Capítulo cinco

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— ¡¿Las últimas neuronas de tu cerebro se congelaron durante el entrenamiento?! — me grita tirándome lo primero que se le cruza, o sea un jabón, intenté esquivarlo, pero me golpea en el brazo — ¿Qué haces aquí, Zack?

Voy a explicar las cosas desde el principio.

Hace ya un mes la bruja engatusadora (y sexy) de Island me hizo caer como un mismísimo idiota en su red cuando fue a mi departamento a prácticamente provocarme.

El aire de superioridad con el que me miraba cada vez que nos tocaba estar juntos me hacía poner de mal humor, pero en su caso ocasiona todo lo contrario.

Luego de que se fue esa noche me di un baño de agua fría por tres razones: la primera, porque quería descartar que no soñé despierto, la segunda, porque lo tenía que hacer y la tercera, porque quería quitarme su perfume de encima.

Dejé que las cosas siguieran con normalidad, tanta, que a veces se me olvidaba que eso había ocurrido entre nosotros, además de que había otras cosas por las cuales preocuparse, como el hecho de que doce chicos de entre dieciséis y veinte años habían desaparecido entre los días jueves y viernes de hace tres semanas, entre ellos dos compañeros de la universidad.

— La policía ha dicho que hay que tener cuidado mientras no aparezcan o sepan que esta pasando.

Las palabras de Collins nos llegan a todos y a la vez nos preocupan. Nunca había ocurrido algo así en la cuidad.

Estuvimos alertas toda esa semana, nos íbamos de regreso a casa una vez la universidad (en mi caso los entrenamientos) se terminaba, si podíamos nos regresábamos juntos.

Me saltaba o llegaba tarde tanto a clase como a entrenamientos para ir a buscar a Camila en su universidad y trabajo, no quería que corriese ningún riesgo al andar sola.

Pero, así como vino ese miedo se fue, dos semanas después estábamos de lo mas tranquilos y normales, a excepción de Island. Una de las desaparecidas era una amiga suya de las animadoras, lo cual la tuvo muy desanimada, Camila que me pedía que la llevara a su departamento para estar con ella e intentar calmarla.  

Ha pasado un mes desde las desapariciones y aún no se sabe nada de esos chicos, ni siquiera una pista, todas las que pensaban eran útiles solo llevaba a callejones sin salida.

Espero que puedan aparecer sanos y salvos, pero ya las esperanzas son pocas.

El equipo de hockey a avanzado dos lugares en la tabla de posiciones gracias a dos victorias extraordinarias, no hemos estados invictos, hemos tenido dos derrotas, pero las palabras del entrenador elogian este año como uno de los mejores.

Las clases terminaron hace como dos horas ya, solo quedamos en la universidad los que necesitamos entrenamiento o práctica, así como los de futbol americano, beisbol, Lacroze y hockey.

Island y yo no hemos tenido mas encuentros, ni si quiera unos segundos solos los dos, pero ya no hay nada de tensión en nosotros, por lo menos ya no lo siento de su parte, cosa que me serena, creo que lo que necesitábamos era hablar y dejar las cosas claras para que mi conciencia pudiese dejar de atormentarme.

Aunque quedé molesto y todavía me molestan sus medios para averiguar las cosas. Eso de provocarme e incitarme… ella esta loca, pero debo admitir que me gustó que lo hiciera.

Había decidido quedarme un rato mas en la pista de hielo, hoy es el día libre de Camila y me dijo que iba a salir con sus amigas “Las Mary's” porque según ellas, yo ocupaba todo el tiempo de Camila y apenas y la veían, cosa que no voy a desmentir. Cuando me enteré de las desapariciones me volví como Papá oso con Cami y no podía dejarla sola mucho tiempo.

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