Verla es mágico, sé que ella no nota mi existencia, pero no importa, me conformo con los roces de sus manos en las mías cuando me pasa monedas o cuando yo le doy una bolsa con todos los productos que compra. Me conformo con las cortas conversaciones que tenemos.
Sí, trabajo en una tienda llamada seven&eleven. Aquí en donde vivo hay varias, y curiosamente en donde yo trabajo cerca de ahí hay una playa. Supongo que mi compradora misteriosa (y digo misteriosa por que no me sé su nombre, no eh tenido el valor de preguntarle), vive en una de las casas que están en la pequeña pero cómoda playa.
Siempre que viene compra lo mismo unas papás picantes, un jugo de guayaba, y en algunas ocasiones unos cigarrillos marca montana a excepción de sábado que compra cerveza marca corona y muchas bolsas de botanas. Cada quince días pone una recarga de cien pesos, tiene de compañía telefónica Telcel y me sé de memoria su número telefónico.
Usualmente usa ropa holgada, es muy hermosa y cuando compra cerveza me habla más amigable de lo normal, supongo que es por que está un poco ebria o feliz por que su semana de trabajo acabó.
Soy una maldita acosadora y lamentablemente me gusta.
Es sabado por la noche y gracias a Dios termino mi turno de las doce de la noche, no me preocupo mucho por la inseguridad, mi confiable moto y mi gas pimienta me ah salvado de varios asaltos. Me quito ese estorboso y asqueroso chaleco y lo sustituyó por mi gloriosa chamarra de cuero. Estoy a punto de ponerle llaves a la puerta para poder bajar la cortina y siento como alguien toma mi hombro, me sobresalto y saco mi gas pimienta, apuntó y presionó el botón. Escucho un grito un poco agudo.
Es ella, está en el piso dando vueltas, maldiciendo y gritando. Tiene unos pantalones rasgados negros y una sudadera negra con una banda estampada: Panic! At The Disco. ¡Vaya! No sabía que nos gustaba la misma banda.
Después de unos minutos ella parece calmarse y se levanta, busca desesperada unas cosas, se acerca a mi y levanta su billetera junto con un gorro negro. Sí, es super amante de los colores oscuros.
-¿Qué demonios te pasa? Pude morir.
¿Está hablándome? ¿Ella a mí? Me quedo inmóvil y ella me mira, sus ojos están algo rojos y parpadea mucho.
-Oye necesito me vendas cerveza, sé que me eh pasado del horario pero realmente quiero seguir bebiendo.
Salgo de mi trance y pienso un poco, si hago esto no me pagaran mi tiempo extra.
-No puedo venderte, por que no me pagaran si me quedo tiempo extra. Lo lamento.
Me miro y maldijo.