Octavo ramo

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Eiji llegó apresurado al café y miró en los alrededores pero parecía que aquel hombre aún no se hacía presente.

Decidió tomar la mesa del centro y esperar a que la persona llegara.

Después de algunos minutos, Eiji sintió que una mano tocó su hombro, al girar la mirada pudo ver a un hombre vestido de traje con un enorme ramo de violetas cubriendo por completo su rostro

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Después de algunos minutos, Eiji sintió que una mano tocó su hombro, al girar la mirada pudo ver a un hombre vestido de traje con un enorme ramo de violetas cubriendo por completo su rostro. Tomó asiento y dejó sobre la mesa una nota.
Eiji la tomó en sus manos y la leyó:

«¿Cuál es tu respuesta? Deseo escucharla»

Miró al hombre y este comenzó a bajar lentamente el ramo de su rostro.

—¡NO LO HAGAS!— gritó apresurado antes de que éste pudiera dejar a la vista su rostro— Lo siento mucho, no puedo corresponderte, nunca podría hacerlo. De verdad lamento que vinieras. Pero quiero agradecerte tus atenciones. Se que Ash es un gran hombre, por eso me casé con él, y que he sido egoista con sus sentimientos presionándolo sin considerarlo o cuan cansado llegue a casa. No es atento o detallista, incluso no suele decirme cosas lindas, pero, todo eso en él lo hace adorable para mi. Gracias a ti he comprendido que lo amo más que nunca y que he sido un tonto. Que quiero seguir a su lado y que lo extraño. Espero tener el tiempo suficiente para amarlo, y si esta vida no es suficiente, lo buscaré en la siguiente para seguir amándolo. Perdón nuevamente, solo puedo amar a un hombre y ese es Ash. Debo irme, perdón.

Eiji se levantó de la mesa y caminó fuera apresurado, se recargó en la pared del callejón de ambos restaurantes y una vez calmado entro por la ventana al encuentro con su marido.

—Disculpa, ¿tardé mucho?
—Un poco, oye, ¿que pasa con tus amigos?
—L-les llame y me han dicho que se confundieron de lugar jaja… les he dicho que disfruten la comida allí y nos veremos en otra ocasión.
—Bueno, si no hay remedio.
—Hay que comer, mira, todo se ve delicioso.
—Entonces provecho.

Ambos sonrieron y continuaron con la velada.

Ambos sonrieron y continuaron con la velada

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Al llegar a casa Ash miró a Eiji.

—¿Te gustó la cena?
—Si, la pasé muy bien.
—Te tengo algo, abre la cajuela.
—¿La cajuela? ¿Porqué?
—Tu solo hazlo— dijo sonriendo.

Ambos bajaron del coche y Ash le entregó las llaves a Eiji. Éste las tomó y abrio la puerta. Sus ojos no podían creer lo que miraban. El traje de su amante y el ramo se encontraban ahí.

—E-esto es… ¿Cómo…? ¿Porque tu…? ¿Eh?
—Tranquilo— dijo Ash sacando el ramo de violetas y entregándoselo a Eiji— Parece que después de todo no reconoces a tu amante.
—¿Que quieres decir?

Ash empezó a reír y Eiji aún se encontraba bastante confundido.

—¡N-no te rias!— dijo avergonzado.
—Es que eres tan lindo— le tomó de los hombros y lo miró fijamente— Yo soy tu amante, tu amor secreto.

—Es que eres tan lindo— le tomó de los hombros y lo miró fijamente— Yo soy tu amante, tu amor secreto

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—Yo soy tu amante, tu amor secreto. El que te envía flores y poemas, yo soy él.

Eiji no podía asimilar la situación.

—¿Tu eres el que escribía y me mandaba flores?
—Si.
—¿¡Eras tu!?
—Si.
—¿Porque? ¿Es una especia de broma? ¿Dónde está la cámara?— dijo buscando por sus alrededores y Ash lo detuvo.
—Quise conquistarte nuevamente, eso es todo.
—¡Pero tu sospechavas y me tenías vigilado, incluso me diste una cachetada!
—¡Tenía que hacerlo creíble, lo de la cachetada hasta a mi me dolió pero tenía que buscar una manera para que accedieras a ver a tu disque amante!
—¿Y que hay del tipo? ¿El que escribió las notas detrás de la puerta?
—Era Blanca.
—¿Blanca?
—No podía escribirte las notas, conoces mi letra, así que le pedí al vecino del piso de arriba que me ayudara. Seguramente lo conoces, es un tipo alto de cabello largo y odio admitirlo, es muy apuesto, pero no más que yo. Él te escribía las notas, eso si, yo era el que le decía que escribir, y siempre al irme para el trabajo pasaba a la floreria a pedirle al chico Skipper que te viniera a dejar las notas. Hice esto por más de tres meses.
—No puedo creerlo…
—Quería volverte a enamorar. Sabía que el trabajo me absorbería y sería difícil para ti, por eso decidí hacerlo así, porque no suelo ser detallista contigo.

Eiji lo miró intrigado pero sonrió.

—Al menos mi amante es igual o más guapo que mi marido.
—¿Cómo que más guapo?

Ambos rieron y Eiji le dio un abrazo. Ash rodeo con sus manos su cuerpo y le llenó de besos.

—Te amo.
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¡Próxima semana capítulo final!

Mi amante, mi amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora