Capítulo 59 - El pasado

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HoSeok entró sin saber muy bien qué pretendía. Quería, sencillamente, quedarse a su lado, saber si se sentía un poco mejor. Llevaba horas descansando, pero estaba seguro de que no había dormido nada. Lo primero que vio al entrar fue el bulto encima de la cama. Arropado entre mullidos edredones. Sintió que era lo único que, después de todo, había podido hacer por él, prepararle una cama cálida y confortable para descansar después de aterrorizarle y hacerle revivir su oscuro pasado.

Lo segundo que vio fue la bandeja de comida sobre la mesa. Él mismo la había dejado allí y estaba intacta. Habría deseado que YoonGi comiera al menos un poco.

Con mucha lentitud y dejando que YoonGi supiera que estaba allí para no asustarle, tal y como le había advertido Tiffany, se sentó en la esquina de la cama opuesta a donde estaba YoonGi encogido y casi completamente cubierto. Estuvo mirándole, sin decir nada, hasta que YoonGi se removió un poco e hizo amago de incorporarse. Entonces, algo amedrentado y temiendo hacerle daño, HoSeok se quedó con la mirada clavada en la pared y sin moverse ni un milímetro. YoonGi se sentó en la cama, con la espalda pegada al cabecero y también permaneció en silencio un largo rato. Miró la comida. La agradeció internamente, pero no tenía hambre. Se dedicó a mirar sus manos sin pensar en nada. Y, de repente, habló.

- ¿Quieres saberlo? - Dijo finalmente en voz baja, pues no tenia porque alzar la voz en aquel silencio sepulcral. Por alguna razón, sentía que ya no tenía motivos para no contárselo a él. Era, en verdad, como si hubiera olvidado las razones que le habían hecho ocultárselo.

- ¿El qué? - Murmuró HoSeok, que lgo dentro de él le decía que no tenía derecho a hablarle después de causarle tanto sufrimiento.

- Lo que me ocurrió. Mi pasado. - Pronunció sin dudar, pero sin tener intencion de mirarse el uno al otro. Como si no estuvieran hablando del todo entre ellos. - El motivo por el que me ha pasado esto.

- Yo he sido el culpable. - Aceptó con tristeza. - No tienes por qué contármelo.

- ¿No quieres saberlo? - Expuso ligeramente sorprendido. No lo estaba haciendo por una razón especial. Simplemente recordaba que HoSeok le había pedido que se lo contase en alguna ocasión y no veía motivos para no hacerlo. O quizá, algo muy oculto dentro de él, quería decirlo en voz alta.

- Pues sí... pero... - No podía evitar sentirse culpable por saberlo ahora. Aunque YoonGi no lo veía igual. - Sólo si tu quieres.

YoonGi quedó de nuevo en silencio un momento antes de volver a hablar.

