YoonGi tomó la mano de su dominante en cuanto cruzaron la puerta. Había bastante gente, más de la que YoonGi habría imaginado. HoSeok se giró, poniéndose frente a él, para calmarle.
- No hay nada de qué tener miedo. No me separé de ti, si es lo que quieres. No te quitaré los ojos de encima. - Prometió.
- Vale. - Asintió intentando encontrar su valor.
- Además... - Bajó su mano hasta su cintura, para no incomodarle llevándola más abajo y con la otra sacó de debajo de su elegante camisa la llave colgada al cuello. - ...nadie puede tocarte. Recuérdalo. - YoonGi asintió de nuevo y con algo más de confianza miró a su alrededor. No sólo había mucha gente, sino que cada uno parecía muy distinto al otro. Había parejas, gente sola, trios y grupos parloteando por todos lados. Parecía ser que, por el momento, la mayoría guardaban decoro y sólo unos pocos se devoraban en las esquinas. Mientras sólo fuera eso, YoonGi no tenía dudas de poder soportarlo, pero sospechaba que eso sólo acababa de empezar.
Era fácil distinguir a los dominantes. La mayoría de ellos vestían de etiqueta y mostraban la cabeza alta y el paso firme, como HoSeok. Algunos pocos llevaban chaquetas o arneses de cuero, pero nada demasiado estravagante. Sin embargo, los sumisos eran de lo más dispares. Claramente no necesitabas una pulsera para distinguirlos como la última vez. Llevaban atuendos de lo más estrafalarios. Todos distintos. Y YoonGi podía, en algunos casos, saber incluso cuál era el fetiche de su dominante con sólo verlos. Gracias a dios, HoSeok había elegido algo bonito pero más discreto para él.
- Dichosos los ojos. - Les habló una voz conocida. - Ya creía que no veníais.
- No exagere, doctor Shin. - Respondió HoSeok con una sonrisa. - No es tarde aún.
- Será que los viejos como yo siempre llegamos muy temprano. - Rió. - ¿Cómo estás?
- No me puedo quejar. - Aseguró HoSeok. El hombre que tenía enfrente poco se parecía al doctor que él había conocido en la clínica. Vestía elegantemente e incluso hablaba de otro modo. Le hacía parecer mucho más joven e incluso atractivo, lo que sí seguía conservando era el mismo tono afable, lo que agradó a YoonGi.
- ¿Y cómo está tu lindo pequeño? - Le sonrió a YoonGi con cariño. No se dirigió a él directamente, así que no respondió y dejó que HoSeok hablara por él.
- Un poco asustado. - Le confesó divertido mientras sostenía a su sumiso de la cintura.
- Las primeras veces siempre son difíciles. - Comentó una alegre voz a su espalda. Una mujer joven y despantanante le rodeó y se apoyó sensualmente en el hombro del doctor Shin.
- Cuanto tiempo sin verte, Tiffany. - Pronunció HoSeok en tobo amable, pero neutro.
- YoonGi, esta es mi hermosa joya. - Expuso el doctor, quien inmediatamente demostró no tener ojos para ninguna otra persona de la sala. No podía culparle, era preciosa, se movía con gracia y su sonrisa deslumbraba. Llevaba una falda corta y una blusa con bastante escote. Lucía un ligero de cuero a modo de adorno en el muslo derecho. Su esbelto cuerpo derretiría el hielo, pero en verdad vestía de forma discreta comparándola con el resto de los sumisos. Eso le daba un nivel mayor de elegancia. YoonGi pensó que algún día quería desprender el aura que ella mostraba en ese momento. Entonces sería un sumiso del que HoSeok podría estar orgulloso. Uno que no tuviera miedo, que caminara con su confianza y se desenvolviera con su soltura.
- Encantada, YoonGi. Me han hablado de ti. - Le sonrió. Y a pesar de que YoonGi sabía que sólo era un comentario sin importancia, no pudo evitar achantarse. ¿Qué habrían hablado sobre él el doctor Shin y su espectacular sumisa?
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Sumisión oculta
FanfictionYoonGi es el matón del colegio. No es físicamente fuerte, pero su lengua es afilada y ha conseguido hacerse temer. Su semblante es agrio y oscuro, pero oculta un secreto. Su agresiva actitud no es más que el reflejo de su inseguridad. En la intimida...