Capítulo 17

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La tarde del domingo había sido un poco ajetreada, Irene, Molly, Mike y Greg quisieron hacerle una pequeña despedida a John, luego de enterarse de la reconciliación de ambos. Empacaron entre todos, comieron pizza y bebieron cerveza, rieron y lloraron por la partida de uno de los más queridos amigos que habían tenido la dicha de conocer.

-¿Entonces no sabes cuando volverás?- Preguntó Irene.

-Claro que no lo sabe, pueden pasar años.- Respondió Sherlock.

-Quizá si te hieren o algo y quedas inservible puedas volver.- Comentó Greg sin haberle dado muchas vueltas al asunto en su cabeza, estaba más ocupado terminandose las orillas de la pizza que dejaron las chicas. Se ganó más de una mirada de odio de parte de los presentes.- ¿Qué? es una posibilidad...

-Y yo que te iba a pedir que cuidaras de ellos pensando que eras el más cuerdo.- Dijo riendo John.

-Creo que estaremos bien, John.- Habló Molly con una sonrisa, intentando tranquilizar al mayor. De inmediato todas las miradas se dirigieron a Sherlock.

-No soy un niño, estaré bien.- Contestó ante las miradas insistentes de los demás.- Sin John aquí quizá pueda adelantar cursos y salir un par de años antes.- John sonrió, Sherlock no iba a mostrarse débil ante los demás, sin importar lo que saliera de su boca, sus ojos decían todo lo contrario, desgraciadamente para el rizado todos notaron su mentira.

-Cuidaremos al cachorrito por ti, Watson.- Irene le sonrió, eso tranquilizó un poco a John, después de todo sus amigos lo conocían, sabían cómo cuidarlo.

-Un último brindis.- Dijo Mike quien había estado observando en silencio a su grupo de amigos más cercanos hablar del futuro.- Por nuestro querido John, para que regrese sano y salvo en un futuro cercano.- Todos alzaron sus latas de cerveza para brindar.

Ya entrada la noche todos se fueron después de estar por última vez en la habitación 221B con el que había sido su huésped por tres largos años. Se despidieron con la sensación de nostalgia creciendo en sus pechos, prometiendo que estarían a primera hora en la estación de trenes para despedir a John.

Antes de llegar a las escaleras Greg fue detenido por el rubio, quien había llegado corriendo a su lado.

-Greg... necesito pedirte algo.

-Lo que sea, amigo.- Sonrió antes de ponerle una mano en el hombro.

-No lo apartes de tus casos y esas cosas. Le fascina, y aunque no lo diga se que te considera uno de sus amigos más cercanos. Se lleva mejor contigo que con cualquiera de los otros.

-¿De verdad? Vaya, no lo pareciera, me trata como si fuera un idiota.

-Para él todos lo son, solo tenle paciencia, ambos se necesitan, el te ayuda y tu lo entretienes. No lo dejes a la deriva, por favor.- John sabía que hacía lo correcto dejando al menor en las manos de Greg, tenían una linda amistad aunque no se notara, además de tener mucho en común.

-Descuida, amigo. No lo dejaremos solo, aunque no te puedo asegurar nada, tu mejor que nadie sabes como es, si nos aleja y se va por su cuenta no podré hacer nada... es Sherlock de quien hablamos.- El rubio lo miró cabizbajo, Greg tenía razón, por mucho que lo dejara en manos de los demás, Sherlock tenía mente propia, y una muy compleja. Si se le metía la idea de alejarse del mundo lo haría, si quisiera recluirse en soledad no le costaría encontrar la forma de hacerlo. Solo esperaba que no fuese así.

-¿Me lo prometes entonces?- No quería abandonar la esperanza de que todos estarían bien y juntos luego de su partida.

-Claro, lo prometo.- Sonrió de manera cálida, haría todo lo posible por cuidar de ese rufián revoltoso, a quien consideraba uno de sus mejores amigos a pesar de sus discusiones tontas y de que lo hacía sentir inferior algunas veces, pero se había acostumbrado rápido a la forma de ser del menor, era un buen chico.

Roommates (Johnlock AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora