Cuando su celular comenzó a sonar a las ocho de la mañana quiso lanzarlo por la ventana. No recordaba haber activado sus alarmas para la universidad —Enojo, Depresión y Aceptación, sus alarmas de las 6:20, 6:25 y 6:30 am —, estaba seguro de haberlas desactivado desde la noche antes de que comenzaran sus vacaciones. No tenía ganas de moverse para apagarlas y no sería la primera vez que volvería a dormir con Magic Island de fondo.
Sin embargo, alguien no podía seguir durmiendo así. Sintió un par de golpecitos pequeños en sus mejillas, parecían caricias de aire. Percibió como algo se movía a su lado y la presión sobre su rostro se hizo doble, una en cada mejilla.
—D-Dah~ — escuchó un sonido infantil a la par de los golpecitos en su rostro —¡Dah!
Chris finalmente abrió los ojos con parsimonia, sonrió un poco al ver como Felix sostenía sus dos mejillas mientras hacía sonidos un tanto incoherente —adorables — para intentar despertarle. El pequeño se notaba tranquilo y eso le alegró, no había vuelto a tener otra pesadilla.
—¿Dormiste bien, pequeñín? —preguntó, acariciándole el cabello con cariño.
Como si finalmente le entendiese, Felix asintió con al cabeza. Eso le hizo feliz. Sin moverse mucho, estiró su brazo hasta la mesa de noche y tomó su celular, que había vuelto a sonar como si no hubiese un mañana. Al ver quién era respondió.
—¡Feeelix, bebé! —su tía gritó alegre nada más ver al pequeño.
Su primo movió la cabeza, buscando a su mamá. Incluso había balbuceado algunos “ma-má” s. Chris le guio hasta la pantalla de su celular. Felix soltó un gritillo emocionado y se acercó a la imagen de sus padres. Su tío saludó a ambos y su tía comenzó a lanzarle besitos y “te quiero mucho, mi vida” a Felix.
—¿Qué tal el viaje? —inquirió Chris y alejó a Felix un poco de la pantalla y le daba uno de sus peluches para que abrazara mientras lo mantenía en su regazo.
—¡Todo maravilloso! —su tía respondió con emoción —. ¡Hawaii es perfecto!
—¿Qué tal te va con el pequeño? —su tío cuestionó burlón —¿Qué tal la primera noche?
Chris rió ante el recuerdo. —Realmente, pudo ser peor. Se despertó de madrugada, pero logré que se volviera a dormir.
—No pensé que se te dieran tan bien los niños, hijo —su propio padre apareció en una esquina de la pantalla.
—Hola, papá. En realidad, no se me dan bien para nada —admitió en un suspiro —, pero a mi nuevo vecino sí y le pedí un poco de ayuda.
—Mi hijo ya está creciendo —su madre hizo un gesto dramático para quitarse una lágrima falsa.
Chris rodó los ojos y mantuvo la conversación un rato con ellos, Felix incluso balbuceó un par de respuestas a las preguntas alocadas de su madre. Se despidió deseándoles un buen día, aunque allá fueran las 4 de la mañana, y asegurando que tenía todo controlado con Felix, que no se preocuparan.
Él realmente no sabía que su terror como niñero solo había comenzado.
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