Uno.
"Engañando a todo el mundo diciendo que se está divirtiendo"- Carmen, Lana del Rey
Sophia miraba al atractivo chofer que conducía el auto que la llevaría con su abuela.
El hombre no debía pasar los cuarenta años, así que pensó en jugar un rato, ella cruza sus piernas dejando que se vean sus muslos en esos shorts sobre la cintura que llevaba. El hombre solo sonríe con cordialidad.
- ¿Estas casado?
- Si señorita- responde el hombre en italiano ella asiente lamiendo sus labios haciendo una divertida mueca
- ¿Hablo bien italiano?
- Bastante bien- dice el hombre sonriéndole ya que estaba a su lado, la castaña se negó a sentarse en el asiento trasero
- Se hace muchas cosas con mi boca digo además de hablar - sonríe Sophia.
El hombre se atora con su propia saliva mientras ella ríe apoyándose en la ventana, sin lugar a duda sería un buen año. agradecía que su madre la dejara pasar las vacaciones en Seattle fue entretenido sacarla de quicio a ella y Theo, se suponía que en una semana comenzaría las clases en un colegio privado en la ciudad de Milán cerca de donde vivía su abuela.
La última vez que vio a la mujer tenía quince años y fue en su fiesta de cumpleaños, la mujer parecía adorarla y siempre le enviaba regalos de su costosa línea de ropa. Eso le agrada a la joven.
Sophia mira sus uñas pintadas de negro mientras el chofer sigue conduciendo a una velocidad media, cierra los ojos permitiéndose dormir ya que no durmió mucho en el avión, ya que su mala madre solo compro asientos de turistas y ella jamas podría relajarse en uno de esos asientos, sin lugar a duda su progenitora quería castigarla de por vida. Cierra los ojos sintiéndose demasiado cansada incluso para su propio bien.
La chica despierta cuando siente unas pequeñas sacudidas a su cuerpo abre los ojos encontrándose a su abuela, la mujer era más alta que ella y deja de respirar cuando la aprieta contra su pecho aun en el asiento de copiloto.
- ¡Sophia cariño! ¡Estas enorme! - grita la mujer apretándola más contra ella y junto al cinturón de seguridad no era una buena idea. No al menos para su cuello
- Abuela
- No me digas así Sophia... siento que no me quieres dime Nona- sonríe la mujer- ¿Qué tal el viaje?
- Tranquilo solo dormí- sonríe guiñándole un ojo al chofer quien se le cae una maleta que tenía entre sus manos
- ¿Tienes hambre?
- Muero de hambre- sonríe ella desabrochando el cinturón de seguridad y saliendo cuando su abuela le dio espacio.
- Genial, tengo invitados, espero no te molesten... es un socio de mi empresa de moda