Trece.
"Habia luz y solo podia ver lluvia
Di que es amor"- Rain in the heart, Michele Morrone.
Sophia estaba recostada sobre el escritorio de Michele, su cuerpo temblaba debido al placer que estaba sintiendo, siente como el hombre la toma de sus muslos mientras sopla entre sus muslos haciéndola temblar.
- Por favor- solloza
Sophia sentía cada vez su orgasmo más cercano, pero luego de una tortura de casi una hora que el hombre provocaba en su cuerpo lo único que quería hacer era llegar al éxtasis. Todo comenzó cuando la secretaria del hombre entro para que el firmara unos documentos, ella comenzó a tocarlo frente a la mujer haciendo que el la obligara a retirarse y a ella a tomarlo en su boca. Cuando se derramo en su boca la subió sobre su escritorio y allí llevaba una hora de tortura sollozando de placer.
Su blusa estaba pegada a su cuerpo y mojada debido al sudor.
- Por favor- susurra ella
El hombre besa su monte de venus alejando su boca de su centro haciéndola llorar debido al placer que le estaba quitando.
- ¿Te comenzaras a comportar pequeña?
- Si – susurra abrazando sus piernas
- Espero que lo hagas porque créeme, cariño puedo llevar tu cuerpo al límite.
La chica solloza cuando el introduce dos de sus dedos a su interior moviéndolo lentamente mientras pasa su lengua suavemente por su clítoris haciéndola sollozar de placer y morder sus labios para no gritar, siente el sabor de la sangre en su boca.
Ella intenta cerrar las piernas sintiendo como su orgasmo llegaba, pero él le da una fuerte nalgada haciéndola llegar al éxtasis, su espalda se encorva tanto que duele mientras todo su cuerpo tiembla. Las contracciones de sus dedos son tan fuertes que el sigue follandola con sus dedos a través de su placer.
Sophia solloza sintiendo que no puede respirar, sintiendo como otro orgasmo se une con el anterior mientras el muerde justo sobre su pelvis haciéndola llorar de placer. Sophia siente como el saca sus dedos de su interior llevándolo a la boca de la chica mientras esta solloza limpiando sus dedos con su propia boca, no le desagrada para nada.
El sonrie tomándola entre sus brazos sentándola en sus piernas, aun temblaba y sentía esa incomoda sensación de su uniforme pegado a su cuerpo. El besa su cabello acurrucándola mientras acaricia su costado hasta que su respiración se regularizara.
- ¿te gusto pequeña?
- Si- susurra contra su cuello
El hombre ríe besando su mejilla.