- Siento lo de la puerta. - Pronunció JungKook tras un rato de silencio, cuando YoonGi ya llevaba varios minutos dormido. - La pagaré. En cuanto reuna el dinero. - Planteó.
- Es sólo una puerta. - Dijo HoSeok. - Da igual. - El matiz de los dos había cambiado mucho. Además, no podían hablar muy alto porque la prioridad de ambos era que YoonGi descansara.
- Siento lo del puñetazo también. - Añadió JungKook. HoSeok se acarició la mandíbula.
- Espero que no me salga un moratón o mis padres pondrán el grito en el cielo. - Declaró. - Tienes mucha fuerza.
- Sí, bueno. - Se frotó los nudillos. - La verdad es que entreno bastante. Siempre me ha gustado mucho el deporte. Las artes marciales, más concretamente. A diferencia de YoonGi, que sólo le gusta el baloncesto.
- Ya... sabes mucho de YoonGi.
- Bueno, cualquiera sabe eso.
- ¿Y qué me dices de lo que ha pasado hoy? ¿Sabes por qué se ha comportado así? De repente... parecía que estabamos hablando con...
- ¿Un niño? - Se adelantó JungKook. HoSeok asintió.
- ¿Qué significa eso? - Quiso saber HoSeok. JungKook bufó. ¿Debía contarle al menos una parte de la historia? - Vamos, JungKook. Eso no era normal. Algo le ocurría y tú lo habías visto antes, ¿verdad? Sabías cómo actuar para no asustarle.
- Sí. - Admitió. - Le vi comportarse así una vez, hace mucho.
- ¿Tiene algo que ver con lo de sus pesadillas?
- Todo tiene un origen común, sí.
- ¿Y cuál es? - Le tanteó.
- No puedo contarte eso. - Dijo con firmeza. No daría su brazo a torcer con eso. - Pero.... creo que podría contarte cómo su madre y yo descubrimos que actuaba así.
- Te lo agradecería. - Aseguró HoSeok. JungKook suspiró y pensó antes de hablar. No quería revelar más de la cuenta.
- Su madre y él discutían muchísimo. Desde hacía tiempo. - Se detuvo un momento. - YoonGi no se soportaba a sí mismo y eso hacía que tratara con desprecio a todo aquel que no le siguiera su ritmo y le llevara la contraria. Se había vuelto alguien muy tóxico y, si fuera de casa nos dedicabamos a cometer pequeños delitos y a consumir alcohol, y YoonGi alguna que otra droga, dentro de su casa su madre no aguantaba más su comportamiento. No era capaz de separar las cosas que hacía fuera, como un divertimento estúpido, y las maldades que hacía dentro. La trataba realmente mal, así que, en una de sus multiples discursiones, ella le dio una bofetada. La miró exactamente como me ha mirado a mí hoy. Completamente asustado. Era incapaz de comprender por qué su madre le había abofeteado. Se encogió en el suelo como un niño pequeño, lloriqueando mientras ella y yo nos mirábamos completamente conmocionados. No teníamos idea de lo que pasaba. No había sido para tanto, sólo una bofetada merecida. Mi madre me golpeaba en el culo desde que era pequeño y lo sigue haciendo. Además, YoonGi se peleaba constantemente y había recibido y propinado más de un golpe. Así que no entendíamos nada y no sabíamos qué hacer en ese momento. No nos dejaba acercarnos y no dejaba de llorar y preguntar que por qué le hacíamos daño. Asustados de que no se recuperara, llamamos al médico. Nos dijo que le siguieramos el juego y le tratáramos como a un niño y le pusiéramos a dormir. Eso hicimos y despertó como si nada.
- ¿No lo recordará? - Quiso sabee HoSeok.
- Sí. Lo recuerda todo, por supuesto, pero no podrá explicarte que es lo que pasa en su cerebro para que de repente se comporte así. - Explicó. - Después de eso, le pedimos que se dejara analizar por más médicos pero se negó. Por lo visto, cuando se siente amenazado por alguien de quien no espera una agresión, su mente no lo asimila y se acongoja hasta quedar reducida a la mente de un niño. Entiende lo que le dices, pero no comprende los motivos de tus acciones. Se bloquea y no sabe qué hacer. Por eso hay que hablarle despacio, sin asustarle y con conceptos sencillos. - Expuso finalmente.
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Sumisión oculta
FanficYoonGi es el matón del colegio. No es físicamente fuerte, pero su lengua es afilada y ha conseguido hacerse temer. Su semblante es agrio y oscuro, pero oculta un secreto. Su agresiva actitud no es más que el reflejo de su inseguridad. En la intimida...