Donde ocurrían cosas extrañas y el amor fue inevitable para todos dentro del psiquiátrico de Madrid
"-Mañana será otro día -murmuró Samuel"
Y es que él amaba a la gente interesante, y Rubén era una de esas personas.
Una banda desorganizada de ladron...
desde ahora voy a dejar música para ambientAr, no sé como mierda la podrán escuchar mientras leen pero les recomiendo q la escuchen mientras leen, van a quedar asi 😦, así q busquenla en spotify o nose<3
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Abrí mis ojos, molesto por el frio que recorría mi cuerpo a pesar de estar tapado con mantas, observé el techo y me puse a pensar ¿realmente vale la pena estar vivo? ¿realmente todos tienen un propósito acá? porque yo solo he avanzado sin conseguir nada, solo me he mantenido a lo largo de los años y joder, si que es difícil, levantarse cada día, con la esperanza de que algún día toda tu vida vaya a dar un cambio y poder ser feliz, pero ¿qué era la felicidad? me preguntaba siempre, para unos es el dinero, para otros simplemente descubrir cosas nuevas, pero todas esas personas siempre tienen a alguien con quien viajar, con quien compartir cada noche, en la cama, abrazados y diciendose cuanta fortuna tienen de haberse conocido el uno al otro, ¿respecto a mi? solo me levantaba cada mañana, siguiendo la rutina para poder seguir vivo aunque a veces ni lo quisiese.
Estiré mi mano observando el mueble que se encontraba a un lado de mi cama, un vaso de vodka que había tomado la noche anterior, lo mire con los ojos entrecerrados y lo tome entre mis frías manos, dandole un rápido sorbo tomandome lo que había sobrado, porque si, esa era mi vida, y cada noche brindaba porque desapareciera de este puto mundo.
¿Mi nombre? Samuel, o cómo me conocían en el trabajo, el chico sin familia, el que se quedaba hasta tarde atendiendo a sus pacientes sin chillar en ningún momento, el que aceptaba cubrir a sus compañeros cuando tenían que ir a recoger a sus hijos a la escuela o tan solo querían ir a con sus esposas. Mientras yo, solo seguía con todo, porque nada valía la pena en esa ciudad, ni en esos musculos horrendos que tenía.
Me senté en la cama, dejando mis piernas afuera, observé la pequeña cama que se encontraba en una de las esquinas de la habitación, ahí estaba la pequeña que siempre me cuidaba de todo, la única que realmente me necesitaba. A pies descalzos sin importarme el frio caminé hasta el baño, prendí la luz y logré darme cuenta de mis ojeras, eran gigantes y oscuras como las que describían en los libros de fantasía, odiaba mi cara, odiaba mis brazos, odiaba todo de mi, no entendía muy bien el porqué Guillermo se enamoró de mi, ni porque siempre me dice hermoso, si es que soy la cosa más fea que jamás he visto.
Me saqué mi camiseta y mi ropa interior, dandome un ultimo vistazo en el espejo, entré a la ducha y esperé a que el agua estuviera tibia, procedí a mojar mi cabello y mi cuerpo de por si, cerré mis ojos tratando de buscar tranquilidad en esta mente confusa, y lo primero que se me vino a la cabeza era la tierna mirada que me dedicaba Rubén cuando le hablaba, esa nerviosa mirada que explicaba que estaba a gusto hablando conmigo, y es que no me cabía en la cabeza el como un chico tan guapo y tierno pudo terminar en una carcel con esa, ahora debería estar dumiendo, con las sabanas en por encima de su cabeza, como lo ví el otro día, descansando mientras abrazaba una almohada y cerraba sus ojos como si estuviera flotando entre las nubes, cómodo y soñando con gatitos. Sin querer sonreí, imaginándolo feliz, contento como se lo merecía, lo tierno que se me hacía no lo cambiaba nadie, porque cuando sus ojos brillaron en la oscuridad y el humo salió de su boca fue cuando más me gustó, al verlo calmado, y con una sonrisa bajo la luz de la luna, junto a mi en ese baño, haciendo algo totalmente prohibido que me presté a hacer, y tenía unas ganas tremendas de decirselo. "Eres adorable" decirle mientras lo miraba a los ojos, y que él me sonriera y sus mejillas se pusieran coloradas, era como una fantasía al fin y al cabo, algo que quisera ver pero jamás obtendría, porque yo era un hombre serio, y tenía novio.
