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Donghyuck está siendo vestido y preparado para poder dirigirse hacia Daegu. Le estaban poniendo una camisa blanca con unos pantalones negros, junto a una corona un poco pequeña, pero elegante, lo que indicaba que él era el príncipe de Seúl.

El omega rubio salió de su habitación y empezó a caminar hacia la salida del gran castillo de Seúl, donde habían sirvientes en filas a los lados del pasillo, a modo de despedida. Cuando salió, pudo ver al capitán de la guardia y al hijo de este.

El hijo del capitán de la guardia y Donghyuck eran amigos, este era un alfa peli-rojo de nombre Jeno, al cual le contaba casi todo y eran como los mejores amigos. El alfa se acerca un poco al rubio y se inclina como es debido.

- Espero nos veamos pronto Donghyuck - Jeno dijo con una sonrisa, pero al mismo tiempo, con tristeza en sus ojos.

- Yo también espero vernos pronto - el omega susurró y se acercó a su amigo para después abrazarlo.

Donghyuck subió al carruaje, donde ya estaba su padre; su hermano había decidido no acompañarle o siquiera despedirse de él.

El carruaje empezó a moverse, y cada minuto que pasaba, Donghyuck se ponía más nervioso. Había crecido parte de su adolescencia con maltratos de alfas hacia él, y tenía miedo de que este príncipe de Daegu fuera malo con él o le golpease como su hermano lo hacía.

El viaje a Daegu era muy largo, casi dos días y el omega estaba ansioso. Su padre en el camino le iba dando indicaciones de como debía ser su conducta con su futuro alfa y así es como duraron sus dos días en el carruaje.

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Por fin habían llegado a Daegu, el rubio omega estaba demasiado nervioso, tenía miedo de conocer al que sería su futuro alfa y que este fuese malo con él.

El rey de Seúl y Donghyuck bajaron del carruaje, viendo al rey y a la reina de Daegu parados frente a la puerta y un chico pálido, con los ojos marrones y azabache a un lado de él.

Ambos reyes quedaron frente a frente, los dos con una gran sonrisa. Ambos jóvenes a un lado de los reyes se miraron, el pálido miraba con seriedad al rubio, mientras este lo veía con miedo en sus ojos.

- Sean bienvenidos - dice el rey de Daegu con una sonrisa.

Los cinco se adentraron al castillo, Donghyuck se sentía incómodo por estar en aquel desconocido lugar, teniendo su cabeza gacha y solo siguiendo a los tres reyes estando un poco más atrás que todos.

El rubio nota como el príncipe de Daegu se acerca a él. El omega estaba nervioso, pero el aroma a café y menta que desprendía el alfa a un lado de él lo calma extrañamente.

Ambos reyes se detienen, por lo que los príncipes también lo hacen, quedando un poco más atrás de ellos. Una puerta es abierta, dejando ver una sala con sillones y una chimenea prendida, pues ya era casi de noche y hacía frío.

- Nosotros los dejaremos solos para que hablen - el rey de Daegu dice.

El rey de Seúl se acerca a Donghyuck y le susurra - Compórtate como un omega debe hacerlo - y después se retira con los reyes de Daegu.

Ambos príncipes se sientan en un sillón diferente. Había un silencio incómodo gobernando aquella escena y Donghyuck cada vez se ponía más nervioso, pero sabía que él no podía empezar a hablar sin él permiso del alfa, por lo que no se dignó siquiera a mirar al alfa frente a él.

- Y... ¿Cómo te llamas? - pregunta el azabache.

- Na Donghyuck - contesta casi en un susurro el omega.

- Yo soy Lee Mark - el alfa azabache le sonrió al rubio, y este se sintió más seguro - Sabes, no debes respetar aquellas tontas reglas de sumisión que tienen los omegas -

- P-Pero yo... - Donghyuck calla al notar que habló sin permiso.

- A eso me refiero, no te calles. Siempre se me hicieron absurdas aquellas reglas que tienen los omegas - el azabache bufó, rodando sus ojos.

- Mi padre... él me dijo que siguiera las reglas - susurró el rubio.

- Estás conmigo ahora, él no se enterará - el alfa le sonrió cálidamente al omega y este le devolvió la sonrisa.

Los dos jóvenes quedaron en silencio después de eso, ninguno sabía qué decir o cómo empezar la plática. De un momento a otro, el rubio nota como el azabache se levanta de su asiento y se sienta a un lado de él.

- Sé que fuimos comprometidos a la fuerza - el pálido empezó a hablar - Pero no quiero que esto sea incómodo para nosotros -

- ¿A qué te refieres? - cuestiona el omega.

- Quiero decir que podemos empezar siendo amigos, para que esto no sea tan incómodo - explica el alfa sonriente.

- Estoy de acuerdo contigo, no quiero que esta relación sea incómoda... - dice casi en un susurro el rubio.

Ambos se miraron fijamente con una sonrisa en sus labios; repentinamente, la puerta es abierta, dejando ver a los tres reyes entrar por allí. Los dos reyes alfa sonrieron al notar como sus hijos ya estaban empezando a llevarse bien, y estos solo desviaron su mirada al notar que estaban sus padres viéndoles.

- Hijo... - empezó a hablar el padre de Donghyuck - ...Yo tengo que volver a Seúl, el rey debe estar allá para gobernar - sonríe - Ven aquí - 

El rey de Seúl extiende sus brazos; Donghyuck corre hacia él al entender lo que su padre quería, y cuando ya está junto a él, lo abraza. Su padre le abraza con fuerza mientras le susurraba un "pórtate bien" en el oído.

Ambos; padre e hijo, se separaron. El omega sentía como sus ojos se cristalizaban, no quería estar alejado de su padre; pero por otro lado, se sentía bien al saber que el alfa con el que sería comprometido era buena persona.

Lo último que vio Donghyuck fue a su padre entrar en aquel carruaje en el que habían llegado. El rey al estar dentro del carruaje agita su mano y Donghyuck, tímidamente, le responde igual.

My prince {Markhyuck} OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora