Cinco.
"Sigo diciendo a todos la verdad, pero quizás esa no sea la jugada"-That bitch, Bea Miller.
Sophia estaba sentada con Noah en el suelo del baño, el niño estaba apoyado en su hombro un poco más tranquilo mientras ella acariciaba su cabello. El timbre había sonado hace más de diez minutos y ambos miraban la pared blanca de cerámica sin ánimos para moverse.
- ¿Me dirás la verdad de porque estas cerca mío? Debe ser porque soy guapo ¿Estas enamorada de mí?- dice el niño viéndola
- De donde sacas tantas tonterías Noah- ríe ella
- Es la verdad... soy hermoso solo mira mi rostro, es la perfección pura.
La chica ríe viéndolo mientras acaricia su mejilla.
- Cuando tenía tu edad, un grupo de niñas me encerró en uno de los armarios del colegio, cerca de un gimnasio.
Noah se sienta en el piso del baño viéndolo mejor quedando frente a ella.
- No les caía bien así que me llevaron luego de deporte a uno de los armarios del conserje, gritaba porque eran al menos diez, así actúan los matones con un sequito de idiotas, llore incluso tuve un ataque de pánico que me hizo vomitar. Estuve encerrada por doce horas. Mi niñera fue a buscarme al colegio y estas niñas le dijeron que mi papá había venido por mí, era una mujer amable, ella les creyó porque mi padre solía hacer cosas así por mí. Además, quien no les cree a las niñas bonitas con buen comportamiento.
- India- susurra Noah estremeciéndolo de solo pensar, para él las cosas no habían escalado de esa forma
- Cuando mis padres llegaron a casa eran las once de la noche, denunciaron mi desaparición a la policía, creyeron que me habían secuestrado, pero yo seguía en el colegio. A nadie se le ocurrió buscarme allí.
El niño la mira atento.
- Me encontraron al otro día el conserje del colegio, se asustó al verme y me llevaron a una clínica para comprobar que estaba bien, tuve un ataque nervioso, la policía supo lo que hizo esa niña, pero ninguno de mis padres quiso tomar acciones legales porque los niños son niños. Mi mamá me obligaba a ir después de ello, decía que no podía ser una débil y que debía afrontar a esas niñas, ella misma se encargaba de llevarme a diario a clases. Incluso aunque llorara, pataleara, gritara le rogara que no lo hiciera.
- ¿Qué hiciste?
- Comencé a no hablar, tenía ataques de pánico contantes, a nadie le importo, me orinaba en la cama. Les tenía miedo a los espacios pequeños... fue una pesadilla Noah, así que entiendo lo que pasaste.
Noah abraza fuerte a India, el por lo menos tenía a su papá que siempre se preocupaba por él, se imaginaba estar en su misma posición y que su padre no le creyera. Eso debía doler mucho.