Nombre: Reagan
Apellido: Dankworth
Edad: 18
Sexo: Femenino
Fecha de ingreso: Diciembre 25, 1993.
Tiempo de estadía: Indefinido.
Clasificación: Nivel tres.
Vigilancia: Constante, especialmente durante horas de sueño.
Diagnostico: Trastorno delirante y sonambulismo.
Tratamiento: Tergalic 200 mL, una vez al día, Litharmon dos tabletas en la noche, Nerymtan una tableta con cada comida (tres veces al día).
Observaciones: Ha tenido diversos episodios problemáticos que se dan en sus horas de sueño, lo cual se le atribuye al sonambulismo. A pesar de su condición delirante, la paciente se muestra calmada y tranquila, a excepción de momentos de crisis delirantes, no ha causado problemas mayores, salvo dos incidentes que se explican con detalle en las páginas posteriores. La paciente no se relaciona con los demás internos, exceptuando a la paciente Cordelia Harrison. Denkworth y Harrison han intentado huir dos veces (descripción en páginas posteriores).
***
El frío de la noche es inclemente. No deja de llover. Cordelia y yo corremos a todo lo que damos. No es mucho. En Procul no puedes ejercitarte. El ejercicio te proporciona salud, tanto física como mental. Y ellos no quieren eso. Ellos nos quieren locos. Más de lo que dicen nuestras historias clínicas.
Hace un año y tres meses estoy internada en este nefasto lugar. Legalmente esta registrada bajo el nombre de Institución mental Procul, vulgarmente se le conoce como “manicomio” o “loquero”. Para los internos, es el infierno.
Un año y tres meses. Parece poco tiempo, pero cuando lo pasas en un manicomio, tomando cinco pastillas al día, haciendo lo mismo todos los días, un año y tres meses se siente como una eternidad. Tengo dieciocho años, pero me siento de cincuenta y ocho. En este lugar tan grande, con capacidad para doce mil internos, no hay lugar para la intimidad, la alegría o la tranquilidad.
Por eso me voy.
No por mi familia. No por esos desgraciados que me metieron en esa prisión para empezar. Porque delirio. Y mis episodios los asustan. Cobardes. No, no me voy por ellos.
Me voy por mi.
Porque llevo un año y tres meses perdiendo las ganas de vivir. Quiero recuperarlas.
Me voy por Cordelia. Porque es mi única compañía, la única fuente de remota alegría.
Honestamente no siento la necesidad de buscar un motivo para convencerme por tercera vez de que huir es lo mejor. Me voy porque este lugar es un asco y punto.
Cordelia se detuvo unos metros adelante de mi.
-Reagan, rápido.
Yo trato de apresurar mi paso, pero los pulmones no me dan. Mis pies tropiezan con algo, haciéndome caer.
Las luces del edificio central se enciende. Veo a alguien venir hacia nosotras.
Mierda.
Con una linterna apuntando directo hacia mi, distingo al señor Cardraff, el jefe de seguridad de Procul, gritando cosas inentendibles debido a la fuerte lluvia. Imagino que esta maldiciendo nuestro tercer intento de escape. Aun en el suelo, busco con la mirada a Cordelia quien con terror en sus ojos observa como estamos a punto de ser atrapadas de nuevo.
Cardraff nos lleva adentro, dando la perorata de siempre, y maldiciendo su trabajo. Al final, nos deja solas en la oficina de la directora Sor Shelly, una monja inglesa que de santa no tiene un pelo.
Cordelia sigue aterrorizada.
-No será la última vez. -le digo.
-Sé que no. Pero sinceramente Reagan, me estoy cansando de ser atrapada siempre.
-¿Quieres irte de esta prisión?
-Sabes que eso es lo que más quiero en el mundo.
-No nos rendiremos. Y te prometo que, cueste lo cueste, la próxima será la última.
Sor Shelly entra en su siniestra oficina para anunciarnos el castigo y cada palabra que pronuncia me convence más.
Vamos a salir de aquí.
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NdA.
Hola.
Primero, espero que disfruten este nuevo proyecto. Y perdón por el prólogo de mierda, pero bueno.
Los medicamentos los inventé yo. Tambien hice mucha investigacion apriori.
Espero les guste.
Comenten y eso.
Los quiero.