Capítulo tres

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He decidido adquirir la misma mentalidad de Island y fingir que no ha pasado nada entre nosotros, porque ¿Valdría la pena hablar con ella sobre el asunto? No. Ya ha pasado y no hay vuelta atrás.

Es cierto que mirar a Camila ahora me cuesta un poco, lo bueno es que ella no ha parecido notarlo, últimamente la universidad, el trabajo de medio tiempo y las obligaciones de la universidad están consumiendo su tiempo, aun así, encuentra tiempo para dedicármelo.

Mis entrenamientos y exámenes también han estado ocupando la mayoría de las horas del día. El entrenador ha estado exigiendo más rendimiento de nuestra parte por los partidos que se vienen, he estado más tiempo del que pensé ejercitándome en esta última semana.

Camila se acuerda de todo lo que hiso en la fiesta de Island y casi alcanza un color rojo bermellón su rostro mientras recordaba sus bailes e insinuaciones hacia mí.

Austin se acuerda de poco y Collins, bueno ella no se acuerda de nada porque se durmió primero que todos. Brent, en cambio, estaba casi sin recuerdos, no supo explicarnos como había llegado a la habitación de los padres de Island.

— ¿Qué hay de ti? — Collins había dirigido su pregunta hacia su mejor amiga.

Ya todos estábamos en el patio de la casa de Island luego de desayunar, nos encontrábamos debajo de una pérgola muy bonita hablando de los sucesos ocurridos en la fiesta. Todos estamos ahí, incluso Mason.

— No mucho en realidad — contestó sin ningún tipo de emoción —, luego de llevarlos a cada uno a una habitación me fui a dormir.

No esperaba otra respuesta de su parte, quizás con diferentes palabras, pero al final todas iban a llegar al mismo punto: mentir.

No es como si yo esperara que les dijese de lo más natural y tranquila:

— Bueno, luego de que Zack dejara a Brent en la habitación me corté, Zack me ayudó, yo lo trate mal, él se enojó, comenzamos a discutir y yo lo abofetee, él me beso, yo le devolví el beso y ¡Pum! Terminamos teniendo sexo — y luego de que ella dijera eso la conversación continuaría normal.

No me preocupaba que me hicieran la misma pregunta, mi respuesta la estuve pensando mientras Camila se removía en la cama junto a mí.

Me sigo diciendo a mí mismo que si fueran otros tiempos andaría de lo más normal y relajado, pero no, por más que quiero no puedo estar tranquilo, estoy muy enamorado de Camila y saber que ella no espera ninguna traición de mi parte me desespera.

Sé que la única forma de que Camila sepa lo que pasó esa noche es por medio de mí o de Island y puedo jurar que ella no está dispuesta a perder a su novio y amiga.

— ¡Trainor! — el pitido del silbato cerca de mi oído me hace encogerme en mi lugar, me he desconcentrado y para mi desgracia lo ha notado el entrenador — Afilarás las cuchillas de los patines de todos sino te concentras.

Con esta advertencia, no me distraigo más y enfoco toda mi atención en los ejercicios y luego en el pequeño juego de entrenamiento.

El hockey se ha convertido en uno de los amores más grandes que tengo, lo práctico desde niño y cuando en la preparatoria al fin me dieron un puesto titular estallé en emoción.

Cuando conseguí un lugar en el equipo titular durante la preparatoria, algo llamado “popularidad” tocó mi puerta con rapidez, yo no tuve ningún problema en dejarla pasar y darle la bienvenida como una excelente amiga.

Nunca llegue a considerarme guapo o bien parecido, mucho menos las chicas, pero las diferencias que hace una chaqueta deportiva con tu nombre detras es sorprendente. De pronto el nombre Zack Trainor era muy rumoreado por las chicas (según Collins por palabras de Island).

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