Cuatro

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Ella está sentada en la mesa de la cocina mientras que yo preparo el café. Su mirada me penetra aunque le estoy dando mi espalda haciendo el café.

—Listo.— Yo lo sirvo en una taza para ofrecérselo con una sonrisa.

—No,— Ella alza una mano. Yo rápidamente me siento mal pero alzo las cejas expectante. —quiero beber de la cafetera entera.

—¿N--No se va a quemar?

—No quiero de la taza.— Ella simplemente responde.

Yo pongo en la cafetera el líquido que recopile en la taza. Le doy el cristal de la cafetera. Ella lo toma y bebe de él aunque este queme toda su cavidad bocal. Hilos de café se deslizan fuera de su boca corriendo por toda su garganta quemando todo a su paso.

—¡Señora! Eso la va a quemar--

Yo camino hacia ella para bajar el cristal de su boca pero me queme los dedos e instintivamente dejo caer el cristal.

—Ah. Querido. ¿Te quemaste?

Ella se inclina hacia mí al verme sujetándome dos dedos en rojo.

—Mi hija será mía.— Ella susurra a mí oído.

Yo la miro.

—¿Quieres quitárnosla?

Yo le pregunto. Ella sonríe maquiavélica.

Voy a quitársela.

—¿Por qué la quieres si ya la dejaste desde un principio?

—Porque simplemente se me da la gana.

—No la obtendrás. No fácilmente. Sal de mi casa.

Ella se me queda viendo.

—¡SAL DE MI CASA! ¡SAL!

Yo grito ahora poniéndome de pie sin soltar mis dedos rojos. Ella se pone de pie y le mantengo la mirada hasta que ella se va a la puerta.

Sale por la puerta y yo cierro la puerta con fuerza ahora con la respiración agitada.

—¿Qué rayos...?— Yo me cuestione en bajo.

—¿Pa?— Dreamy está afuera de la habitación frotándose un ojito.

—Ah. Dreamy. Te desperté. Lo siento.

Yo llego a ella poniéndome en una rodilla y abrazándola. Bethoven salió del cuarto de Dreamy. Al parecer estuvo con ella en caso de que la mujer entrase a su cuarto. Eso me hizo suspirar en alivio con una sonrisa de labios.

—¿Tienes hambre? Te daré de comer.

—Pa~.— La niña dice ahora triste cuando me alejo y ve mis dedos rojos.

—Tranquila, Dreamy. Sólo fue una quemazón. ¿Sabes cómo se va a ir?

—¿Da?

—Cuando me des un besito en los deditos. ¿Me lo darás?

La niña se alegra y me da un besito en los deditos haciéndome reír.

—¡Mira! Ya no me duele tanto.— Yo le digo enseñándole mis dedos quemados con una sonrisa. Ella aplaude.

—¡Pa! Oki.

Dreamy se refirió a que estoy bien pero apenas y sabe decir palabras. La cargue en mis brazos para movernos a la cocina.

—Nos vamos a comer el almuerzo de papa Mew que no se lo llevo hoy.— Yo le digo poniendo un dedo contra mis labios para que sepa que es un secreto. La niña imita mi gesto entre risitas traviesas.

Tóxico(s) 2 • MewGulf Donde viven las historias. Descúbrelo ahora