Sᴛᴇᴘ Nɪɴᴇ

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—¿Entonces? —su amigo se inclinó hacia él sobre la mesa con una sonrisa burlesca y haciendo un movimiento muy sugerente de cejas —¿algo que contar?

  MinHo ignoró al pelinegro y siguió tomando de su café helado con calma. Estaban en la cafetería que siempre frecuentaban cuando iban a la facultad, les quedaba cerca y a él le gustaba la estructura del lugar, era pequeño, con dos pisos y al ser casi todo de madera le daba un aspecto hogareño acogedor.

  La mesera pasó a ver si todo estaba bien y MinHo rodó los ojos al notar como su amigo era totalmente ajeno al como la chica coqueteaba descaradamente con él. Una prueba de que todo el que se acercara al metro con ochenta empezaba a carecer de algunas cosas; Sam era inteligente para la medicina, pero todo un idiota con las mujeres.

  A MinHo le resultaba gracioso recordar cómo se habían conocido. Había sido su primer día como estudiante transferido y, debido a sus pocas habilidades sociales y con el idioma, quiso pasar desapercibido y se sentó en una de las últimas filas del aula de conferencias. Cuando el turno estaba a diez minutos de comenzado, la puerta se abrió de forma estruendosa y un chico de cabello un tanto largo y recogido había pedido permiso para entrar mientras se disculpaba por haberse dormido. El chico se sentó a su lado y al notar que era nuevo se presentó.

—¿Eres nuevo aquí? Tu rostro no me suena conocido, yo soy Sam Hwang —le extendió su mano de forma disimulada para que el profesor no le regañase.

—¿Hwang? —había preguntado curiosos, sorprendido de escuchar un apellido coreano en Australia.

El chico había asentido —Mi familia viene de Corea, yo nací y viví por un tiempo allí, luego mi padre tuvo que trasladarse a Las Vegas por motivos de trabajo hasta que finalmente terminamos aquí —le escaneó con la vista —¿algo malo con eso?

  MinHo había negado con las manos y pensó que podría hacer el intento.

—Soy Lee MinHo, estudiante transferido desde Corea, un gusto conocerte —le había hablado en coreano.

—Un gusto —le respondió en el mismo idioma, lo que hizo que ambos sonrieran de forma cómplice —, aunque tal vez te guste usar mejor mi nombre coreano. Soy HyunJin.

  Y a partir de ese momento, luego de que el profesor les regañara por hablar en plena conferencia, comenzaron a pasar tiempo juntos. Minho consideraba a HyunJin como su único amigo en Australia y había sido quien le comentó sobre su nuevo apartamento; al principio había pensado que su nuevo amigo y él tenían las mismas preferencias en cuanto a pareja, pero luego pasar un día por su apartamento y ver su habitación descubrió que su radar estaba algo dañado.

—¡Vamos, hombre! ¡Sé que pasó algo! —HyunJin bufó, cruzándose de brazos mientras se recostaba en su silla —Me mandas un mensaje para que nos reunamos porque hiciste algo vergonzoso y no podías verle más la cara al tal Christopher y ahora que estamos aquí no quieres contarme nada.

  MinHo agradeció que las conversaciones entre él y HyunJin fuesen en coreano porque la anciana sentada a dos meses les estaba mirando con demasiada intriga y de entender lo que decían podría malinterpretarlo… aunque no es como si él restregándose contra su vecino como un gato mientras fingía dormir fuese algo muy inocente.

—No sé ni para qué te dije algo —suspiró —, eres un chismoso.

—Soy tu único amigo, desembucha —le ordenó y MinHo no tuvo más remedio que contarle lo que sucedió cuando insistió otras cinco veces.

  No se sentía orgulloso de lo que había hecho, él no era así, pero cuando se refería a Christopher Bang él se volvía alguien diferente a lo usual, era más atrevido y no pensaba en el riesgo de sus acciones hasta luego de llevarlas a cabo. Hacía lo que quería en el momento que quería. Se sentía un tonto y comenzaba a tener miedo sobre la imagen que podría estar formando su vecino sobre él en su cabeza. Aun así, no se arrepentía de lo sucedido esa mañana y, de tener la posibilidad de volver en el tiempo, haría lo mismo y, quizás, hasta le besara. Realmente quería comprobar que tan suave eran sus labios.