- Desde que era muy pequeño me empezaron a decir que si seguía de aquel modo llegaría a ser cuanto quisiera. Que tenía talento. - Comenzó a narrar. HoSeok escucharía atentamente en esa posición, sin interrumpirle ni mirarle, todo aquello que YoonGi quisiera contarle. - Todos mis compañeros veían los partidos de las ligas nacionales e internacionales soñando en ser como ellos. Conocían todos sus nombres y sus vidas y querían jugar como ellos, claro, pero también tener su altura, su fama y su dinero. Bueno, todo lo que unos niños de seis u ocho años puedan anhelar el dinero. Querían ser reconocidos, eso sin duda. Pero para mí nada de eso tenía sentido. Yo sólo quería jugar al baloncesto. Y si veía los partidos era para estudiar e imitar la forma en la que se movían. No me sabía los nombres de los jugadores ni los números a su espalda. Pero sí cómo eran sus movimientos y cuales eran sus mejores jugadas. Mi padre solía decir que esa era la razón por la que yo sería el mejor, que entrenara constantemente sin intentar parecerme a otros. - Hizo una pausa de gravedad. - Mi padre era el entrenador de mi equipo. Él me puso un balón en las manos desde que tuve altura para votarlo. Y yo decidí no soltarlo durante muchos años. Todos esperaban mucho de mí, supongo. Pero realmente eso no me afectaba demasiado. Nadie podía decirme que entrenara más porque era mi afición y todo mi tiempo libre lo pasaba con el balón entre las manos. Mi madre siempre me apoyó también, quizá porque en aquel entonces sacaba buenas notas. Tampoco era muy difícil, iba a primaria. Con unos pocos años ya todos a mi alrededor parecían muy seguros de que iba a tener un buen futuro. Lo tenía todo, buenas notas, una gran afición, muchos amigos, una familia unida y perfecta... ¿Qué niños tienen tanta suerte? Algunos de mis compañeros me enviadiaban, pero no me odiaban por ello, sino que me admiraban y eran mis amigos porque en aquel momento supongo que yo era simpático. - Una sonrisa triste y desganada se dibujó en su rostro. - Hasta que poco a poco mi comportamiento cambió. Empecé a pelearme con mis compañeros, a no hacer los deberes ni atender en clase, a responderle a mi madre con mala educación. Cada instante estaba a la defensiva, todo me molestaba, no quería a nadie a mi lado. Apartar a todos de mí fue la única forma con la que pude responder a lo que me estaba pasando. Mi madre estaba muy enfadada conmigo y consigo misma por no poder entender ni solucionar mi nuevo comportamiento. Mi padre, por supuesto, no me decía nada, porque él sí conocía mis motivos.  Supongo que todos se preguntaron por qué no pedí ayuda a tiempo, pues habría evitado muchas cosas terribles, pero es que no era tan fácil, ¿sabes? - Sonaba como una disculpa afligida. - Un niño de esa edad es muy fácil de manipular y para cuando te planteas la posibilidad de contarlo porque eres levemente consiente de lo que sucede, ya has hecho cosas tan degradantes que crees que todos te juzgaran horriblemente. - Sus pausas eran terriblemente dolorosas y HoSeok, en silencio, todavía no sabía, o no quería entender, de qué estaba hablando YoonGi. - Un niño no sabe distinguir entre lo que está bien y lo que está mal. Es normal para todo el mundo que un padre se bañe con su hijo pequeño. Así le enseña a lavarse, se ahorra agua y aprovecha para jugar con él. Nadie puede sospechar de cosas como esa. Y es que no sucede de la noche a la mañana. - Había una total falta de espíritu en sus palabras. Sólo una tristeza lejana para nada superada. Como si quedara alma dentro de él mientras hablaba. - Sólo era un niño. ¿Qué podía hacer para protegerme de él? - Preguntó mirándose las manos. - ¿Sabías que la mayoría de los pederastas son parte del entorno más cercano de sus víctimas? -  Se dio cuenta entonces de que, por primera vez, HoSeok le miraba. Tenía una expresión tan confundida como asqueada y asustada. - ¿Por qué me miras así? Creí que ya habrías atado cabos después de todo. - Pronunció y volvió a girar el rostro. Claramente, HoSeok lo habría comprendido antes, de haber querido hacerlo. - Al principio parece inofensivo. La forma en la que te abraza, te besa o te toca. Era mi padre, la persona en la que más debía confiar, y yo estaba acostumbrado a que él fuera muy cercano conmigo. A nadie le parecía extraña nuestra relación. Todo el mundo sabía que mi padre, el apreciado entrenador del equipo juvenil de baloncesto de Daegu, adoraba a los niños y sobre todo a su único hijo, por supuesto. Era considerado el mejor padre que existía. Además, casi siempre estábamos juntos los dos solos porque mi madre trabajaba muchísimas horas. - Explicó excusando a todas aquellas personas que podrían haber hecho algo por ayudarle a tiempo. - Un día, muy poco a poco, comienza a hacer cosas desagradables y tú te revuelves sin comprender nada mientras él te dice que es un juego nuevo. Siempre empieza como un juego. Te convence de que dentro de un momento será divertido y tú, como es tu padre, confías en él. Después las cosas empeoran a pasos agigantados. - Expuso. A HoSeok le sorprendía