Capítulo I: Escape

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Una noche tranquila a simple vista, luego de todo el caos acontecido con Aizen se podía respirar calma finalmente en el Seireitei, los capitanes que participaron en la batalla habían sanado al igual que sus tenientes, sin embargo, el quinto escuadrón no, primero a su capitán quien les traiciono y ahora su teniente, Momo Hinamori quien en la batalla perdió la vida.

En la habitación del décimo capitán, Toshiro Hitsugaya dormía, pero no plácidamente, siempre que dormía tenia ese sueño o más bien pesadilla.

- To...Toshiro...por... ¿por qué? – La voz resonaba en la mente del capitán de cabellos plateados, sus heridas físicas habían sanado pero las del corazón no, aquellas palabras sonaban sin parar en su mente, el recuerdo de ver que quien había atravesado con su espada no era a Aizen si no que a la chica que quería, a Hinamori aun causaba heridas en su corazón.

En su sueño veía como Hinamori era atravesada una y otra vez, siempre viéndose como todo era su culpa, su impotencia crecía cada vez más y más, todas las noches era lo mismo, algo que le desgastaba psicológicamente al punto de querer dejar de vivir, sin embargo, sentía que ni eso se merecía.

Despertó de forma abrupta, alrededor suyo el hielo yacía, al igual que cuando era a penas un niño que vivía con su abuela no podía controlar su poder, sus emociones estaban completamente alteradas, el sudor frió recorría su piel, miro hacia la ventana donde pudo ver la luz de la luna, su rostro mostraba cansancio y arrepentimiento, sus lágrimas, al igual que todas las noches no tardaron en llegar.

La mañana había llegado, había una conmoción en el décimo escuadrón, la mayoría de los shinigamis reunidos miraban confusos como su capitán no se encontraba, quizás para muchos podría parecer solo un niño, pero él era alguien realmente puntual por lo que al no dar señales de vida fueron en busca de la teniente Rangiku Matsumoto.

- Oh ¿El capitán? De seguro esta en su oficina, iré a verle...- La mujer camino algo pensativa, realmente era extraño que su capitán no hiciera acto de presencia, pero creía que le encontraría en su despacho privado ocupado con el papeleo, sin embargo, eso no impediría que ella actuara como siempre – Ca-pi-tan – Dijo entrando al despacho con un tono entusiasta mas no escucho la respuesta típica, al contrario solo vio un despacho vacío, donde en el escritorio yacía una carta.

Rangiku tomo el sobre y lo abrió para ver el contenido, la letra era sin duda de su capitán, comenzó a leer, de alguna forma tenia un mal presentimiento, algo que por desgracia era cierto.

"A partir de hoy renuncio a mi puesto como capitán del decimo escuadrón, no puedo seguir dirigiéndolos si no puedo confiar en mi mismo y mucho menos perdonar mi pecado, he decidido irme, como ultima orden pido que no se me busque. Toshiro Hitsugaya"

Una carta sencilla pero que la teniente del décimo escuadrón comprendió a la perfección, su capitán sufría por la muerte de Hinamori, estaba segura de que algún día volvería, sin embargo, debía informarse y el alboroto como tal no se haría esperar.

En toda la historia del Seireitei nunca un capitán había renunciado y mucho menos sin dar alguna explicación al capitán general, algo como ello se consideraba casi igual a la traición por lo que rápidamente comenzó a buscarse por todos lados al prófugo muchacho de cabellos plateados, un intento que para ese momento ya era bastante tarde.

Había sido buscado por todos los rincones del Seireitei, los distritos del Rukongai, pero no había rastro, en el Senkaimon tampoco existía un registro de su paso por lo que no sabían si escapo de la Sociedad de Almas para huir hacia el mundo humano, el día acaba y todos se preguntaban ¿Dónde está Toshiro Hitsugaya?

La noche había llegado, en una de las casas nobles dos guardias vigilaban el Senkaimon privado que poseían, este era de un uso exclusivo para los nobles en caso de emergencia y era por ello mismo que el historial de su uso no existía. Los guardias vigilaban firmemente, pero solamente lograron observar una silueta, nada se pudo hacer, en un abrir y cerrar de ojos los guardias estaban inconscientes, la luz de la gran puerta al abrirse mostro la figura de quien les había noqueado, Toshiro Hitsugaya.

El peli plateado solo llevaba su uniforme negro, su uniforme de capitán ya no lo vestía, ahora que renuncia y se marchaba de la Sociedad de almas no era necesario que lo usara, antes de que se dieran cuenta de su presencia cruzo las grandes puertas color marfil en dirección hacia el mundo humano.

La ciudad de Karakura era actualmente el lugar con mayores perturbaciones en cuando a lo espiritual se llamaba, cientos de hollows aparecían para devorar espíritus y almas humanas por igual, solamente buscaban alimentarse de los vivos, algo que los shinigamis no permitían pues alteraban el orden de los mundos. En Karakura residían dos shinigamis, el primero Zennosuke Kuradami, el remplazo de Rukia Kuchiki, el segundo un joven estudiante de secundaria, cabello anaranjado y poseedor de un gran poder, Ichigo Kurosaki.

Ichigo casi había perdido sus poderes en la batalla contra Aizen, usar el Mugetsu fue una jugada arriesgada, no obstante, en el último instante de aquella cruda batalla el Hogyoku abandono el cuerpo de Aizen antes de que fuera sellado, con este poderoso artefacto Urahara pudo restaurar los poderes de Ichigo. En esa noche el shinigami sustituto luchaba contra unos hollows que habían aparecido, no eran un gran problema para él, sus luchas habían sido bastante y poseía experiencia, sin embargo, esto le tenía lo suficientemente ocupado como para percatarse de una presencia que había ingresado al mundo de los humanos.

Toshiro había escapado a Karakura, no tenia muchas opciones de escape por lo que la ciudad de Karakura era su opción más viable, mientras pudiera esconder su presión espiritual no tendría inconvenientes, sin embargo, necesitaba ayuda y en la única persona que podía confiar era en el antiguo capitán del decimo escuadrón, su antecesor Isshin Kurosaki.

Golpeo la puerta de la familia Kurosaki, por suerte el hombre de mediana edad abrió, al verle no escondió su sorpresa, notaba en la mirada de aquel muchacho algo de tristeza, sin decir nada le dejo pasar a la sala donde se sentó a hablar con él.

Tras contarle todo lo sucedido, Isshin tomo la decisión de hospedarlo mientras intentaba recuperarse de sus heridas emocionales, claro que necesitara un gigai por lo que también necesitaría la ayuda de Urahara. Mientras el hombre hablaba con el joven de cabellos plateados Ichigo en su forma Shinigami hizo acto de presencia, ahora que su familia conocía su secreto ni siquiera trataba de esconderlo.

- ¡Kon baja! ¡Necesito volver a mi cuerpo! – Pidió el joven de cabellos anaranjados mientras caminaba a la sala para esperar a que Kon bajara con su cuerpo, eso si es que no había escapado para realizar sus perversiones.

Enorme fue su sorpresa al ver en la sala a Toshiro conversando con su padre, tenia muchas preguntas entre ellas el por qué estaba en su casa y sobre todo por que no vestía como un capitán.

Para Toshiro el escape había sido lo sencillo, ahora comenzaba lo complicado, lograr perdonarse y que nadie salvo Isshin supiera su verdadero motivo para estar en el mundo humano.

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