Capítulo nueve

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— ¿Seguro estas bien? — es como la décima vez que le hago la misma pregunta a Brent, pero la hinchazón crece cada vez más y el color de su piel en el área afectada va tornándose verdosa.

Brent sujeta en sus manos la bolsa de guisantes congelados sobre su ojo. Miro a Island, pero ella sigue con cara de tragedia y de una vez analizo que no obtendré una explicación esta noche de lo que acaba de ocurrir.

Opto por sentarme en el sillón más próximo y dejarme caer en él. Estoy cansado por el partido, por la fiesta y ahora por esto, que ni siquiera sé qué es.

No sé cómo hemos terminado en esta situación, pero lo cierto es que ahora nos encontramos en la casa de los padres de Island. Ellos no están aquí, la escuché decir (en su ataque de nervios) que están de vacaciones en una villa familiar a las afueras de la cuidad.

La cara de ella apunta que está a segundos de lanzarse a llorar, pero solo mantiene una mirada de seriedad. Brent esta con la vista perdida en cualquier lugar, menos en nosotros. Él está molesto, furioso y todo eso va dirigido a Island, a quien no le ha dirigido la palabra desde que nos retiramos de la fiesta de la victoria.

Camila esta junto a mí en silencio por la situación. Collins y Austin no fueron a la fiesta pues, aunque estaban felices por la victoria del equipo, ellos no son de andar en fiestas. Camila fue por mí y porque Island la convenció de ir con ella para que no la dejara sola mientras Mason y yo nos embriagáramos.

La fiesta estaba genial, todos se divertían a mas no poder. Camila bailaba animadamente con Island y sus amigas, mientras yo participaba en uno que otro juego tonto con los chicos del equipo. Brent estaba coqueteando con varias universitarias mientras mantenía sus ojos en las chicas. Es una regla entre nosotros, no importa cuanta distracción o diversión haya, nunca, pero nunca hay que descuidar a las mujeres que cortejamos.

Camila sabe lo que sucedió, sin embargo, no he pedido una explicación a ella. Se cuál será su respuesta. Opto por quedarme callado y sin decir ninguna palabra que pueda dañar el ambiente.

Mi novia se levanta del asiento y va con cuidado hasta donde esta Island, se agacha para estar a su altura, veo como la toma por su mentón para que le dé algo de atención y le dice unas cosas que no comprendo (más que todo por la distancia). La ojos verde asiente y le da una mínima, pero más que todo forzada sonrisa. Se dan un corto abrazo, Camila se levanta y me hace una seña para que me ponga de pie y la acompañe.

Le sujeto la mano en lo que vamos camino afuera. La oigo lanzar un suspiro pesado y noto como sus ojos se llenan de lágrimas de pronto. Me asusto y sujeto sus mejillas para que me dé su atención, pero sólo esquiva mi mirada y se suelta de mi agarre, me toma de la mano y nos hace salir de la casa.

— Tengo que irme, mañana tengo un turno muy temprano — me avisa sacando su celular del bolsillo. — No te preocupes por mí, pedí un Uber y ya estará aquí.

— Iré contigo.

— No, ellos te necesitan más que yo — ella coloca su mano sobre mi boca antes de que logre abrirla. — No debo decir nada, porque los sucesos no me pertenecen, sólo fui espectadora de ello.

— Camila — le pido sosteniendo su mano.

— Ya llegó el Uber, Zack. Hablaremos después, te quiero — observo el auto que esta estacionado afuera de la casa de Island.

— También te quiero — le doy un beso sobre sus labios y otro sobre su frente.

La acompaño hasta afuera y espero hasta que el auto salga de mi campo visual.

Es mas de medianoche, todo está en un silencio infernal y con un frío para congelarte. Me apresuro en volver a la casa de Island para resguardarme del frio y esperar que alguno de los dos involucrados decida tomar la palabra e informarme de todo lo que pasó.

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