lo calmado que estaba. El YoonGi que él conocía debía estar temblando y con el estómago encogido sólo por recordar su pasado y sin embargo, le hablaba con una naturalidad alarmante. No podía ser que de repente hubiera asimilado toda su terrible infancia. Su actitud le hacía suponer que aún no se había recuperado totalmente del shock. - Entonces va pasando el tiempo y vas tomando conciencia de lo que está sucediendo. Los años ta van haciendo entenderlo lentamente, pero nunca te acostumbras ni un poco. La decepción es siempre como la primera vez, como el miedo y el dolor. No recuerdo cuando fue que intenté amenazarle. Le dije que se lo contaría todo a mi madre. Me aseguró que si lo hacía ella me detestaría. Me odiaría por meter en la cárcel al su marido amado y por saber que me había convertido. Ya no vería en mí a su pequeño hijo. Decía que si hablaba lo destrozaría todo. Que todo el mundo me despreciaría y me quedaría completamente solo. Esa idea puede ser aún más aterradora para un niño.  Le dije que mi madre me quería. Incluso siendo un niño eso lo entendía. Y él me dijo que entonces la mataría. Tenía tanto miedo de él. - Otra pausa horrible, que esta vez se volvió eterna. HoSeok ni siquiera podía saber si había terminado de decir lo que estuviera dispuesto a contarle. Sentía que con las pausas, aún con la mirada perdida, decía tanto como con las palabras. Podía ver al niño de antaño brillando en sus ojos, luchando con todas sus fuerzas por entender por qué le sucedía algo tan horrible. - Mi comportamiento continuó siendo nefasto, así que me estaba quedando sin amigos. De hecho, para aquel entonces sólo quedaban JungKook y el baloncesto. Eran los únicos que me soportaban ya. En ellos me refugiaba y por ellos sobreviví. A JungKook le conocía, a pesar de ser más pequeño que yo, porque mi madre y la suya eran compañeras de trabajo. En un cumpleaños, en el que mi madre no iba a estar por uno de sus muchos viajes de negocios, pensé que si invitaba a JungKook a mi casa a dormir, mi padre me dejaría en paz. Tenía planeado quedarme toda la noche despierto con él, viendo películas y comiendo chocolatinas. - HoSeok pensó por primera vez en la edad que tenía YoonGi en ese momento de la historia. ¿Cuántos tiempo había pasado? Un niño de seis u ocho años, como había dicho, ¿podía pasarse la noche despierto? - Pero cuando vi la forma en la que mi padre miraba a JungKook no pude creer el gran error que había cometido trayéndole a mi casa. Tenía que salvarlo, no podía permitir que le sucediera lo mismo que a mí, no a él. Así que fingí un berrinche terrible, acusándole de alguna tontería que no recuerdo y su madre tuvo que llevárselo a casa. JungKook no entendió nada y no me habló durante una semana. Mi padre me castigó por evitar que pudiera tenerlo para él. - HoSeok se dio cuenta de que ahora era él quien temblaba. No podía entender cómo podía existir gente así. Lo único que sabía era que él no habría conseguido sobrevivir a eso. Su frágil YoonGi era en realidad la persona más fuerte que había conocido. No podía conocer el alcance de su dolor, y aún así ya sentía una ira interna que le hacía apretar lo puños con fuerza. Una rabia como nunca antes había imaginado. Si hubiera tenido a ese hombre frente a él en ese momento, hubiera intentado matarle sin miramiento alguno. - Recuerdo el momento exacto cuando mi cerebro se rompió del todo, ¿sabes? Fue cuando vi entrar por la puerta de mi habitación a mi padre acompañado de otro hombre. Y entonces ya no me planteaba decir nada. No importaba qué sucediera, qué viera o qué me hicieran. Estaba completamente desmenuzado. Nada significaba para mí. Ya no había alma dentro de mi cuerpo o parecía que sólo regresaba cuando tenía un balón de baloncesto entre mis manos o cuando estaba con JungKook. A pesar de como me comportaba, sin entender, pero sin preguntar, estoicamente, aquel niño pequeño se mantuvo a mi lado. Te cuento los detalles para que entiendas todo lo que has vivido conmigo. Para que sepas porque porque JungKook es siempre el único capaz de hacerme regresar. Para que entiendas porque me da pánico que cualquiera que no seas tú entre en mi vida. - Explicó. Estaba claro que ahora HoSeok podía entender muchas cosas de las que habían sucedido entre ellos, pero su cerebro se estaba limitando a guardar la información más que a procesarla. ¿Quién podría asimilar una verdad algo así rápidamente? - Pero el fin llegó. No fue sólo el fin de la situación con mi padre. Todo cambió de la noche a la mañana. Todo lo que conocía se desvaneció. Todos los que me conocían cambiaron su forma de mirarme. Y el único que quiso mantenerse firme a mi lado como había hecho siempre, fue apartado de mí.

Hola! Que triste y que horror

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Hola!
Que triste y que horror... 😭
Espero que os haya gustado mucho.

Aun no hemos acabado la historia completa de YoonGi. Queda saber, para el siguiente capítulo como terminó todo y acabó en Seúl.

Muchas gracias por leer!!!





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