Capítulo 52 - Mucho que pensar

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YoonGi estaba en el sofá esperando a que HoSeok viniera. Ya se estaba haciendo tarde. Despuéa de que JungKook le acompañara a casa, había decidido ponerse a leer un libro de los muchos que HoSeok tenía en sus estanterías. Ojeó una novela romántica, pues le pareció adecuado para su situación actual, quizá incluso aprendía algo. Se aseguró de que, tal y como parecía a simple vista, no tenía contenido pornografico. Por supuesto, su dominante le tenía terminantemente prohibido leer temática erótica por si solo. HoSeok se enfadaría mucho y YoonGi quería seguir comportándose correctamente para complecer a su señor. Sin embargo, aunque pasó más de una hora con el libro en las manos no pasó de la segunda página. Era incapaz de concentrarse porque en su cabeza sólo había lugar para todas las palabras de JungKook: "Si estás hablando de amor deberás aclarar las cosas y confiar en él." "El amor no es algo que puedas detener o controlar, pero eso está bien." "Si de verdad te ama, y si no lo hace es que está loco, te protegerá por siempre."

Demasiadas dudas. Demasiado miedos. Aquello era demasiado complicado para una mente tan destrozada y dependiente como la suya. ¿De verdad HoSeok le amaba? ¿Y él? ¿Amaba a HoSeok? ¿Era acaso capaz de amar? ¿Debía decírselo? ¿Decirle al menos que tenía dudas y preocupaciones, qué estaba albergando sentimientos que no comprendía? ¿O debía empezar por contarle todo sobre sí mismo? Quizá JungKook tenía razón y explicarle la verdad sobre su pasado era la única forma de que confiara en él como para llegar a ser algo más que un contrato. Era necesario que hubiera una verdadera confianza para amarse de verdad y empezar una relación distinta. ¿Eso era lo quería? Sí, eso era lo único que tenía claro ahora que se había dado cuenta de que sentía algo intenso por HoSeok. Sino no se estaría planteando todas estas preguntas, ¿no? Si no le importase, si sólo quería ser su sumiso y nada más, todo sería más sencillo. Pero ya había quedado claro que YoonGi era nefasto tomando decisiones y pocas veces su mente optaba por lo más adecuado. Él no quería precipitarse y espantar a HoSeok abrumándole repentinamente con todos los sentimientos a los que YoonGi sólo empezaba a poner nombre, pero que habían tomado fuerza las últimas semanas dentro de él, sin poder evitarlo, sin que se diera cuenta. En realidad, YoonGi ni siquiera sabía si lo que sentía era adecuado. Su única buena decisión había sido entregar todo su ser a HoSeok, quien ahora elegía por él. Entonces sólo había una conclusión lógica. Sí, lo tenía decidido. Sabía que HoSeok no le fallaría, así que dejaría que él, como siempre, tomase la decisión. Él sólo daría pie a que pudiera suceder. Dejaría que HoSeok decidiera si el amor era lo adecuado para ellos. HoSeok, su amo y señor, sabría mucho mejor que él lo que debía hacer. Pero para ello debía entregarse por completo. Entregarle definitivamente toda su verdad, su verdadera alma. Se lo contaría. Todo su pasado. Se armaría de valor y, a pesar del miedo y del dolor que sabía que le causaría hablar de ella, se lo contaría. Si era HoSeok estaba la posibilidad de poder explicárselo sin que se derrumbara y su cerebro se bloqueara. Sería la primera vez que hablaría de ello abiertamente. Pero si era por quedarse junto a HoSeok y lograr que este le reconociera y le amara, haría lo que fuera. Incluso si con sólo pensarlo ya le estaban temblando las manos.

Después de haber discutido con sus padres, HoSeok condujo sin rumbo. Intentó aclarar sus ideas y pensar en la forma en la que librarse de toda aquella locura. Sus padres pretendían que mantuviera una pantomima desde ese momento durante el resto de su vida. No era como si pretendiese decir públicamente que disfrutaba de una clase de relación tan diferente a lo establecido como normal por la sociedad, pero de ahí a finjir que estaba enamorado de una mujer y tener que compartir la vida con ella era una cosa muy distinta. No, aquello  no podía ser. Tendría que encontrar la forma de convencerles de que aquello era todo una estupidez. Pero no lo conseguiría con una excusa mediocre.  Debía pensar en algo especialmente bueno. Nunca era fácil lidiar con los dos abogados sagaces y despiadados que eran sus padres, pero esta sería la la primera vez que se tendría que enfrentarse a ellos directamente para detener sus planes. Eso sería lo más difícil. Dando vueltas en el coche, gastó gasolina para nada, porque no llegó a ninguna conclusión y sólo logró cansarse más aún. Volvió a casa y aparcó con muchas cosas pendientes en las que pensar y un terrible dolor de cabeza.

Sumisión ocultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora