el olor a ropa, el crujir de las hojas bajo sus pies, la brillante luz de la mañana. todo le trajo sombras de recuerdos, unos que apenas podía distinguir debajo del velo en su mente, pero un sentimiento profundo en su estómago le dijo que todo esto...
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Después de terminar sus compras, lentamente regresaron a la estación de tren, sin querer terminar la noche primero. Eran solo alrededor de las diez de la noche, y Shuhua deseó poder pasar el resto de la noche juntas como la última vez que tuvieron la fiesta de pijamas. No era realista, pero pensó que sería divertido explorar la ciudad con Soojin hasta que el sol de la mañana saliera en el horizonte.
ーEse edificio es hermosoー, dijo Soojin mientras deambulaban por las calles, y Shuhua se sorprendió al verla señalar el edificio de aspecto rústico al final de la cuadra. Era un edificio muy familiar para Shuhua, pero estaba sorprendida de que Soojin lo hubiera notado.
ーAhí es en realidad donde trabajo.
ー¿En serio? ¿Esa es la academia de piano?— Soojin no podía creerlo.
Shuhua asintió con la cabeza. ーEl edificio es uno de los más antiguos de este vecindario, y la familia que dirige la academia ha sido propietaria durante décadas.
ー¿Puedo ver tu salón de clases?ー Soojin preguntó mientras se acercaban. Shuhua no esperaba que fuera tan curiosa, pero la idea no sonaba tan mal. La academia estuvo cerrada durante el fin de semana, pero Shuhua tenía las llaves en caso de que necesitara tomar algo de su oficina fuera del horario de trabajo. No estaría de más dejar entrar a Soojin para ver cómo era su vida cotidiana.
Sacó las llaves de su bolso y abrió la puerta principal, con la esperanza de no meterse en problemas por llegar tan tarde un fin de semana. Sosteniendo la puerta abierta para Soojin, siguió a la mayor al vestíbulo y encendió las luces.
Shuhua se sintió extrañamente sensible al mostrarle su oficina a Soojin. Estaba ansiosa de que la mujer la juzgara por sus decoraciones o se aburriera con toda la música. Era otro vistazo a su vida interior y estaba preocupada por lo que pensaría.
Con las llaves tintineando nerviosamente en su mano, Shuhua abrió su salón de clases y entró. Soojin la siguió e hizo un sonido de asombro mientras contemplaba el pequeño pero acogedor salón de clases de Shuhua.
Soojin caminó hacia adelante, volteándose mientras admiraba las decoraciones. ーMe gusta tu estilo.
ーRealmente no es nada...
ー¿Te gustan las plantas?ー Soojin preguntó mientras pasaba los dedos por las hojas verdes que cubrían las ventanas.
ーA mi mamá le gusta mucho la jardineríaー, respondió Shuhua con un suspiro. ーCreo que compré muchas plantas para poder fingir que era tan buena como ella cultivándolas. Pero no creo que haya heredado su pulgar verde…
Shuhua extrañaba el jardín de su madre en casa, lleno de flores y frutas que nunca sobrevivirían un día en el clima más frío de Corea. Añoraba las plantas tropicales que tanto le habían recordado a su hogar, pero las que tenía en su oficina eran lo suficientemente buenas por ahora.
