capítulo 10

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Y ahí observaba al chico que era dueño de mi corazón, desde lejos veía cada cosa que hacía, pero tenía que aprovechar ese intervalo de tiempo que tenían los pacientes junto a sus respectivos médicos para idear mi plan. No podía permitir que ese muchacho rubio se quedara cerca de mi Samuel tanto tiempo, porque claro ¡yo no podía vigilarlo todo el tiempo! Así que alguien más tendría que hacerlo, o más bien algo.

Tomé los papeles que estaba rellenando sobre la mesa con el cuidado de no dañarlos y fui de vuelta a la linda y amplia oficina que me correspondía como "jefe" de este maravilloso lugar. Aunque no disfrutase al cien lo que vendría siendo el trabajar y encargarme de todo, lo que más me hacía deleitarme es poder ver a ese hombre cada día trabajando en mi recinto. A ese hombre precioso que amaba con todo mi ser.

Busqué con la mirada la caja que me había llegado recientemente por correo. Cuatro mini cámaras con bluetooth, muy costosas para colmo, pero debía mantener vigilado a Samuel, a mi niño.

Con prisa probé bien el funcionamiento de estas, que estuvieran buenas, y para mi suerte así fue. Conecté el usb del instalador a la computadora y sin demora el programa ya estaba ahí, podía ver como las cámaras enfocaron partes de la mesa en las que las había dejado y de inmediato una sonrisa llena de felicidad se formó en mi rostro

¡Mi plan estaba funcionando a la perfección!

Guardé aquellos aparatos en el bolsillo de mi pantalón y entré finalmente a la habitación del muchacho, acercándome a la ventana de esta. Y con cuidado saqué la pegatina que traía la parte trasera de la página, dejando la camara en un borde de la ventana, apuntando directamente a la cama del muchacho. Con fuerza presioné de esta para que se pegaran bien a la madera y me retiré con prisa del lugar, para aprovechar de ir a la habitación de aquel chico que me llamaba la atención, ese chico que sonrió al verme.

David.

Me acerqué a la cama, sentándome en esta para poder oler la almohada, olía a frutas, al igual que la mayoría de su cama. Sin querer alcé una sonrisa en mis labios y agarré las sabanas entre mis manos, así apretandolas deleitándome con el exquisito olor que había en ellas. Pero debía cumplir mi propósito. Repetí el procedimiento que realicé anteriornente, dejando la cámara en el mismo lugar que la otra habitación, pues eran casi identicas. Para poder hacerlo en una habitación más, la del enano gruñon, cuanto odiaba a ese hijo de puta.

Me senté en mi escritorio, mientras reposaba mis pies arriba del escritorio, era hora de probar las cámaras como se debía ¿no?

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Me senté en mi escritorio, mientras reposaba mis pies arriba del escritorio, era hora de probar las cámaras como se debía ¿no?

Encendí el monitor y de inmediato se vieron las cuatro cámaras, revisé una por una hasta toparme con la de Rubén, solo miraba la ventana, como si estuviese concentrado en algo que se encontrase allí afuera, su expresión era seria, hasta que miró a otro lado. Abrazaba sus piernas como un bebé, contemplé su triste mirada, jugaba con sus dedos cada vez más rápido, estaba ansioso, nervioso por algo. Sonreí al instante al verlo así, sabía que en su cabeza justo en ese momento estaban pasando demasiadas cosas, no podía estar solo ni una hora sin estar mal, y eso lo pude confirmar al ver una lagrima cayendo por su cara, lentamente bajando por su mejilla que a los segundos limpió con su muñeca, pero no se podía detener, seguía llorando, y cada vez su rostro estaba más humedos al igual que sus labios.

ᵗᵒᵐᵒʳʳᵒʷ ⁱˢ ᵃⁿᵒᵗʰᵉʳ ᵈᵃʸ ; ʳᵘᵇᵉᵍᵉᵗᵗᵃ & ˡᵘᶻᵘᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora