Epílogo

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Cinco años después...

El ambiente en el cementerio es fresco y ligero, el pasto está en un verde llamativo gracias a la primavera, pero los ultimos dias de la temoorada se hacen notar, hay grupos de flores coloridas en lugares muy distantes del otro, es obvio que prefiero concentrarme en eso antes que en el montón de lápidas que hay aquí.

El viento sopla y me golpea con furia, pero se debe al espacio abierto en el que me encuentro, la falta de edificios altos hace que la brisa corra con más libertad.

Estoy frente a la lápida de Austin y, aunque el ambiente no está tan mal, me dedico a cambiar las flores viejas por las que he traído para él.

—Sé que no es tu aniversario de muerte — me agacho para cambiar las flores —, pero tengo un partido mañana y decidí venir antes para traerte algunas flores, no quería venir después.

Han cambiado algunas cosas en estos últimos años, luego que que Camila y Island se fueran de mi vida, me dedique enteramente a mis estudios y a los partidos de hockey, me dediqué por completo a llmar la atención, en dar lo mejor de mí para obtener un lugar en cualquier equipo profesional. Antes de aprobar mis exmanes finales para graduarme me reclutaron para jugar en la Liga profesional de la NHL con los Alas Rojas de Detroit.

Con Brent permanecimos unidos el resto de la universidad, pues del grupo de cinco amigos sólo quedamos dos en esa inmesa ubiversudad, en cuanto a Brent, la relación que tenía con esa chica Phia se volvió mas seria, al punto de que aun están juntos y con plames de matrimonio.

Ambos (Brent y yo) nos graduamos y seguimos siendo los mismos aunque no nos vemos en persona seguido, pero siempre venimos a traerle flores a Austin, sólo que este año me adelante un día.

—Sé que estarás conmigo como en cada partido, asi como cuando estabas físicamente a mi lado — me río un poco al recordar como está la temporada. — Aunque no nos está yendo del todo bien, pero tengo fe en que todo mejorará.

Suelo venir cada año sin falta a dejar flores en su tumba y siempre tengo la esperanza de ver a Island cuando vengo hasta acá, pero nunca me la he encontrado, ni siquiera cuando voy a visitar a Valerie y a Raymond (los padres de Austin).

Me he llevado decepción tras decepción cuando no la veo en cada reunión. La he visto en fotografías de las redes sociales como Instagram o Facebook, pero sólo cuando Collins publica alguna y eso no sucede muy a menudo. Sigue igual de hermosa que siempre, pero una foto no es lo mismo que verla en persona, una foto no le hace justicia a su belleza, pues esa hermosura que sus vibrantes ojos verdes emanaban no puede capturarla una imagen.

—¿Zack? — esa voz la reconocería sirmpre, pues una vez y durante mucho años estuve enamorado de la dueña de esa voz. No tengo que girarme mucho para que Collins entre en mi campo de visión, verla me hace ponerme derecho inmediatamente.

—Collins — ella no desperdicia un sólo segundo más y viene hasta mi con rapidez y me da un abrazo con fuerza, por primera vez en años que la tengo frente a mi y puedo abrazarla. Hace años que dejé de sentir mariposas cuando la veía, pero era mi amiga antes que todo.

Sigue igual de preciosa que siemore, sólo que con un aire mas viejo. Su cabello está corto y lo lleva en ondas muy prolijas que la hacen ver más elegante y madura.

Repito: una fotografía no puede transmitir lo que se transmite en persona. 

—¡Mírate! — se separa de mi para verme mejor. Esa sonrisa que veo en su rostro me transporta a los viejos y mejores momentos — ¡Estás tan guapo!

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