, escucha, no es necesario que le pagues a Ash así, actuó como estúpido pero no deberías buscar venganza.
—No, no es eso.
—¿Entonces? ¿Realmente estás enamorado de ese tipo?
—No, tampoco.
—¿Y entonces?
—No lo sé. No se como sentirme. Amo a Ash, Dios sabe que es así, pero desde que nos mudamos todo es peleas y disgustos. Nunca está en casa, y cuando está me ignora por completo. Cuando esas flores llegaban cada semana, me sentí soñado. Alguien más soñaba conmigo, alguien más quería tener mi atención y cariño y eso… me hizo feliz. Es por eso que quiero verlo. Así podre sacarme la duda de quien es y porqué me envía las flores.
—Pero le dijiste que tendría una respuesta.
—Si y se la daré cuando lo tenga de frente.
—Le dirás que no, ¿verdad?— dijo preocupado su amigo.
—Depende lo que le haga sentir a mi corazón.
—¡Eiji no le hagas eso a Ash!
—Descuida, todo saldrá bien.

Eiji le dio unos golpecitos en la espalda y continuaron trabajando. Detrás de escena, Ash se encontraba mirando fijamente cada movimiento de su esposo. Cuando Eiji salió del trabajo, Ash fue detrás de Shorter.

—Que hay Shorter.
—Ash, ¿Qué haces aquí?
—Necesito hablar contigo, es sobre Eiji.

—Entonces… ¿es verdad?— pronunció triste dejando la taza de café

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—Entonces… ¿es verdad?— pronunció triste dejando la taza de café.
—Si, Eiji dijo que se encontrará con él, éste sábado. Ash, tienes que hacer algo.
—No puedo hacer nada.
—¿Cómo que nada? ¡Eres su marido! ¿Vas a dejar que te coman el mandado?

Ash cayó en cuenta de que su amigo tenía razón, había actuado egoísta, frío y distante con su marido desde que se cambiaron de casa. En parte se sentía culpable por la situación. Sino actuaba rápido, podría perder a su esposo.

—¿Debería evitar que vaya a verlo?
—Pero obvio que si, no lo dejes salir, llévatelo lejos.
—Bien, te prometo que recuperaré a Eiji.
—Actúa rápido, de verdad no quiero que ustedes se separen.
—Ni yo. Si lo pierdo… me volveré loco.

Llegado el sábado, Eiji siguió con su rutina de siempre, preparó el desayuno y poco después llegó Ash

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Llegado el sábado, Eiji siguió con su rutina de siempre, preparó el desayuno y poco después llegó Ash.

—Se ve muy bien, ¿es una receta nueva?
—Si, quise cambiarla un poco— respondió Eiji sin mirarle.
—Hoy… ¿irás a trabajar?
—No, hoy no.
—Qué casualidad yo tampoco, me dieron el día— dijo sonriendo a su marido— ¿Quieres ir a pasear?
—¿A pasear?
—Si, podemos ir a donde tú quieras, hace mucho que no salimos, he estado muy ocupado, así puedo compensarte.
—Lo siento, no puedo hoy.
—Pero dijiste que no irías al trabajo.
—Ya tengo planes, lo siento— se levantó y Ash lo tomó del brazo.
—¿Con quien? ¿Con tu amante?
—¿H-he?

Ash se puso de pie y lo tomó furioso del brazo.

—¿Vas a verte con él?
—¡No, claro que no!
—¿Entonces a donde vas?
—¡Solo voy a cenar con unos amigos!
—¿Entonces no te molestará que vaya contigo o si?
—¿C-conmigo?, ¿quieres ir conmigo?

Ash le soltó y caminó a su habitación.

—Cuando falte una hora me dices para que no nos coja el tráfico.

Eiji se quedó abrumado, ¿Como podría safarse de esta situación ahora?

Eiji se quedó abrumado, ¿Como podría safarse de esta situación ahora?

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Faltando media hora llegaron al punto de encuentro. Eiji se encontraba nervioso. Se mantuvo en silencio durante varios minutos mirando de reojo a Ash.

—Tus amigos tardan mucho.
—Si… eso parece…— Eiji miro la hora, faltaban solo 5 minutos.
—Tengo hambre, ¿que tal si pedimos?
—Si, sera lo mejor, quizá los cogió el tráfico.

Tomaron la carta y realizaron el pedido. Faltando 1 minuto Eiji se levantó de la mesa.
—Tengo que ir al baño, no tardo.
—Vale.

Eiji caminó al sanitario y miró todas las salidas del restaurante. Si bien Ash tenía idea que se encontraría con su amante, no sabía donde era ese lugar. Eiji eligió el restaurante al lado de la cafetería, de este modo podría escaparse.
Entró pues al baño y había una ventana lo suficientemente grande para poder salir. Así pues a prisa abrió esta y salió.

—Lo siento Ash.

Mi amante, mi amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora