-Aliento de vida-

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"Cuándo sacrificas algo grande entonces consigues algo grande. Sin sacrificio nada puedes conseguir"

  -Beopoeta

Pov Miguel

El humo negro de mi hermano inundo todo el lugar de nuestra batalla, la bestia parecía no tener miedo a lo que estaba a punto de suceder. Y podía percibir el poder creciendo en su interior, de nuevo era tan poderoso y que me hacia recordar nuestros viejos tiempos. En verdad había logrado encontrarse con su único creyente. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue el ver entre sus manos, aquél espejo humeante, parecía cobrar vida en estar de nuevo con su propietario. Con una sonrisa en su rostro y el humo saleando de sus narices, estaba totalmente preparado para luchar nuevamente contra la oscuridad.

-¿Con que esta cosa anda dándoles en la madre? Hasta acá puedo oler a muerte.

-Ten mucho cuidado Marco...-comenté- tiene el alma de Hiro en sus entrañas.

-No te preocupes hermanito, de esto me encargo yo.- tomó su espejo y con una voz baja comenzó a recitar en nahuatl. El humo no tardó en rodearlo e iniciando a transformarse en un inmenso jaguar de pelaje negro donde sus ojos brillaban con intensidad haciéndolos resaltar de una manera única. La bestia sonreía con tanta malicia como una señal clara de burla, Leo me tomó con cuidado para alejarme de ese tenso encuentro.

Héctor miraba a nuestro alrededor para que no hubiera nadie cómo testigo, por suerte ni los trabajadores, ni los visitantes del lugar se habían dado cuenta. Sin más, Marco con un leve gruñido, comenzó a rodear con lentitud, observando a su siguiente presa. Aquella criatura se mantuvo inmóvil por unos segundos viendo los movimientos de mi hermano y sin esperar más fue en contra de él. Sus garras se habían clavado en su piel, pero no fue por mucho cuándo Marco  lo lanzó con su cuerpo contra un pilar,  dió media vuelta y fue hacía  la bestia incrustando su mandíbula en su cuello.

-¡Eso es Marco!- gritó Héctor con mucho animo. Con fuerza lo tomó por el cuello y lo arrastró por el lugar, se podía oír cómo rugía de dolor aquella inmunda bestia, pero no fue por mucho cuándo lo golpeo en su rostro; soltándolo de inmediato y volverle a atacar. Era una inmensa batalla regida por la fuerza y furia entre ambos, Marco esta totalmente dispuesto a derrotarlo, en ese aspecto se parecía a mi madre, orgullosa y talentosa en combate. Mientras las garras de mi hermano hacían cortes en aquella oscura criatura, noté algo inusual en él, la sangre que amanaba no era carmesí o de color púrpura como solían tener los seres del inframundo. Esté era de un aspecto negro y viscoso, que solo una vez logré verle en mis tiempos como dios novato, el cuál juré jamás olvidar. 

-¡Marco arrancalé la cabeza!

-¡¿Qué estás diciendo Miguel?!- se acercó mi hermano mayor con una expresión atónita.

-¡Esa criatura es producto de un hueso sagrado!- mis hermanos me miraron con gran sorpresa, Marco parecía sonreír al saber ahora en donde debía enfocarse. La criatura se colocó en una posición de ataque, cómo si se tratará de un felino sediento de sangre, en segundos saltó hacía mi hermano con intensiones de romper su espejo, pero para su suerte; Marco se dió la media vuelta y con su poderosa garra arrancó de manera brutal la cabeza de la bestia. 

La cabeza rodó hasta nuestros pies, convirtiéndose en un líquido espeso y oscuro que parecía hervir en el pavimento. Su cuerpo cayó en sordo frente de Marco, dónde del cuello emanaba una pequeña luz que era nada menos que la esencia de Hiro. Mi gemelo con su ocico de jaguar lo tomó para resguardarlo en su interior, el humo de vuelta lo envolvió dejándolo de nuevo en su forma humana. Lo que quedaba de aquella criatura también se disolvió en el pavimento  dejando un pequeño trozo de hueso sagrado, todo nuestro alrededor volvía estar de nuevo intacto. Sin darnos cuenta habíamos estado dentro de un campo mágico, ahora más claro teníamos de el porque nadie se había percatado de nuestra batalla en lugar tan pequeño como es estas instalaciones. Leo se acercó para tomar el hueso y lo observó con más detalle.  Efectivamente no estaba equivocado de que era producto de esta reliquia. 

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