—Estás totalmente loco —HyunJin se burló de él —y no lo digo solo en el sentido literal de la palabra, sino que también estás loco por ese chico.

  MinHo suspiró mientras jugaba con su pastel de chocolate. No le hacía falta que su amigo le dijese algo que ya sabía. Christopher era un chico maravilloso, lo había comprobado en esos cinco días que se conocían, sentía que lo que sentía era algo apresurado, pero se pasaban casi las veinticuatro horas juntos así eso debería compensar el poco tiempo desde su primer encuentro. Eso, sumado a que Felix siempre respondía: “Channie, canción” cuando él le preguntaba que hacía su primo cuando él no estaba presente, le removía por dentro del nervio. Tal vez no fuese lo que pensaba, pero ¿y si la canción era para él?

  Quiso golpearse. Él estudiaba medicina, se suponía que se fiara más de hechos que en presentimientos, pero no es como si pudiese hacer algo al respecto. Chris podía estar realmente adelantando alguna tarea y que empezase a hacerlo justo cuando MinHo le pidió que le dejara escuchar una, podía ser una simple coincidencia…

—Entonces, ¿cuándo me dejarás conocer al amor de tu vida? —HyunJin preguntó, sacándole de sus pensamientos.

  MinHo quiso replicar que no era el amor de su vida y que dejara de bromear, pero su amigo siguió hablando.

—Si quieres mi opinión más sincera debo conocer ambas partes, tú te centras en encontrarle una lógica a las cosas y te cierras a la posibilidad de confiar en lo que sientes y, sonaré como un hermano sobreprotector, pero no me gustaría que te pasara lo mismo que con el imbécil de Drake —rodó los ojos —, era un verdadero capullo.

  MinHo rió sin ganas.

—Créeme que Chris no es como ese idiota, yo confío en los chicos que son queridos por los bebés y Felix ama a su primo.

—Aun así, me gustaría conocerle —HyunJin insistió —, después de lo de Drake no confío en tus gustos para los hombres.

—¿Y por qué tú, un hetero en todo su esplendor, podría saber más que yo sobre esto? —enarcó una ceja, burlón.

  MinHo sabía que el que le empezase a gustar su antiguo compañero de apartamento solo porque había sido bueno con él había sido de las decisiones más tontas de su vida, pero acababa de llegar a Australia y pensó que Drake era amable; lástima que solo quería conquistarle para aprovechar su beca y que pagase toda la renta alegando que estaba escaso de dinero en ese momento. Debió imaginar el tipo de persona que era cuando ni siquiera le gustaba a Sonnie.

—Porque yo no me veo afectado por sus encantos —le respondió encogiéndose de hombros.

  MinHo observó de reojo a todas las chicas que no paraban de mirar a su amigo. No se veía afectado por los encantos ni se daba cuenta de los suyos. HyunJin le preguntó qué pasaba cuando rió de repente por lo bajo, él le dijo que no se preocupara y, luego de quejarse un poco sobre que faltaba muy poco para iniciar las clases, decidió que era hora de regresar.

—¿Qué te parece si me acompañas a casa? —le preguntó, mirándole con tranquilidad luego de fijarse en la hora de su reloj —Creo que he dejado a Chris demasiado tiempo solo —se levantó de su silla y le hizo señas a la camarera para indicarle que ya habían dejado el pago sobre la mesa —, ¿quién sabe lo que me encontraré? ¿sabes que la última vez dejó que Felix se hiciera un chichón?

  Eso hizo reír a HyunJin, quien le siguió fuera de la cafetería y comenzó a decir que usaría ese primer encuentro con Christopher para ponerle a prueba. MinHo le dio un empujón leve y le amenazó con que, si por su culpa su vecino no le hablaba más, él debería comprarle la comida para sus gatos durante tres meses. Aunque no es como si permitiría que su amigo le pusiese en evidencia frente a alguien tan maravilloso como Christopher Bang, pero no diría que no le resultaba intrigante el cómo actuaría el chico ante la supuesta broma.

Pasos de bebé 『ᴮᵃⁿᵍⁱⁿʰᵒ/ᴹⁱⁿᶜʰᵃⁿ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora